Las luces de alerta se encienden detrás de cada análisis. Vouchers insuficientes, medicamentos sin certificación, obras sociales y prepagas quebradas y millones de argentinos fuera del sistema de salud, serían, según los expertos consultados por Buenos Aires/12, algunas de las consecuencias de la aplicación del modelo de La Libertad Avanza al sistema de salud argentino.
Actualmente, dos millones de bonaerenses cuentan con la cobertura de salud de IOMA y un millón setecientos mil adultos mayores, de los cinco millones de afiliados del PAMI viven en la provincia. Todos forman parte de un universo en el que conviven tres subsistemas: el hospital público, la seguridad social y las empresas de medicina prepaga.
Desde hace tiempo, el sistema tiene un diagnóstico claro de sus principales problemas: falta de articulación público privada, creciente judicialización de la medicina, permeable al lobby de los grandes laboratorios y preocupación por la incidencia de los insumos dolarizados. Todos los consultados coinciden en que, tanto la voucherización como el cierre del Banco Central agravarían los problemas existentes, generarían nuevos y no resolverían ninguno.
Grandes números
“El primer problema del voucher es que atomiza la demanda”, explica un experto en obras sociales que agrega que se trata de una actividad de escala, "con equilibrios muy finos e inestables". "Las grandes obras sociales e institutos provinciales se crearon justamente para eso, para mejorar la capacidad de negociación frente a jugadores muy poderosos, como los laboratorios o los grupos de sanatorios que tienen posición dominante de mercado”, advierte.
El ejemplo más claro es PAMI. "Si dividís el presupuesto por la cantidad de afiliados, tenés una cápita mensual de 24 mil pesos. ¿Quién va a cubrir a un septuagenario octogenario, con el nivel de consumo médico que tienen, por esa plata?”, se pregunta.
Las cuotas de las prepagas se ajustan por edad. Para alguien de esa franja, las cuotas de las principales coberturas privadas va de 70 a 80 mil pesos mensuales, es decir, el triple del “voucher PAMI” (la diferencia quedaría a cargo de los interesados) y no cubren los medicamentos gratuitos, que representan en promedio un beneficio de 18 mil pesos mensuales por afiliado. Ese número es el de hoy, con el dólar oficial cerca de los 380 pesos. Cualquier alza de esa variable repercute inmediatamente.
Pero eso no es todo: las empresas sólo prolongan la cobertura de los afiliados que ya tenían. Es prácticamente imposible que un adulto mayor de 70 años sea aceptado como socio en Swiss Medical u Omint por primera vez.
En PAMI también hicieron las cuentas. En la actualidad, 4 de cada 10 personas afiliadas reciben todos sus medicamentos de manera gratuita. A la vez, 9 de cada 10 reciben al menos un medicamento gratis. Se trata de la mejor cobertura en medicamentos gratis del país. Si una afiliada o afiliado tuviera que pagar sus consultas médicas, gastaría aproximadamente $34.000 al mes. Hoy tienen la libertad de elegir a sus especialistas para acceder a consultas totalmente gratuitas. Si no tuvieran PAMI, dicen desde la programa nacional, los afiliados deberían pagar $190.000 cada diálisis; $45.000 por tomografía; y $55.000 cada vez que se hagan una resonancia. Sin embargo, actualmente los jubilados argentinos acceden a esas prestaciones de manera gratuita.
Los dólares
Muchos insumos de uso cotidiano en los hospitales, clínicas y sanatorios, son importados y difícilmente puedan sustituirse si los precios internacionales se disparán. Un reclamo histórico de las obras sociales es la implementación de un dólar especial. Mientras, se importan a valor oficial. Pero el candidato macrilibertario ya anunció que, de ganar, apuntará hacia "la liberación del tipo de cambio”. ¿Qué pasaría entonces?
El “tubo endotraqueal doble lumen” se utiliza para las anestesias, de manera que es un insumo inevitable de cualquier cirugía. El lote vale 77 mil pesos, es decir unos 200 dólares oficiales actuales. Si Milei concreta su amenaza devaluatoria, este valor, por lo menos, se triplicará. Otro ejemplo es el sensor que mide la presión endocraneana, PIC, y su set de colocación. Viene de Francia. Hoy le cuesta, tanto a PAMI como a IOMA, un millón y medio de pesos la unidad. La cuenta es simple: si se unifican el oficial y el ilegal a valor blue, el insumo pasará a costar cerca de 5 millones de pesos. Para las prepagas, que tienen un volumen de compra menor, el salto sería mayor.
Resulta obvio que la capacidad de compra de estos insumos estratégicos de las obras sociales e institutos provinciales, pero también de las empresas de medicina prepaga, se verá seriamente dañada. La razón es simple: se nutren de los pesos de los aportes de sus trabajadores, en forma de descuento directo o pago voluntario.
Las prepagas también tienen hecha la cuenta. Hugo Magonza preside la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI), que nuclea a entidades sin fines de lucro, como los hospitales de comunidad Alemán, Italiano y Británico, y explica aprte de la estructura de costos. "Los medicamentos y descartables, donde hay mayor cantidad de elementos importados, representan el 40 de la torta. Si eso se duplicase, habría que aumentar la cuota de movida un 40, y eso ya es impagable para cualquier bolsillo".
Si en este momento uno de los mayores reclamos de los usuarios son las demoras en la atención o la dificultad para conseguir turno con los profesionales, en el nuevo contexto esto sólo puede empeorar dramáticamente. La salud, como se vio, tiene costos en pesos y en dólares. "Prácticamente toda la aparatología, tomógrafos, cámaras gamma, es importada. Y lo nacional tiene componentes importados. Sin dólar oficial, los bienes importados se triplicarían y los nacionales se duplicarían", dice Magonza.
¿Quién regula?
IOMA tiene 2,2 millones de socios. La enorme mayoría de ellos, el 95 por ciento, aporta el 4.8 por ciento de su salario, sean maestras, policías, empleados provinciales o municipales y su cápita se complementa con otro tanto de aporte patronal. El 5 restante, los afiliados voluntarios, abona una cuota de bolsillo de 14 mil pesos. Si la cantidad de socios cayera, con ella caería la capacidad negociadora de IOMA. En consecuencia, caería el nivel de prestaciones o aumentaría el valor de la cuota… o ambas a la vez.
“En 2019 teníamos doble déficit, financiero y económico”, cuenta el director de Administración del instituto, Gustavo Martínez. “La cápita de egreso por socio era superior a la de ingreso. Hoy eso está acomodado, pero en un escenario como ese volveríamos a la situación de 2019, que fue la misma de 2001. Lo que plantea Milei rompería el sistema”, plantea lisa y llanamente. Agrega que "la cápita de egreso de las prepagas es muy similar a la nuestra, ellos pagan más de hotelería y nosotros cubrimos más medicamentos gratuitos, así que esos dos ítems se netean. Pero los ingresos de ellos son por lo menos el doble de los nuestros. Ellos se quejan, ¿entonces nosotros cómo hacemos?".
“¿Sin Banco Central, a qué dólar se importarían los insumos? No va a ser al blue de ahora, va a ser más alto”, intuye. Y agrega: “Ese no es el único problema. Hay muchísimas gestiones complejas vinculadas a la importación que hace el Estado. Por ejemplo, los medicamentos de uso compasivo. Hoy se importan a nombre del paciente y por eso no pagan impuestos. ¿Cómo van a hacer entre privados? ¿Los van a comprar los afiliados por Mercado Libre? Lo mismo con los implantes cocleares.”
La otra preocupación es la técnica. “Si el próximo gobierno cierra o desfinancia la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), ¿quién va a certificar que una determinada droga sea lo que dice ser?”. Para Martínez, “sería un escenario gravísimo, con recursos insuficientes y gente quedando fuera del sistema”.
Otro aspecto es el de los pacientes crónicos, vulgarmente denominados "caños" o "autos chocados". Si todo es rentabilidad y ley de oferta y demanda, y la autoridad de aplicación, como ocurre en cada ciclo neoliberal, se vuelve más pasiva, ¿quién garantizará que los pacientes oncológicos, seropositivos, cardíacos, diabéticos o con movilidad reducida no sean abandonados a su suerte?
Rentabilidad o volumen
Los costos en dólares, como los mencionados líneas arriba, además de algunas drogas, especialmente las de enfermedades de baja prevalencia, presionan sobre los costos en pesos, perjudicando los ingresos de profesionales y trabajadores.
Magonza cita el ejemplo de una droga oncológica importada. "Aumentó 200 por ciento en menos de un año. Es probable que ya hayan incorporado en el precio un posible salto devaluatorio. Pero si se finalmente se produce, volverán a aumentar. Nadie se pierde la oportunidad de aumentar cuando no hay regulación".
Para los grandes laboratorios, especialmente los extranjeros, el panorama que plantea Milei implicaría un aumento inmediato del precio de sus productos y de sus tasas de ganancias. Pero, a la vez, una caída drástica del volumen de sus operaciones.
Buenos Aires/12 consultó al respecto a Cristina Kroll, titular de Pharmabizz, una especie de house organ de la industria farmacéutica y sus intereses. “Nada de eso va a ocurrir, porque gana el otro”, fue su escueta respuesta.