Al ser consultado por el rechazo masivo del mundo del fútbol a la privatización de los clubes mediante sociedades anónimas deportivas, como quiere Javier Milei, el director técnico de la selección argentina Lionel Scaloni dijo: "Nada, cero, en eso no me meto".
Scaloni es uno de los hombres del fútbol que más felicidad llevó al pueblo argentino en los últimos años. A pesar de ser él quien condujo al mejor equipo del mundo, el DT siempre destacó que "todo se debe a los jugadores". Y es allí dónde se frena la pelota. ¿De dónde salieron los jugadores? ¿Quién los crió y los educó? ¿Dónde encontraron un refugio para sus infancias? ¿Dónde forjaron sus cualidades? ¿En qué lugar se permitieron soñar con ser jugadores de selección? ¿Dónde tuvieron un almuerzo y una merienda? ¿Quién les brindó el espacio y los materiales? ¿Dónde se formaron?
Lo hicieron en los clubes de barrio, en asociaciones civiles sin fines de lucro.
Más allá de la obtención de la Copa América, La Finalissima y la Copa del Mundo, el DT se destacó por un discurso de unidad, humildad y trabajo en equipo, que a su vez sumó frases dedicadas al compatriota de a pie. "Esta selección juega para la gente, para el familiar, se juega por el honor, no se juega por el dinero. Sabemos el esfuerzo que hace la gente y lo que deja de lado para vernos", dijo entre lágrimas horas antes de la final ante Francia.
La característica de su mensaje generó que su voz fuese una referencia. Fue elogiado por políticos y artistas de distintos signos.
Trece de los veintiséis jugadores que catapultaron al DT a la gloria eterna nacieron en los clubes de barrio de la provincia de Buenos Aires.
Emiliano "Dibu" Martínez nació en Mar del Plata, en Barrio El Jardín, a pocas cuadras de la reserva forestal Bosque Peralta Ramos. Su papá trabajaba en el puerto y buscaba lo mínimo para sobrevivir. Su mamá limpiaba edificios. Además de los terrenos baldíos de arena y piedras en los que Dibu se revolcaba a toda hora, el mejor arquero del mundo encontró su refugio en el Club Círculo General Urquiza, y también lo hizo en Talleres y San Isidro, ambas instituciones de la zona. Esa fue la base para emigrar a Independiente de Avellaneda, y después a Europa, para luego grabar sus atajadas, los gritos y los bailes en la memoria de más de cuarenta millones de personas. Es ciudadano ilustre de General Pueyrredón.
Rodrigo De Paul es el alma y el corazón del seleccionado. Nació en Sarandí, Avellaneda, y jugó en Club Deportivo Belgrano desde los tres años. Era tan chico que quería jugar "de algo" y lo mandaban al arco. Su barrio, al igual que él, siempre fue intenso. En su infancia, las calles cercanas al estadio de Arsenal estaban calientes por la crisis de comienzos de este siglo. Su padres trabajaban sin parar e incluso atravesaban una dura separación ¿Dónde se refugiaba "el motorcito"? En el club, con sus amigos. Después vinieron Racing, Europa, la hermandad con Messi y la gloria. Es ciudadano ilustre de Avellaneda junto a Alejandro "Papu" Gómez, que si bien nació en Capital Federal desarrolló su infancia en el club Rojos de Gerli y Deportivo del Sud.
Nicolás Otamendi, caudillo dentro y fuera de la cancha, forjó su actitud en El Talar de Pacheco, en Tigre. Oriundo del barrio La Paloma, "Ota" pasaba días enteros en el Club Villa Real y en Barrio Nuevo. También hacía boxeo, ya que los clubes de barrio tienen una amplia oferta de oportunidades. El jugador con más duelos ganados en todo el mundial se tomaba tres colectivos para ir a Vélez Sársfield, club que lo vio nacer como profesional para luego disputar tres mundiales. Es ciudadano ilustre de Tigre.
Enzo Fernández fue la gran revelación del mundial, elegido como mejor jugador joven del certamen con sólo 21 años. Nacido en Villa Lynch, partido de San Martín, jugó de chico en el club de barrio La Recova. La gente de la institución habla de él y llora. Por su talento, pero sobre todas las cosas por los valores que adquirió allí. Pensó muchas veces en dejar todo de lado debido a las carencias que atravesaba su familia, pero el amor por la pelota pudo más y triunfó en Defensa y Justicia, River, Benfica. Hoy defiende la camiseta de Chelsea, luego de convertirse en el jugador argentino más caro de la historia. Es ciudadano ilustre de San Martín.
Gonzalo Montiel metió el penal que selló la gloria. Nació en el partido de La Matanza, en el barrio Virrey del Pino, y jugó en El Tala, de González Catán. Hijo de padre albañil y madre empleada doméstica, para ir a entrenar a River tenía que viajar hasta Villa Martelli. Colectivo 620 + traffic hasta Liniers + colectivo 28. Dos horas y media de ida, dos horas y media de vuelta. El esfuerzo valió la pena, porque su botín derecho selló a fuego la tercera estrella dorada en el corazón de todo un país.
Otro matancero campeón es Leandro Paredes, que nació en San Justo y se desempeñó de chico en el club La Justina y luego en San Pantaleón de Tablada. La familiaridad de La Matanza y su pasión por el fútbol, hizo que Leandro pateara en los pasajes de su barrio junto a sus amigos desde muy chico. Los humos inconfundibles de parrillas los fines de semana junto a su tío, hicieron que se impregnara en él un amor por Boca Juniors. Debido a un enfrentamiento mano a mano con Club Parque, Paredes fue visualizado por el conocido descubridor de talentos Ramón Maddoni. Debutó siendo muy chico en la primera división del xeneize, donde fue apadrinado por un tal Juan Román Riquelme, el ídolo de su vida.
Nicolás Tagliafico nació en Rafael Calzada. El oriundo del municipio de Almirante Brown jugó de chico en C.A.S. Villa Calzada. En un barrio modesto y con una familia carente de lujos, Nicolás siempre amó la pelota y sabía muy bien cuál era su sueño. Comenzó a jugar en Banfield y desde inferiores fue citado por la selección. Pasó por Independiente, juega en Europa y fue pieza clave para la albiceleste. Es ciudadano ilustre de Almirante Brown.
Lautaro Martínez y Germán Pezzella son de Bahía Blanca, ciudad futbolera si las hay. Ambos se desempeñaron en el club Liniers de Bahía, que visitan a menudo en sus tiempos libres. "El toro", surgido de Racing, mantiene un fuerte arraigo con la ciudad se ve reflejado en el club Liniers, al que va a practicar para mantenerse en ritmo durante sus días de descanso. Pezzella, surgido en River, siempre que puede colabora con los bahienses, aportando en distintas actividades educativas, deportivas y sanitarias. Ambos son muy queridos por los vecinos de la zona. Ambos son ciudadanos ilustres del distrito bahiense.
Gerónimo Rulli y Juan Foyth nacieron en La Plata. El arquero jugó de chico en Ateneo Popular, debutó con 19 años en Estudiantes y rápidamente impresionó a todos. Se sumó a la selección para disputar los Juegos Olímpicos y siguió en Villareal de España. Foyth jugó en Club Victoria de La Plata, debutó en Estudiantes y juega en Villarreal. Los dos son ciudadanos ilustres de la capital de la provincia de Buenos Aires.
Guido Rodríguez nació en Sáenz Peña y jugó en la academia Cristo Rey de Caseros. El oriundo del partido de Tres de Febrero hizo inferiores en River, jugó en Defensa y Justicia, demostró buen nivel en América de México y dio el salto a Europa. Fue la revelación de la Copa América obtenida en Brasil e integró el plantel campeón del mundo. Tiene la medalla dorada en la vitrina de su casa, que comparte lugar con los trofeos del baby fútbol que ganó en su club de barrio.
Thiago Almada es de Fuerte Apache, Ciudadela. Barrio tan duro como futbolero. En todos los pasillos de los monoblocks hay pibes jugando a la pelota. El nudo tres fue el que cobijó cada toque mágico de Almada. El barrio de Carlos Tévez, acostumbrado a sentir la gloria de cerca, vio nacer gambeteador que se inició en el club Santa Clara. Vélez lo vio a los cinco años y allí hizo las inferiores. El nacido en Tres de Febrero se desempeña en Atlanta United, de Estados Unidos.
Si bien este repaso se centró en los futbolistas bonaerenses, toda la selección que ganó la copa en Qatar tiene su origen en un club de barrio. De hecho, el propio Scaloni se forjó en el Club Atlético Sportivo Matienzo de Pujato, Santa Fe. Otro club de barrio.