La conversación surge sola, y quienes lo conocen lo saben. Basta con introducir algunas palabras para que Dante Taparelli desgrane su entusiasmo. Su tarea al frente de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad culmina, pero no hay manera de parar sus ganas. “Estoy absolutamente orgulloso, por encima de todo, del colectivo de compañeros y amigos con el que me tocó trabajar. Una vez, Hermes (Binner) abrió la puerta de nuestra oficina, se sentó a tomar unos mates y nos dijo: ‘no se olviden de los privados, que siempre ayudan’. En ese sentido, creo que piloteé la escasez y la transferencia del presupuesto de Cultura a Salud, que me pareció lo más indicado en su momento, durante la pandemia. Y gracias al apoyo de privados, pude hacer un montón de cosas”, comenta el secretario a Rosario/12.

Desde su asunción en 2021, el racconto que Taparelli rememora no cabe en estas líneas. Entre lo que enumera, por ejemplo: “Logramos la sede física de la Escuela de Diseño y Producción Textil, es un lugar fantástico, donde la gente hace sus primeras armas y es una primera etapa para quienes les interese continuar en la carrera universitaria, que agregó la UNR; la empresa que nos ayudó a terminar gran parte del Museo Estévez, MSR, participó, ¡y ahora tenemos Escuela!”. O también: “Un día, me llamó por teléfono un señor que me escuchó hablar sobre el valor del cementerio, y nos donó un patrimonio invaluable: una propiedad de 1500 m2 más dos propiedades, para que se llame Centro Cultural Mario Castenetto, en barrio Belgrano”. Y de lo mucho que destaca: “El Paseo Catalina, que era un reducto abandonado y lo transformamos en un lugar entrañable, para actividades al aire libre. La restauración del Museo Estévez donde participó MSR, que estuvo un tiempo frenado por el encuentro de una cuestión arqueológica, que es mi pasión; y me junté con una serie de empresarios y Fundar para terminar las cuatro habitaciones que faltan. La nueva Casa de la Cultura de barrio Alvear, pronta a terminarse. La reactivación edilicia de la Escuela de Música. El programa cultural dedicado al cementerio El Salvador, para el que habrá un enorme espacio situado detrás de la Memorabilia; El Salvador se llamará Cementerio Museo El salvador, para elevarlo a estatus de museo y cuidar del patrimonio. Y tengo también la idea de ir al rescate del cementerio La Piedad. Los 30 años del Cine Lumière. La rehabilitación y apertura de la Casa Vanzo, donde participó un asesor y compañero de Vanzo que donó un montón de material. El reacondicionamiento de Biblioteca Estrada. Pusimos en valor La Casa del Tango con el programa CHOLO, un proyecto donde participan 20 clubes pero la idea es llegar a 200; todos los jueves y viernes tienen milonga y los clubes están encantados”.

-Hablás a flor de piel y de manera ininterrumpida, sin vacilación.

-Me apasiona. Viste que soy muy espiritual, por eso mis visitas al cementerio y esa cosa medio de monje que tengo. Pero tengo la sensación de la misión cumplida (se interrumpe y se emociona).

-Que rememores de una manera tan entusiasta y sentida, es para agradecer.

-Y me corro, para hacer más. El protocolo, que es tan importante y necesario, a mí me hace perder tiempo. A ese tiempo lo quiero usar para seguir pensando y haciendo cosas. Estuve en conversaciones con Susana Rueda (futura ministra de Cultura de la provincia) para restaurar lugares destruidos, conozco mucho de eso, del ADN de los lugares. Tengo un montón de ideas para la provincia, para aportar desde mi casa, más tranquilo. En cuanto a Rosario y las nuevas autoridades, somos todos conocidos y no le tengo que contar nada a nadie. A mí el proyecto del cementerio me encanta, porque todos los países desarrollados tienen su cementerio como el diamante de la corona de la cultura. Dentro de poco vamos a trasladar los restos del Negro Fontanarrosa, estamos haciendo trámites con la familia de Demiddi, vamos a inaugurar la tumba de Rita la Salvaje en el Paseo de la Memoria, y voy a hablar con la familia del Trinche (Carlovich). Vamos a buscar a todos los personajes entrañables de la ciudad, para que estén en un solo lugar y sea un lugar visitable, por el arte y por los personajes.

Algunos destacados más: “El Recurso Puente, subsidio que le dimos a más de 50 centros y espacios culturales independientes para levantarlos después de la pandemia. El Programa Municipal de Ajedrez, para el que conseguí el tanque de barrio Acindar, que es como una torre de ajedrez y lo estamos reacondicionando. La Noche de las Peatonales, junto con la Secretaría de Producción, donde logramos que la ciudad se vuelva a unir en un proyecto a cielo abierto. La megamuestra y venta en Galpón 11 para artistas plásticos mayores de 50 años, que fue un hito. El Mercado de las Artes, que le cambió la cara a la manera de mirar el arte y transformó la zona de la Aduana en un espacio maravilloso. El Pre-Cosquín, Rosario Filma, Tinta Papel Ribera. La relocalización de los carnavales en la Rural, que permitió que las comparsas se llevaran más de un millón de pesos. El proyecto FARo en el Anfi, para los músicos de Rosario. El festival De la Patria Mía, donde junté a todos los colectivos de folklore y están felices”.

“Estos son los hitos, miles de cosas que hemos logrado hacer, gracias a la empatía y voluntad de los colectivos y del apoyo irrestricto de Pablo Javkin, quien una vez me dijo, con confianza, ‘hacé lo que quieras’. Y gracias a (el Subsecretario de Industrias Culturales y Creativas) Federico Valentini, que me acompañó en todas y cada una de estas actividades. Ahora me jubilo, y como quiero hacer muchas más cosas, a mí me mata el protocolo. Estoy viejo y no quiero gastar mi energía física, que está bien pero es frágil. El proyecto más reciente que estamos largando es Sigan Sonando, una campaña de donación de instrumentos musicales que va a recibir La Casa del Tango, que serán derivados a la Escuela de Luthería y de allí se repartirán en las orquestas escuelas. Si donan pianos, vamos a tener un registro en la Escuela de Música, para prestárselos a los chicos en comodato”, prosigue.

-Como sea, seguirás presente.

-El acuerdo es ese. A partir del 10 de diciembre voy a tener una vida más relajada, iré una vez a la semana a Cultura y trabajaré en mi casa, en el cementerio o en el Castenetto, pero por supuesto al pie del cañón de la cultura de la provincia, hasta el último momento de mi vida. Puse mi horizonte en esto, en las cosas buenas que hace la gente, en lo más refinado de la raza humana que es la generación de su propia cultura. Todos los elementos refinados del espíritu están ahí, y quiero que eso suceda en el cementerio, para ensalzar las vidas de las personas, porque lo que vale ahí son las vidas, quiero apostar a eso, a que la sociedad vuelva a esos lugares, a aprender de los ancestros, de los ejemplos que nos dejaron. Es algo que hace falta, porque la estrategia de la ultraderecha es el olvido. No se puede negar a nuestros chicos de Malvinas o a la escuela pública; todo esto que hice fue gracias a lo público y con ayuda de lo privado. Tengo el mejor laboratorio, y son mis compañeros de trabajo; ¡y me olvidé de decir que recategorizamos a más de 500 compañeros! Así que cuando resuelva mi vida, pondré un cartel de neón en El Espinillo que diga ‘Gracias, Rosario’, porque me dejó desarrollar como artista y como persona.