“En lo personal, a mí me hubiese gustado otro compromiso político de parte del partido." La frase es de Alejandro Echegaray, ex diputado nacional bonaerense de la Unión Cívica Radical, quien asegura comprender el comunicado del Comité Nacional respecto al balotaje, pero advierte que es “un momento histórico que amerita otro pronunciamiento”. Opina que Javier Milei tomó definiciones claras respecto al radicalismo, al cual tildó de ser “una anomalía y un error en la historia”, por lo que prefiere, “sin discrepar en términos personales”, que los dirigentes del partido centenario manifiesten su postura.
Ocupó una banca en el Congreso entre 2015 y 2019, y asegura que, dentro de Juntos por el Cambio, también hubo señalamientos para con la filosofía política del radicalismo que hoy salieron a la luz a partir de las publicaciones de Mauricio Macri contra el titular de la UCR Nacional, Gerardo Morales. “El verdadero deseo de Macri es construir un partido conservador en Argentina, y considera que puede hacerlo a través de Milei”, sostiene.
—¿Por qué cree que debe haber un pronunciamiento de los dirigentes radicales de cara al 19 de noviembre?
—La política tiene que tener la voluntad de remar contra la corriente. Un año antes de las elecciones de 1983, Raúl Alfonsín se pronunció contra la incursión de la Junta Militar en las Islas Malvinas. No lo hizo porque creía que no había que reclamar la soberanía sobre las islas, si no que para él la intención de una guerra era una idea de Leopoldo Galtieri para perpetuarse.
—¿Contra qué remó?
—Contra la corriente de la sociedad que quería recuperar Malvinas legitimamente, y nadie imaginó que un año después esa persona tenía la posibilidad de ser presidente. Esa es la política: la necesidad de expresar una posición más allá de que el parto sea difícil. Es importante definir qué nos separa de algunas cosas que pasan en Argentina. Hoy hay una opción que se percibe como novedosa y podría llegar a conducir el país que tiene aristas peligrosísimas. Lo que expresa sobre educación, salud, y todo lo público está en las antípodas del radicalismo.
—¿Cuál cree que son los motivos de Milei para agredir en reiteradas ocasiones al radicalismo?
—Para nosotros la postura de Milei fue honesta. Dijo que somos una anomalía en el sistema político, que somos un error en la historia, que Hipólito Yrigoyen fue el primer populista y que desde ahí se jodió el país, y todos los epítetos irreproducibles sobre Alfonsín. A partir de todo esto, con su misma honestidad brutal decimos que tenemos el cien por ciento de disidencias con su proyecto.
—A quien sí reivindicó Milei es a Leandro N. Alem…
—Evidentemente lo conoce muy poco. Alem fue un revolucionario, incluso al nivel del alzarse en armas contra el régimen de Miguel Juárez Celman y de Julio Roca, al que él tanto reivindica. Solo debe conocer que se suicidó. Y esto lo digo siendo muy respetuoso de lo que significa y de lo que sucedió con Alem, pero justamente es el tipo de radical que quiere Milei: el que se suicida o se mata.
—¿Puede haber algún tipo de compatibilidad entre un radical y Milei?
—No. Pero eso lo definió el propio Milei. La UCR nació luchando contra un régimen corrupto, por la verdadera libertad de elegir, siempre en defensa de los derechos humanos. Milei no es compatible con la vida democrática que plantea el radicalismo.
—¿Eso lo pone en la misma vereda que Sergio Massa?
—Para nada. Con la otra opción del balotaje tenemos mil diferencias. Es responsable en gran parte de la situación que atraviesa nuestro país, pero no nos niega. Lo que viene necesita mucho diálogo porque la Argentina está empantanada. Sin diálogo, seguirá así de empantanada y morirá. Una de las opciones del balotaje plantea el diálogo de la política buscando denominadores comunes para resolver la pobreza, la inflación, y todos los temas que ya vienen siendo diagnosticados.
—Habló de la necesidad de los pronunciamientos, ¿le parece bien que la UCR Nacional se mantenga neutral?
—La declaración de neutralidad tiene muchas aristas y da libertad de acción. Es la neutralidad frente al proceso de optar, pero brinda la libertad a todos los militantes para que adopten la posición que crean mejor. Habla a las claras de que algunos pueden manifestar su neutralidad con su voto en blanco, por ejemplo, pero nosotros creemos que hay que ser más taxativos ante una opción tan peligrosa. Hay radicales encumbrados que tienen un coqueteo con esta opción libertaria, y por eso es importante la postura de Gerardo Morales. Él fue claro en poner la distancia para con aquellas opciones con las que no tenemos nada que ver.
—¿Y qué piensa del comportamiento del Comité Provincia?
—En el marco de la definición nacional, el nivel de exposición de liderazgos es diferente. El de Gerardo fue siempre con exposición. Yo a veces estuve en frente de lo que opina Gerardo, pero siempre lideró con la opinión. En la provincia están enmarcados en la neutralidad, pero ha habido mayor silencio, y sólo referentes como Federico Storani o Raúl Alconada Sempé que supieron ocupar cargos en el partido se pronunciaron.
—¿Maximiliano Abad debería pronunciarse?
—Yo no hago cuestiones personales con nada ni nadie. El actual presidente del Comité Provincia tiene un tipo de liderazgo, pero yo, personalmente, creo que hay que comprometerse con una opinión. Por eso lo de Gerardo es importante. El radicalismo nunca se caracterizó por no dar su opinión.
—Entonces debería pronunciarse…
—Es un grave error no pronunciarse sobre estos temas. Si dejás pasar esas cosas porque te dedicás a otra actividad que no es la política, quedará en el terreno de la libertad de opinión. Pero cuando lo dice un dirigente con una actitud tan fascista no se puede actuar así. Si en política te niegan, es una actitud de facho. Si un candidato dice “si fuera por mí no existirías” es porque niega tu existencia, con el agravante de que ese candidato puede ser presidente.
—Desde su experiencia, ¿el sistema electoral es vulnerable por cuestiones vinculadas a los fiscales, boletas, o cuestiones similares?
—No, y se ve en las variaciones de los últimos diez años ha habido variaciones. Ganó Macri, perdió Macri. Ganó Cristina, perdió Cristina. Ganó Alberto y perdió intermedias. Hoy el escenario está abierto. Podes encontrar irregularidades, pero no fraude. Por supuesto que se puede mejorar y es un sistema perfectible, pero no para charlar en este momento.
—¿El radicalismo va a fiscalizar para Milei en la provincia?
—Como partido, tanto a niveles locales como desde el Comité provincial, no hay una convocatoria para un operativo de fiscalización. No hay un 0800 que convoque, aunque seguramente algún radical pueda fiscalizar para Milei. Sé que hubo un intento en Corrientes, pero hubo polémica hacia el interior del propio partido.
—¿Cuál considera que será el futuro de JxC?
—Creo que hoy todo está en una etapa líquida. JxC no va a ser lo mismo. Ahora hay que construir la identidad radical con otras fuerzas políticas. Desde el ‘83 que no estamos en estado puro, siempre en alianzas, aunque entiendo que todos los están. Pero hay que poner énfasis en una mayor identidad del partido, juntarnos los que piensan como nosotros. Hoy pensamos de forma antagónica con algunos miembros del Cambiemos original.
—Después del tuit de Macri donde dice que Morales votará igual que Milagro Sala, ¿hay retorno?
—Más allá los agravios, lo que ocurre de fondo es que los radicales tienen que entender que el deseo de Macri es la de constituir un partido conservador en argentina. Es su deseo último. Y la UCR es un desvalor para esa iniciativa. Antes no fue tan enfático ni honesto como Milei, pero él planteó que el fracaso de su gobierno era debido a los radicales. Yrigoyen, Ricardo Balbín, Arturo Illia, Alfonsín, o Crisólogo Larralde, no tienen nada que ver con características conservadoras.
—¿Fue un error entonces lo que se decidió en Gualeguaychú en 2015?
—No considero evaluar a ese momento con las categorías del hoy. Cada debate con sus condiciones del momento. Daría para otra entrevista entera. Hay que entender que en aquel momento la última elección presidencial la había ganado Cristina Kirchner por 40 puntos, y para nosotros había un desequilibrio de poder muy grande, que ponía en riesgo la alternancia. Pero esperábamos tener un gobierno de coalición que brilló por su ausencia.
—¿Milei es una emergente de la falta de soluciones de parte de la política?
—Creo que hay una corriente que se ve en el mundo con estas ideas. En otros países como Estados Unidos hubo expresiones similares, y lo mismo en Brasil con Jair Bolsonaro. Hay una tendencia muy fuerte a la deslegitimación de la política. Se esconden en movimientos independientes, como las épocas de militancia universitaria que aparecían esas agrupaciones que se definían apartidarias, pero escondían un perfil de derecha.
—¿No es responsabilidad de la política la falta de acuerdos para solucionar aquellos problemas históricos?
—Sí, tenemos que hacernos cargo de los errores. Hay una falta de encuentro, pero por sobre todo de una agenda. Muchas veces se los dirigentes se encontraron, pero hay posición gatopardista que no soluciona nada. No podemos dejar que aparezca cada tanto alguien para dejarse apropiar de problemas reales y no darle una derivación democrática.
—¿Por ejemplo?
—El tema de la seguridad, que es real. La derecha se lo apropia y propone la salida fácil del autoritarismo. Lo mismo el mercado, cuando la actividad privada está empujada por el Estado, con su apoyo a las Pymes. Hay que focalizarse en un desarrollo del mercado de conocimiento y ser un actor en el crecimiento y proliferación de las empresas. A los sectores progresistas nos cuesta centrarnos en algunas agendas y respondemos con eslóganes y entonces las banderas se las lleva la derecha. Los partidos populares tienen que tener agendas activas como el cambio climático, la seguridad, el mercado, porque la derivación más fácil después es el autoritarismo. Acá faltan acuerdos, y ojalá se den con un cierre de la grieta.