Hace poquito que uno de los más persistentes videoclubes de la ciudad inauguró salita de actividades. Con el nombre "Carlos Perrone", Videoteca (Entre Ríos 1772) homenajea a su fundador y abre un espacio más a la cinefilia. Una modalidad que otros ámbitos de la ciudad -‑dedicados al cine o los libros-‑ también están desarrollando.

Con organización compartida junto a Cine Madre Cabrini y Todo pasa, todo queda (el envío que Daniel Grecco y Jorge Debiazzi conducen por Canal 5), Videoteca exhibirá hoy, a las 21, El monstruo de la laguna negra. La proyección será en 3D, con entrada libre y gratuita.

Se trata de una película devenida en clásico tardío dentro del cine de terror de los estudios Universal. Con The Monster from the black lagoon (1954), el director Jack Arnold ha logrado instaurar un personaje cuya iconografía no tardó en situarse a la par de los monstruos sagrados del estudio, como el Drácula de Bela Lugosi, y el monstruo de Frankenstein de Boris Karloff.

El monstruo del título habita el Amazonas, ámbito donde el film transcurre, a la par de una delegación científica con afán de desmentir el mito. El éxito provocó una secuela inmediata, también con dirección de Arnold y la aparición breve de un joven Clint Eastwood. Una tercera parte concluirá con las andanzas del pez humanoide, cuyos ecos rebotan en el notable Abe Sapien del cómic (y película) Hellboy.

El film se inscribe en la por entonces novedad técnica del 3D. Arnold ya la había puesto en práctica con Llegaron de otro mundo (1953), junto al guión de Ray Bradbury. La televisión había venido a disputar espectadores y el cine buscaba maneras de garantizar todavía más su espectacularidad, una urgencia todavía palpable.

En otro orden, Jack Arnold debe ser entendido como uno de los nombres mayores del terror y la ciencia ficción. Así como director de Tarántula (1955), su obra maestra sería El increíble hombre menguante (1957), con guión de Richard Matheson: una de las películas más singulares de su género, capaz de torcer su aventura en miniatura en descubrimiento metafísico.

Esta noche, con lentes como los de antes, un monstruo legendario reaviva sus branquias.