El domingo se juega a todo o nada la Argentina de los próximos años. Se trata de una elección en la que no existen puntos medios. Se ponen en disputa temas elementales para la sociedad como los derechos humanos, el empleo, la industria, la producción y los ingresos de los sectores más vulnerables.
Es totalmente cierto que en los últimos años la inflación fue un verdadero problema para la población, generando malestar, incertidumbre y enormes dificultades para poder pensar a mediano y largo plazo. Pero las respuestas que propone la oposición encabezada por el candidato ultraliberal Javier Milei para bajarla no son ni de cerca una solución viable.
Destruir el consumo del mercado interno, hacer explotar el desempleo y provocar un cambio regresivo y estructural en la distribución del ingreso son la peor receta para encarar el problema de los precios.
El economista y exvicepresidente de Bolivia Alvaro García Linera explica en forma contundente que la inflación raspa el alma huma porque corroe las certezas de los trabajadores y los pequeños cuentapropistas.
Sin embargo, parafraseándolo, la idea de la motosierra implica directamente hacer picadillo el alma humana, por la falta de empleo, de salarios, y la pérdida de derechos propia de reducir el Estado a su mínima expresión.
La defensa de la salud y la educación pública y universal son dos elementos que muestran que en estas elecciones no existen puntos medios, aunque las propuestas de la oposición son tan extremas que pueden encontrarse ejemplos en todos los ámbitos. En el plano financiero y monetario hay uno clave.
La lógica de la motosierra de Javier Milei para terminar con la inflación tiene incluida la idea de eliminar el peso y cambiarlo por el dólar. Hace apenas uno o dos años, pensar en la posibilidad de cambiar la moneda local por la norteamericana no entraba en una frontera de posibilidades racionales.
Por un lado, porque si hay algo que la Argentina no tiene son dólares. El sentido común hacer pensar que ningún político pondría controles ni aceptaría tener brecha cambiaria si no tuviera una restricción de divisas.
Por otro lado, porque no existen países en el mundo de un tamaño y relaciones comerciales como las de la Argentina que no tengan moneda propia ni un Banco Central. La soberanía monetaria es un bien público, del Estado y la sociedad.
En el caso que Milei consiga imponerse, el impacto será de proporciones impredecibles. Siguiendo con el plano financiero, si intenta llevar adelante la dolarización (a pesar de las barreras en el Congreso, en un referéndum o para anunciarlo a través de decreto) las consultoras estiman que la corrida puede ser imparable. Su efecto inmediato la hiperinflación.
En este punto, puede verse que la idea extrema del candidato ultraliberal de erradicar el peso no es exclusivamente una condición de necesidad para frenar la inflación. Sino que es parte de la dicotomía mucho más amplia que se pone en juego en estas elecciones: Estado o motosierra.