Un aleph. Una obra que reúne todas las obras del mismo artista: eso es Los tiempos, espectáculo que estrena Federico León este viernes a las 20 en el Teatro Sarmiento (Sarmiento 2715). De Cachetazo de campo (1997) y Mil quinientos metros sobre el nivel de Jack (1999) a Las ideas (2015) y Yo escribo. Vos dibujás (2019), pasando por El adolescente (2003), Yo en el futuro (2009) y Las multitudes (2012). "Uno entiende la obra con el público", admite León, pero anticipa que su "intención" fue "llevar a la escena la forma del recuerdo".
El espectáculo es una coproducción entre el Complejo Teatral Buenos Aires y Zelaya. El elenco está integrado por Jimena Anganuzzi, Ignacio Rogers, Miguel Angel Olivera, Emanuel Torres, León, Gastón Frías, Daniel Cosentino, Pablo Brignoccoli, Vicente Correa, Pablo Cernadas, Sergio Faya, Leandro Orellano, Ariel Bar-On, Ariel Ragusa, Stella Maris Isoldi, Marcelo Silva, Pablo Trimarchi, Agustín Chenaut, Santiago Zarba, Rubén Galarce, Nahuel Galarce y Leonardo Vitale. También hay otro grupo de actores en video: Elizabeth Bagnes, Julián Tello, Luis Ziembrowski, Maitina de Marco, Pablo Gasloli, Alejandro Ini, Bárbara Irisarri, Ana María Monti, Patricia Russo, María Laura Santos, José María Seoane, Alfredo Staffolani, Martín Tchira, Emanuel Torres, Antonella Querzoli y Gabriel Zayat.
"Esta es una obra nueva con pedazos de obras viejas, recuperando, reversionando, revisitando. Los llamo trailers en vivo del pasado", define el director y cineasta a Página/12. Trabajó casi tres años para este material, que llega mucho después de lo último que mostró (Yo escribo..., 2019). En el medio estuvieron la pandemia y su paternidad. "La obra tiene vida propia, es el tiempo que requiere, y está bueno acompañarla sin estorbar", expresa.
-¿Cómo surge la idea de hacer esta obra?
-El ciclo "Direccionario" invitaba a directores y directoras a hacer conferencias performáticas. En ese contexto presenté fragmentos de Cachetazo de campo y El adolescente. Habrá sido en 2016. Antes había querido hacer una suerte de obra con pedacitos de obras de otros que me habían tocado y conmovido, pero después lo pensé para mi propia obra e hice esa prueba. Para que uno pueda entrar a un momento específico de actuación, una imagen, la forma del recuerdo. No es reconstruir la obra entera sino momentos que a uno le quedaron. Después está la idea de trailer, más relacionada al cine, algo que da cuenta de una obra más grande. Y que ese fragmento funcione en sí mismo, como una miniatura, una mini obra. Que (el espectador) pueda entrar, comprender, contactar con ese momento de teatro. También asociado a este proyecto hay otro sobre la sala Cunill Cabanellas, que antes era una confitería, y pensé en hacerla tal cual era y hacer una varieté ahí, que efectivamente en el pasado hubo. Los tiempos es un trabajo de edición y autocuraduría, y otro de los temas centrales es reunir en un mismo tiempo distintos tiempos. Que convivan en una misma obra distintos momentos de mi vida. Qué teatro hacía, qué teatro hago ahora. Y que dure una hora: lo mismo que duran todas mis obras.
-¿Y cómo se logra esto? No es de esperar, por tus características, un recorrido lineal...
-Hay un recorrido, casi cronológico, desde Cachetazo, El adolescente, Las multitudes, Las ideas; al principio, fragmentos que están de un lado y del otro y empiezan a convivir. Empieza más lineal y después todo se entremezcla hasta la simultaneidad. Hay gestos: Jimena de Cachetazo sentada en el piano de Yo en el futuro mirando el video de El adolescente. Esa es la manera de la escritura de la obra. Hay algo de una escenografía dentro de una escenografía, una obra dentro de una obra, un final escupiendo el final de otra obra. Hay edición por cosas semejantes, por algún tipo de juego, momentos en que todos los deportes que aparecen en las obras conviven. Es poner en el mismo espacio y tiempo obras de distintos momentos con acciones semejantes. Algo a lo que vuelvo es a la idea de que no es una cosa "o" la otra, sino una cosa "y" la otra. Algo de cómo funcionan los sueños.
-¿Se arma una nueva historia?
-También me preguntan qué pasa con alguien que no vio las obras. Siempre estuvo la intención de que no necesite el contexto para hacer contacto con el material. Veo a Jimena en un estado de actuación con un texto que empieza y termina, y funciona como una obra que dura dos minutos y medio. Son fragmentos de puestas, de escenografía, utilería, artesanías, dispositivos, mecanismos, maquinaria... (N. de R.: también este es un recorrido por el trabajo de Ariel Vaccaro, quien trabajó con él desde la segunda obra). Es como si estuvieran todos los peligros juntos. Todo el tiempo esto puede colapsar, fallar; hay mucha máquina que tiene que funcionar de una manera medio perfecta. Está la idea de volver estable algo muy frágil. Lograr que entre en una partitura y se pueda repetir. Hay una serie de efectos o sucesos que tienen que pasar para que se desencanden otros. Es bastante compleja la obra. Empieza sin nadie, después hay una actriz, después cuatro... de menor a mayor. Un espacio despojado, vacío, que de repente se ve poblado, lleno de cosas. El relato es un misterio. Todo se conecta, hay muchas relaciones y un mecanismo y una dramaturgia que uno no necesariamente está viendo. Un bordado, la trama de los materiales que hace que todo esté conectado.
-¿Considerás que el tiempo es un hilo conductor de tus obras?
-Siempre que empiezo un proyecto empiezo de cero, siento que no tengo ninguna referencia y no sé cómo se hace, es lo que me entusiasma. Los tiempos alude a la convivencia de tiempos distitos. Es particular estar ensayando con actores con los que trabajé en distintos momentos. En Yo en el futuro (el tiempo) era el tema central. Tres hombres mayores se habían filmado cuando eran niños y jóvenes y cada una de las generaciones se mira. Después hice una versión con una actriz mirando el video de la obra. Después, pensé la de un piano solo recordando. Siempre lo pensé como un trailer. Un poco ese espíritu es el de la obra. Pero lo voy a descubrir después de no sé qué función. Uno entiende la obra con el público. Es la forma del recuerdo, intentar materializarlo. O el sueño. El tiempo está presente en varias de mis obras. Hay actores que trabajaron en dos, tres. Ignacio sería el caso más emblemático: lo conocí cuando tenía nueve años, que hicimos Jack, y tenía 15 en El adolescente. Hay un momento en Los tiempos en que mira una escena de Jack. Ahora tiene 36. Que se mire en la pantalla con el piano es una escena de Yo en el futuro. El espíritu de la obra son los encuentros múltiples.
-¿Qué te atrae de la idea del tiempo?
-Lo relaciono con los distintos momentos de uno. Fragmentos de una enseñanza desconocida, libro de Ouspensky, habla de todos los "yoes" que conviven dentro de uno. Uno dice me voy a despertar mañana a las 8, la decisión la toma otro yo; personalidades diversas conviven dentro de uno. Aparentemente creen tener el poder sobre la totalidad y no lo tienen; están en tensión, peleadas con el resto. Somos una combinación de cosas muy distintas. En el sueño se comprueba: uno mata a alguien y no mataría a nadie. En Jack éramos todos muy distintos. Me interesa trabajar con grupos. En Yo escribo algunos no son actores, la búsqueda pasaba por habilidades (acróbata, skater, saxofonista). Esta idea de personas muy distintas que pueden ponerse de acuerdo es difícil en esta época fuera del teatro. El teatro logra crear esa especie de sociedad en la cual se puede experimentar sobre esto, porque en el mundo es tremendo el que piensa distinto.
*Las funciones serán de miércoles a domingos a las 20 horas.