La lucha cívica que sostiene al sistema democrático fue el eje de la presentación del libro 40 años de democracia. Balances y desafíos, realizada en el auditorio Leonardo Favio de la Biblioteca del Congreso Nacional. La actividad, convocada por la diputada Gisela Marziotta, contó con la participación de Fernanda Gil Lozano, presidenta del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos –CIPDH, dependiente de la Unesco–, responsable de la publicación. También estuvieron autores de los textos compilados, como el historiador Hernán Brienza y la amorosa y arrolladora Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo y “activa militante por la defensa de la democracia”, como se definió al tomar la palabra.
Con un discurso encendido, madurado en sus “47 años de lucha”, Norita compartió reflexiones sobre “la construcción colectiva de la democracia”. Retomó así las palabras del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel -otro de los autores-, quien desde el un video al inicio del evento destacó al proceso democrático como “una acción colectiva”.
Nora Cortiñas se pronunció de entrada: “Yo voy a votar por la democracia, por una democracia sin hambre”, dijo, con su pañuelo blanco y una chalina con la bandera palestina en sus hombros. Contó que “por muchos años las Madres soñábamos con encontrar a nuestros hijos cuando volviera la democracia, o saber qué les pasó. Fuimos a la toma de gobierno (10 de diciembre de 1983) pensando que por fin los podríamos abrazar, y no, todavía mi nieto que hoy tiene 48 años no sabe qué pasó con su papá”.
A pesar de este relato, no transmitió resignación, sino fuerzas “para seguir la lucha, porque la democracia tiene que ser con justicia social, con salud, con educación” puntualizó. “La Argentina tiene identidad de lucha –sumó- y no existe la democracia perfecta. Pero confío en que algún día la tendremos”, se esperanzó. Es necesario “respetar al otro, no pelear –advirtió–, es difícil pero pensemos con amor. Si hay amor vamos a triunfar”, sostuvo. Propuso pensar en “Anita Fernández (Careaga), que a su abuela la tiraron al mar, dopada, y a su madre la detuvieron cuando ella estaba en la pancita. Tiene dos hijos ahora, y salió a hablar”. La emoción flotaba en el ambiente. Su palabra esparcía la entereza, la valentía y la fuerza anudadas en su pañuelo blanco.
Taty Almeida, otra Madre de la Plaza, y el diputado Hugo Yasky, ambos entre los autores del libro –junto con Daniel Rafecas, Carlos Rozansky y Stella Maris Martínez, entre otros–, compartieron en el video inicial su percepción sobre estos 40 años de vida democrática. Y el debate, moderado por Rodrigo Gómez Tortosa, reafirmó que el movimiento de derechos humanos posibilitó la recuperación del ‘83. “Del sistema democrático”, subrayó Brienza, distinguiendo su permanencia durante 40 años, contra las épocas en las que los golpes militares frustraban su continuidad.
La coyuntura que enfrenta el país hoy, de cara al balotaje, fue planteado como “un desafío que no pensábamos tener que atravesar”, por el anfitrión, Carlos Selva, quien preside la Comisión administradora de la Biblioteca del Congreso. “Se ha puesto en debate parte de nuestro acervo identitario –agregó– y está siendo interpelado de manera vil”.
Sus palabras dieron lugar a las reflexiones del panel. Y fue Marziotta quien desde el sentido común apuntó: “Siempre es necesario un libro así. Pero en estos tiempos además es urgente”. Sabiendo que el libro será material de estudio “para nuevas generaciones de argentinitas y argentinitos”, la diputada destacó su importancia por la “necesidad de tomar consciencia del cuidado permanente que requiere la democracia”.
La pregunta flotaba en el ambiente y Marziotta la enunció: "¿Qué nos pasó?", preguntó. “Creímos que ya estaba, pero es necesario apuntalar la democracia con herramientas sólidas cuando es atacada”. Propuso pensar en una “democracia militante” y no solo participativa. Valoró que “la Comisión de Derechos Humanos que preside Yasky esté evaluando proyectos para penalizar el negacionismo y la apología del terrorismo de Estado”, uno de ellos, de su autoría. Y añadió: “Espero que a partir del domingo logremos encontrar nuevas formas de defender nuestra joven democracia de 40 años”.
La directora ejecutiva del CIPDH, Gil Lozano, ahondó en la pregunta abierta Marziotta: "Nos relajamos”. Coincidió también en la necesidad de fortalecer el sistema “como hizo Alemania donde hay una ley que los protege” de los avances del nazismo. Y propuso: "No bajar los brazos. Tenemos la obligación de buscarle la vuelta”.
La deuda de nuestra democracia, para Brienza, se asienta en que “no mejoró las condiciones de vida”. “La mayor concentración de riqueza en clases privilegiadas fue en democracia”, muy lejos de la consigna que rezaba “sin justicia social no hay democracia”, recordó. “La redistribución de la riqueza” es central, evaluó. Pero advirtió: “Hoy su gran enemigo es el autoritarismo. Avanzamos en derechos cívicos y políticos, pero tenemos pendiente poder establecer diálogos democráticos con otros que no piensan igual”.
“Los contrincantes no son nuestros enemigos”, coincidió Norita. “Hay gente equivocada pero no es mala: está equivocada. Van a votar como la mierda pero sin maldad”, soltó, y estallaron las risas, y los aplausos. “Nuestro país es rico, hagamos amigos, les propongo no pelear hasta el domingo –bromeó–, y sigamos con fuerza porque vamos a tener que salir a pelear”, reforzó. Para concluir con la consigna: “Por la memoria de los 30 mil ¡vamos a vencer!”.