Con horno de leña

Sonora vive en el arbolado barrio de Colegiales, uno de esos lugares pequeños e ideales para un encuentro de a dos, que en meses de calor suma mesitas en la vereda. Su dueño y cocinero es Patricio Rojas, quien comenzó su camino por los fuegos de manera autodidacta, con un ahumador y varios libros de cocina. Ya enamorado de la profesión decidió profesionalizarse: estudió en el Instituto Argentino de Gastronomía, trabajó en varios restaurantes, viajó a Nueva York para ganar más experiencia. Al volver arrancó con un proyecto de charcutería artesanal, que con el paso del tiempo devino en lo que hoy es Sonora.

Sonora es creativo y caprichoso, con platitos que van cambiando de manera constante: podrán ser unos alcauciles con tonnato, berro, granola de masa madre, nueces y parmesano y yema curada ($3800), también un tartar de res con krein, topinambur, pimentón, alcaparras y castañas frescas ($4200) o unas berenjenas con stracciatella, chutney de tomate, citricos y crema de cajú ($3800). Entre los platos grandes, se suman "panes chatos" (especie de pizza de masa madre) con diferentes propuestas como el de cerdo, cúrcuma, lemon grass, chutney de cilantro, yogurt de lima y mermelada de chiles con manzana ($4200); o el de boniato, gorgonzola, cebolla caramelizada, nuez pecan, chili oil con semillas ($3900).

Parte de la magia de Sonora está en su horno a leña que se ve desde el salón, con los fuegos encendidos; de ahí salen los panificados y otros platos de la casa. La carta de vinos incluye botellas de pequeñas bodegas como el tinto Chacho Cereza Criolla ($11000), el rosado Galileo Blend Rosé ($7800) o el blanco Cara Sur Pérgolas Blancas($9200), entre otros. También hay sidra Pulku, cervezas de Sentido Común y Focas ($1400), kombucha, gaseosas naturales ($1200) y vermut Bestia ($1800).

Una buena comida merece un buen final: chocolate, ganache de sésamo, manteca de mani y crema batida ($3200) es un clásico obligado de la casa. Un cálido refugio en un barrio que resiste con sus calles tranquilas y altos árboles.

Sonora queda en Céspedes 3073. Horario de atención: martes a sábados de 20 a 24. Instagram: @sonora_ba.

Vinos en la esquina

La Cava Jufré, también conocida como “la Cava de Lito” o simplemente “lo de Lito” es una esquina ya mítica de Villa Crespo, parte de un paisaje barrial y eterno. Uno de esos lugares donde se juntan grupos de amigos y habitués que se saludan entre todos. La especialidad de la casa son los vinos, con opciones para todos los gustos y para todos los presupuestos.

Lito, el dueño, siempre está presente; vale la pena dejarse sugerir por él para saber qué beber esa noche. Los vinos se pueden elegir por cepa, por región, por estilo, en una selección amplia que arranca en amigables $4500 pero que también ascienden a festivos $130.000, incluyendo todos los grises del medio. Eso sí: todos tienen un importante denominador común: fueron elegidos por personas que saben del tema.

La carta de comidas es sencilla pero efectiva, ideal para acompañar la bebida. Para un aperitivo de fin de tarde, se puede arrancar con un platito de aceitunas ($600) y seguir luego con una tortilla de papas perfecta ($3000). Se suman dos riquísimas provoletas (de vaca y de cabra, $2600/$3000), también bruschettas de sabores como berenjena o rúcula y crudo ($2400) y tablas de picada para compartir: de quesos y fiambres o solamente quesos ($9000). Además hay especialidades de Medio Oriente como pletzalej de pastrón y pepino ($2800), empanadas de carne, de berenjena o de hongo y puerro ($1200) y el clásico bocadito sambusa ($1000). De postre no falla nunca la bienvenida tradición: queso y dulce batata, flan con dulce de leche, tiramisú y chocolate Bonifacio.

Lejos de todo innecesario gesto modernista, el salón de La Cava Jufré remite a lo antiguo, con baldosas estrelladas muy cuidadas, paredes de ladrillo y las puertas y ventanas arqueadas. Hay mesas de madera adentro y en la vereda, música tranquila y una iluminación tenue, creando un ambiente que va de lo relajado a lo íntimo. Para una cita que no precisa de fuegos artificiales.

La Cava Jufré queda en Jufré 201. Horario de atención: miércoles a sábados de 19 a 1. Instagram: @lacavajufre.

Minimalismo industrial

Corriente abrió en 2022 con una propuesta arriesgada. En primer lugar, la elección del barrio, muy cerca de Parque Centenario, una zona lejana a los polos gastronómicos. En segundo lugar, su estética minimalista e industrial, emplazada en lo que supo ser una antigua fábrica de dulce de leche. El salón es amplio, con cocina a la vista y una cava de vinos en el fondo. Más allá de los riesgos, la apuesta funciona muy bien y Corriente no pasa desapercibido: un lugar para una cita moderna.

Un buen comienzo puede empezar por el pan con manteca de bagna cauda ($1400), casi adictivo. Luego seguir con los múltiples platitos para compartir, como la ricota ahumada con chutney de pera y manzana, pistacho y menta ($3700); el kofta de cordero, yogur y paratha ($3850); y el tataki de bife de chorizo, salsa de ostras y cheddar tipo inglés ($3950). También hay algunos platos grandes como la pasta espiral de papa y almendras, manteca montada y arvejas ($6350) y el tamal de cabrito, salsa de ají amarillo, quiquirimichi y maíz chuspillo ($5900). Todos los ingredientes que usan son orgánicos, las técnicas son complejas, la ambición es grande. Más allá de esto, el ambiente es descontracturado con una atención cordial.

A tono con la apuesta, los vinos están elegidos uno a uno, incluyendo buena variedad de etiquetas orgánicas, biodinámicas y veganas con precios diversos, desde el Niebbiolo de Durigguti ($9230) al Petit Verdot de Las Payas ($17800), pasando por el Encubierto Blend de Blancas de Finca La Escarcha ($8000) o el rosado Clarete Menaje de Ver Sacrum ($11260). De postre, el crocante de almendras, chocolate blanco y pastelera de ananá ($3500) no solo es muy rico sino que además es gluten free, lo mismo que el pie de frambuesa, escamas de coco y salsa de limón.

Corriente es parte hoy de esa camada de restaurantes que intenta ir más allá del lugar común, con sorpresas, ambiente y sabor. Un lugar para conocer.

Corriente queda en Ferrari 384. Horario de atención: miércoles a sábados de 20 a 23:30. Instagram: @corriente__ba.