Después de la actuación deslucida de Javier Milei en el debate del domingo, su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, levantó el perfil. La remontada de Villarruel no estuvo exenta de polémicas. En menos de 48 horas, estrenó un logo propio, propuso terminar con la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), dijo que el predio donde funciona el Espacio Memoria y Derechos Humanos –exESMA– debería ser “disfrutado” por todo el pueblo argentino, vaticinó una “tiranía” si gana Sergio Massa y terminó a los gritos en el Aeroparque con una mujer que le recriminó por sus visitas al dictador Jorge Rafael Videla.

Versiones periodísticas atribuyen el cambio de actitud de Villarruel a una reunión que habría mantenido con el expresidente Mauricio Macri en su casa de Acassuso --donde se selló la paz entre Milei y Patricia Bullrich. Desde el PRO no confirman el encuentro, aunque dicen que Macri habla con todos.

Villarruel no está a la caza del voto “blando” o no ideologizado. Al menos, eso puede leerse de sus últimas intervenciones mediáticas. En todas las entrevistas, Villarruel buscó explicar la pobre performance del candidato libertario: que se enfrentó a un político profesional o al poder del Estado. En un momento llegó a quejarse porque desde Unión por la Patria (UxP) los estudian o leen libros sobre ellos. Fue en respuesta a que Sergio Massa dijera que Milei había sido pasante en el Banco Central y no le habían renovado la pasantía. Si bien en un primer momento trataron de instalar que era un dato extraído del sistema de inteligencia, la operación tuvo poca vida: lo había contado un mes antes el periodista Alejandro Bercovich en C5N y lo había publicado Juan González en su libro El Loco.

El martes, la diputada de La Libertad Avanza (LLA) hizo una recorrida por el barrio de Recoleta. Fue acompañada únicamente por leales como Lucía Montenegro, Ramiro Marra y Marcela Pagano, entre otros. No hubo otro acercamiento público con Patricia Bullrich, con quien grabó un spot la semana pasada.

En la esquina de Santa Fe y Callao, Villarruel se mostró con unos banners con logo propio: una V que termina con una bandera argentina. Es una forma de reafirmar su perfil conservador nacionalista. Para algunos, fue una forma de irse despegando de Milei y de mostrar juego propio. “En el debate con Agustín Rossi, él nombró a Massa diez veces; ella no mencionó casi a Milei”, dicen en el oficialismo.

Las diferencias entre Milei y Villarruel están claras. Milei puede ser tildado de outsider de la política. Villarruel, no. Hace más de 20 años que milita por la “memoria completa” – una expresión que se acuñó a finales de la década de 1990 por parte de la familia militar en reacción al renovado reclamo de memoria, verdad y justicia de los organismos de derechos humanos. Fue parte de distintas expresiones que reivindicaron o justificaron el accionar de la última dictadura: la Asociación Unidad Argentina (Aunar), la Asociación Memoria Completa, Jóvenes por la Verdad y, desde 2006, preside el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv).

Para Villarruel, un territorio seguro es la polémica con los organismos de derechos humanos. Por eso, en su raid post debate, dijo al pasar que ella creía que el pueblo argentino debía disfrutar las 17 hectáreas del predio donde funcionó el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Durante su debate con Rossi de la semana pasada no había podido contestar a la pregunta que le hizo el jefe de Gabinete: si quiere que los genocidas estén en libertad.

En una entrevista en el canal La Nación Más, la diputada tiró otra piedra cuando sembró miedos sobre lo que podría suceder después de la elección del domingo. “Me preocupa el país que van a dejar. Me preocupa el lunes”, dijo con tono inocente. “Lo que me sorprende es que Massa está incendiando todo y pretende asumir el poder el 10 de diciembre. Entonces, ¿qué país querés asumir? Un país devastado. ¿Cómo pensás resolverlo si no es con una tiranía?”, se preguntó. No hubo repregunta. En las redes, esa alocución de Villarruel se viralizó: Es curioso que haya elegido la palabra “tiranía” la diputada que rehuye llamar dictadura al régimen militar que entre 1976 y 1983 sembró de muerte y desaparición todo el país.

Ricardo Bussi, aliado de Villarruel y Milei, tampoco hizo demasiados esfuerzos por ahuyentar los fantasmas del caos. “Cualquiera que gane estoy seguro de que el año que viene va a haber problemas. La cuestión hoy pasa por el ajuste”, predijo el hijo del genocida Antonio Domingo Bussi. Cuando le consultaron en FM Delta si el remedio era la represión, Bussi Jr. contestó: “Sí, porque el Estado tiene el monopolio de la fuerza y tiene que actuar en beneficio de la comunidad”. Si bien dijo que no estaba haciendo apología de la represión, reclamó que se usen las policías y las Fuerzas Armadas “para imponer orden”.

Un escrache

Villarruel viajó hacia Córdoba –un distrito clave para el domingo. Según medios locales, fue para un encuentro con quienes fiscalizarán la reunión. Antes de volar pasó un mal momento en un bar cuando una mujer le recriminó sus encuentros con Videla. Villarruel, lejos de mantener la templanza de una funcionaria pública, arremetió a grito pelado. El video se viralizó y Villarruel continuó con su cruzada en X (exTwitter). 

“En Aeroparque (a) una mujer defensora de terroristas se le ocurrió que increparme iba a ser acompañado por una multitud. No solo se encontró con que no me voy a callar, sino que además la repudiaron los demás pasajeros. Luego de lo cual estuve sacándome infinidad de fotos con ciudadanos que están hartos de la dictadura K del pensamiento. Se terminó el momento en que nos callamos”, escribió Villarruel. “Nadie me va a venir a acusar de cosas que no son delito ni a pretender silenciarme”, se victimizó después de que la mujer le recordara sus reuniones con Videla –que salieron a la luz por un posteo de Pedro Mercado, el marido de Cecilia Pando.