“Yo ya había estado en Malvinas en 2007, cuando se cumplieron 25 años de la guerra, pero fue distinto. Fui con dos compañeros a izar la bandera Argentina, algo que no volvía a ocurrir desde 1982. Dijimos 'lo hacemos y nos bancamos lo que venga', pero apenas tuvimos incidentes menores. Esta vez fue otra cosa, fuimos a buscar un cierre, algo interno, para poder seguir viviendo de otra manera. Muchos de los compañeros volvieron por primera vez y fue muy emocionante”, le dijo a Buenos Aires/12 el presidente de la Confederación de Veteranos de Guerra de la República Argentinas, el matancero Ramón Robles.

El mayor contingente de ex combatientes del país regresó a Malvinas partiendo del distrito bonaerense de La Matanza, en el marco de un programa local que les facilita el viaje. Fueron dieciséis en total, trece soldados y tres familiares de caídos, que no habían podido visitar ni despedir los restos de sus seres queridos desde la guerra.

La del fomento a los viajes es una política pública local que se contrapone con la confesa admiración a Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido en 1982, por parte de Javier Milei.

Los profesionales de la salud mental recomiendan que quienes participaron de conflictos bélicos, o experiencias traumáticas en general, puedan regresar al lugar donde ocurrieron, por el valor terapéutico de esas visitas. Tiene su explicación: de 1982 a la fecha, alrededor de 300 ex combatientes tomaron la drástica decisión de terminar con sus vidas.

Los viajes de ex combatientes suelen tener un enorme contenido reparatorio: permiten a los protagonistas de la historia despedirse de los compañeros que no volvieron, culminar duelos arrastrados a lo largo de décadas y cerrar heridas.

En primera persona

"Yo sabía que había estado en Bahía Cop, a 5 kilómetos de Puerto Argentino,y no mucho más. En la guerra tenés que defender una posición y no podés desplazarte mucho. Recién ahora, 41 años después, se me armó el rompecabezas completo en la cabeza", afirma Roque Arrieta, uno de los veteranos que viajó. 

"Esta experiencia es doblemente importante para mí. Porque es sanadora, porque llevamos cuarenta años de estrés postraumático, y porque me permite hacer mejor mi tarea malvinizadora. Sembramos memoria en las escuelas.".Arrieta visita por lo menos cien escuelas por año, porque entendió que no hay mejor manera de procesar el dolor y cerrar la herida que ponerla en palabras. 

"Caminamos mucho, todos los días. Las combis nos llevaban a la base de las colinas, Monte Longdon, por ejemplo, y nosotros teníamos que ascender y descender a pie, como cuando teníamos dieciocho años, pero con sesenta y pico, algunos con sobrepeso o problema físicos. Existe la opción de ir en 4x4 hasta la cima, pero no lo sabíamos, así que fue épico", sonríe. 

El contingente casi no tuvo trato con los kelpers durante la estadía, porque tenían muchas actividades programadas, pero reconoce que el trato en general era cordial. "Teníamos un guía asignado, un chileno, que nos recordaba que no debíamos desplegar banderas argentinas ni mostrar insignias de veteranos, porque esas cosas están penadas por la ley." 

Hay una comunidad de inmigrantes chilenos muy importante en la isla, "son la primera minoría", cuenta. Lo más emotivo de todo el viaje, para Arrieta, fue la visita al cementerio. 

Ramón Robles, presidente de la Confederación de Veteranos de Guerra de la República Argentina, uno de los ex combatientes que viajó a las islas, dijo: "Volver significa mucho para nosotros y es un triunfo de la organización porque gracias al trabajo de los compañeros la intendencia de Fernando Espinoza entendió que nosotros necesitamos un cierre".

Carlos Farina, ex combatiente y subsecretario de Malvinas en La Matanza, señaló: “Ver viajar a nuestros compañeros es muy movilizador, muy emotivo. La verdad, necesitábamos que estos chicos fueran a ver a sus compañeros y a cerrar un ciclo".

Espinoza manifestó que el viaje también es un agradecimiento a la enorme tarea social y de contención que los veteranos despliegan en el territorio. “El mejor homenaje que podemos hacer por quienes dieron su vida por las Islas Malvinas es que en ese lugar de nuestro país algún día vuelva a flamear la bandera argentina. Ese es nuestro sueño, esa es nuestra lucha”, expresó. Aseguró que “es un sueño que pudieran viajar desde La Matanza y volver al suelo patrio, las Islas Malvinas, nuestros ex combatientes y familiares de caídos”.

“El sentimiento Malvinas es irrenunciable y jamás se negocia”, enfatiza Espinoza al ponderar “el trabajo y la organización del Centro de Veteranos de Malvinas de La Matanza.

"Nuestros héroes hoy son parte de nuestro gabinete municipal y forman parte de la gestión, a través de la Subsecretaría del Veterano de Guerra: todos los días estamos al lado de ellos y de sus familias porque son un ejemplo de vida para La Matanza y para toda la Argentina”.

La Matanza cuenta también con un Museo Municipal de Veteranos de Malvinas. Los veteranos realizan visitas en las escuelas y recorridas con la exposición itinerante del museo para dar testimonio de su gesta, la memoria y la importancia de la soberanía de nuestras islas.

A su vez, durante la pandemia fueron parte vital de las tareas desarrolladas para mantener a salvo a las vecinas y vecinos de La Matanza. Actualmente, llevan adelante obras solidarias donde reparten donaciones en diferentes provincias argentinas, y restauran mobiliarios de las escuelas del distrito en el taller de veteranos, entre otros.

El Centro de Veteranos de Guerra de La Matanza repudió las declaraciones de Milei en el debate. “Para nosotros, hoy es un día muy triste. Milei les faltó el respeto a todos nuestros caídos, a los 632 héroes de guerra que quedaron en Malvinas custodiando y a todos nuestros familiares. Va a tener el repudio de todos los veteranos y de la sociedad, porque Malvinas es un sentimiento: nosotros fuimos a dar la vida por la Patria y un candidato a presidente de la Nación no puede hablar de esta manera”, expresó ante medios locales el presidente de esa institución, Claudio Iglesias. “¿Cómo va a defender la soberanía de Malvinas si habla de esta manera?”, preguntó.

Paso a paso

Esta historia comienza el último 2 de abril, cuando el intendente anunció que se pondría trabajar para facilitar el regreso de los veteranos de la guerra de Malvinas e Islas de Atlántico Sur del distrito al que fuera su teatro de operaciones durante el conflicto bélico. Así sucedió, finalmente, unos meses más tarde, tras intensas gestiones.

El anuncio no fue casual ni azaroso: 200 veteranos viven en La Matanza y el municipio cuenta desde el año pasado con una subsecretaría para atenderlos, que hasta entonces era dirección. Actualmente está a cargo de Farina, que se ocupó de la implementación y la relación con las instituciones que los nuclean.

De ese universo de 200, 70 se inscribieron para el sorteo, en el que salieron elegidos los primeros 16, que conformaron la comitiva más importante en regresar desde que terminó la guerra. El municipio costeó los traslados aéreos, el alojamiento y todos los gastos. Los 54 restantes podrán participar del mismo sorteo el año próximo.

Bicontinental

Más allá de la riqueza de sus recursos naturales, las islas Malvinas son consideradas de fundamental valor estratégico y geopolítico. La permanencia en las islas tras la usurpación de 1832 hace que el Reino Unido quiera avanzar también sobre la Antártida. 

Argentina, en cambio, es un país bicontinental. Desde 2010 rige la ley nacional número 26651 que establece la obligatoriedad de utilizar en todos los niveles y modalidades del sistema educativo y en todos los organismos nacionales y provinciales, el mapa bicontinental. Si se observa en conjunto toda su superficie, el centro geográfico del territorio nacional está muy cerca de las islas Malvinas.