Los sube con él en el avión para hacer campaña en el interior, los ubica en las primeras filas del debate presidencial, los menciona --a veces con nombre y apellido, otras de manera velada-- en los actos y los sube al escenario: los dirigentes opositores que salieron a manifestar su apoyo a Sergio Massa de cara al balotaje se convirtieron, en la última semana de campaña, en uno de los comodines del ministro candidato de Unión por la Patria. Son Graciela Camaño, Juan Manuel Urtubey, Mónica Fein, Alberto Weretilneck, Rolando Figueroa, Natalia de la Sota y varios dirigentes que, en el libreto del comando de campaña de UxP, pretenden escenificar el "gobierno de unidad nacional" que Massa está convocando a construir a partir de diciembre. Pero no son sólo eso, sino que representan un anticipo -y garantía- de la gobernabilidad de la que podría gozar Massa en caso de ser electo presidente. El oficialismo ya tiene una agenda legislativa para el día después del 19-N y el control del Congreso depende, en gran medida, de estos dirigentes opositores.
En un escenario de virtual empate técnico, nadie en el Frente de Todos quiere anticiparse a hacer elucubraciones sobre el futuro del Congreso. Muchas variables dependen del resultado electoral: la ruptura de Juntos por el Cambio, las deserciones del bloque libertario y el reordenamiento de los partidos provinciales con el resto de los bloques de "centro". El acuerdo Macri-Milei dinamitó el mapa parlamentario que había surgido de las urnas el 22 de octubre y, ahora, el reordenamiento de los escombros depende de lo que suceda el domingo. El álbum de figuritas opositoras que Massa comenzó a coleccionar en el último par de semanas, sin embargo, cumple un objetivo concreto (más allá de generar un clima favorecedor de cara al domingo): allanar el camino para aprobar la mayor cantidad posible de iniciativas antes del recambio legislativo.
Los tiempos apremian. Hoy, el FdT cuenta con 118 votos propios en la Cámara de Diputados y, si bien continuará siendo la primera minoría a partir del 10 de diciembre, pasará a tener 13 bancas menos. En el caso de que Massa sea electo presidente, el FdT deberá aprovechar al máximo las tres semanas que le quedan hasta el recambio. Massa quiere tratar el Presupuesto 2024 -con su respectiva "separata" de gastos tributarios-, así como varias reformas económicas y proyectos que quedaron pendientes del último año (blanqueo de capitales, ley de financiamiento educativo, entre otros).
En Diputados, este objetivo se puede cumplir con las adhesiones que fue recogiendo en el último par de semanas: Graciela Camaño y "Topo" Rodríguez de Identidad Bonaerense, Natalia de la Sota de Córdoba Federal, Luis Di Giácomo y Agustín Domingo de Juntos Somos Río Negro (partido liderado por el gobernador electo Alberto Weretilneck), Mónica Fein y Enrique Estévez del Partido Socialista, Diego Sartori y Carlos Fernández del Frente para la Concordia misionero. Se le suman, además, el neuquino Rolando Figueroa -el gobernador electo con el cual Massa encabezó un acto el martes- y el santacruceño Claudio Vidal. Sólo con estos avales, Massa tiene asegurado el quórum hasta el 11 de diciembre, sin necesidad de apelar a los radicales, la izquierda o los cordobeses que responden a Juan Schiaretti.
A partir del 11 de diciembre será otra historia, pero en UxP confían que podrán tejer los acuerdos necesarios para mantener la gobernabilidad. En la nueva cámara, UxP - exFdT- pasará a tener 105 diputades propios (más los 4 misioneros), es decir 20 debajo del quórum. Será un escenario cuesta arriba, pero más accesible que para Javier Milei, en el caso de que el libertario fuera electo presidente. Hay muchas piezas en juego. En primer lugar, el interbloque de 94 diputades de Juntos por el Cambio, que no tiene mucha expectativa de vida. La apuesta del oficialismo es negociar con les 35 diputades radicales -25 de la UCR, 10 de Evolución-, así como algunes cambiemitas "federales" sueltos, como Miguel Ángel Pichetto, Emilio Monzó o Nicolás Massot. También están los cinco votos del FIT, que resultaron claves para el oficialismo en el último par de años.
La duda es qué pasara con el bloque de La Libertad Avanza, que pasará a tener 37 diputades (uno menos que el 22-O porque Pablo Ansaloni ya anunció que rompía con LLA cuando Milei arribó a un acuerdo con Macri). En el caso de que el candidato libertario sea electo presidente, se buscará construir el quórum con el PRO más duro y de derecha con el que planea formar un futuro gobierno, así como con algunas fuerzas provinciales -incluso las peronistas- y del ex interbloque cambiemita. Sostener la gobernabilidad, en el caso de Milei, será más difícil. Massa, en cambio, apuesta a salir a la pesca de varios bancas libertarias en el caso de ser electo presidente.
Senado: una mayoría asegurada
Una de las buenas noticias para el oficialismo que trajo el debate presidencial fue el respaldo público que le dio a Sergio Massa una senadora de Juntos por el Cambio: la neuquina Lucila Crexell. "La prescindencia no es una opción en política. Por eso apoyo a Sergio Massa. Me sumo a su convocatoria al diálogo. Confío en que tiene las cualidades para encarar la reconstrucción institucional de Argentina. Lo 'nuevo' es improvisación e incapacidad política para gobernar", tuiteó el lunes la senadora cambiemita, la primera del interbloque de JxC en pronunciarse en su favor (cuando la mayoría había optado o por la neutralidad o por acompañar a Milei).
El FdT arrastra varios problemas para sesionar en el Senado hace tiempo -la enfermedad del sanjuanino José Uñac y la muerte del fueguino Matías Rodríguez no hicieron sino complicar un panorama ya difícil de por sí- y el apoyo de Crexell le permite al oficialismo esperanzarse con la posibilidad de llegar finalmente al quórum después de las elecciones. Pero no solo eso: después del 11 de diciembre, el FdT pasará a tener 35 senadores propios que, sumado al apoyo de aliados que ya le manifestaron su apoyo a Massa, le habilitarán tener una mayoría asegurada en el caso de que asuma la presidencia.