Desde Santa Fe
Los dos represores de la patota del norte santafesino que reivindicaron el terrorismo de estado ante sus jueces, Juan Antonio Mulasano y Omar Noce, ya tienen su sentencia. El Tribunal Oral de Santa Fe los condenó a ambos a 8 años de prisión por secuestros y torturas a 15 militantes políticos y gremiales, entre ellos el ex intendente de Vera Juan Antonio Giordano y el referente de las Ligas Agrarias, Eduardo Sartor. La pena duplica el tiempo que estuvieron prófugos para zafar del primer juicio al grupo de tareas en 2013, pero es menor a la que pidió la acusación: el fiscal Martín Suárez Faisal había solicitado 9 años para Mulasano y 10 para Noce y el abogado querellante Iván Bordón 15 años para el segundo. El fallo es histórico porque prueba que el cuartel de la Guardia Rural Los Pumas, en Santa Felicia, cerca de Vera, era un centro clandestino de la dictadura y eslabón del circuito represivo del norte que triangulaba con la III Brigada Aérea y la Jefatura de Policía de Reconquista.
Al mediodía, el presidente del Tribunal José María Escobar Cello comenzó a leer el veredicto, mientras afuera una pequeña multitud seguía la audiencia por pantallas de TV. El silencio se rompió cuando anunció las condenas:
*Noce: 8 años de prisión por "privación ilegal de la libertad agravada" a seis militantes de Vera, en 1977: el ex intendente Giordano, José Humberto García, la esposa de éste Máxima Ortíz y su hermana, Enriqueta García, el docente Héctor Manni y el abogado Juan Carlos Silvestri y "tormentos agravados" a Manni, "Nené" García y Ortíz (en este último caso por mayoría y el voto de Escobar Cello y su colega Luciano Lauría y la disidencia de la jueza María Ivón Vella). Y absuelto por el secuestro de Alberto Romero, quien militaba en el PC.
*Mulasano: 8 años de prisión por la "privación ilegal de la libertad agravada" a nueve militantes de Reconquista, entre 1976 y 1977: Sartor, el secretario adjunto de la Uocra Lorenzo Aguirre, Alejandro Córdoba, Ramón Gavirondo, Rubén Maulín, Juan Carlos Pratto, Osvaldo Marcón, Juan Oscar Lencina y Juan Carlos Domínguez) y "tormentos" a Marcón, Córdoba, Maulín y Lencina.
Manni, que hoy es secretario académico de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Litoral recibió la condena a su torturador como un alivio. Fueron 40 años de llevar el terror en el cuerpo. En su relato en el juicio, dijo que el secuestro y las torturas lo habían asolado. "Sentí esa parálisis que me impidió la entrada a mi casa durante mucho tiempo". Así que le pidió a los jueces: "Mis demonios se los dejo a ustedes. Hagan ustedes lo que tengan que hacer con ellos. Ya no son míos". Ayer, sintió la reparación de la justicia. "Es como una liberación. Para mi esto es simbólico", comentó a Rosario/12. "Los delitos de lesa humanidad hay que enjuiciarlos y tienen que pagar. Por eso estoy acá, presente".
El abogado Iván Bordón se declaró "conforme" con la condena a Mulasano, aún cuando le había pedido el doble de la pena. "Lo importante es avanzar en el camino de la verdad y la justicia". Mulasano seguirá preso en Resistencia, mientras que Noce tiene una domiciliaria en Rosario que genera dudas entre sus víctimas.
Bordón y el investigador Raúl Borsatti coincidieron que el juicio es "histórico" porque prueba que el cuartel de Los Pumas en Santa Felicia era centro clandestino de represión y torturas en el norte santafesino. "Eso quedó claramente acreditado en el juicio, que la Guardia Rural era un eslabón del circuito represivo con la III Brigada Aérea y la Jefatura de Policía de Reconquista", expresó el abogado querellante.
Las víctimas de Mulasano tenían confianza en llegar a la sentencia. "A pesar de los cuatro años que él y Noce estuvieron prófugos (entre 2008 y 2012) creo que el Tribunal ha sido algo benevolente, yo esperaba algunos años más", opinó Alejandro Córdoba. Mientras que Rubén Maulín dijo estar "reconfortado después de tantos años" de lucha y recordó a sus compañeros que no llegaron al juicio, "Juan Carlos Pratto y Osvaldo Marcón, quien siempre fue una bandera para nosotros por los padecimientos que tuvo que soportar en manos de estos verdugos".
El subsecretario de Derechos Humanos de la provincia Publio Molina también estaba en la calle. "La condena a estos represores en la peor época de nuestro país es una forma de reivindicar a los compañeros que dieron la vida por un mundo mejor", sintetizó.