A Santiago Maldonado lo detuvieron el 1 de agosto y su posterior desaparición constituye, como lo establece la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, una desaparición forzada.
La actitud prolongadísima del Gobierno fue la de afirmar que la Gendarmería era ajena a su desaparición.
A partir de ella comenzaron los despistes sembrados por trolls: Allanamiento en Mendoza por una denuncia de que lo habían visto en San Rafael, que estaría en Chile por una llamada telefónica, un camionero entrerriano que lo llevo en su camión, un video que mostraba a un supuesto Santiago Maldonado en un supermercado en Entre Ríos, herido con arma blanca por un puestero, etc…
Ya caídas una a una las falsas pistas, ensordece el silencio del Presidente y sus funcionarios.
Ese silencio tiene valor jurídico de acuerdo al Artículo 263 del Código Civil y Comercial de la Nación que dice: “El silencio opuesto a actos o a una interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad conforme al acto o la interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de expedirse…”.
Es obvio que un delito de desaparición forzada de persona, por la necesaria participación cómplice del Estado, obliga al Presidente a expedirse. En este caso, quien calla otorga. En música también tiene valor el silencio y este silencio desafina.
Como todo tiene un límite y la verdad es la única realidad, más allá de los indicios y las presunciones graves, precisas y concordantes se produjeron dos hechos terminantes:
1) La confesión de la Ministra Patricia Bullrich que al afirmar el 25 de agosto a las 13.00 a algunos diputados nacionales que: “por ahí a un gendarme se le paso la mano”, admitió que Maldonado estuvo en la represión del 1 de agosto y que la Gendarmería lo detuvo
2) La declaración testimonial de Matías Santana, que vio cómo la Gendarmería aprisionó con violencia a Santiago Maldonado y lo subió al móvil de la fuerza. Este es un testimonio directo.
Ahora comienza la reacción tardía y culpable del gobierno que 35 días después “comienza a preocuparse”.
Lo que tendría que haber hecho el gobierno era impartir órdenes contrarias a la represión y lo que tiene que conseguir ahora es la aparición con vida de Santiago Maldonado.
* Presidente del bloque de Diputados del Frente para la Victoria.