Si un votante llega al cuarto oscuro y no encuentra boletas de un partido, le avisará al presidente de mesa que no están las boletas necesarias. En ese caso se podrán usar las boletas contingentes que la Justicia envió a cada mesa. Si no hay boletas suplementarias se le dice al fiscal de esa fuerza que las provea. En caso de que no haya fiscal, se buscará avisarle al fiscal general del partido en esa escuela o lugar de votación. Si tampoco hay fiscal general, se le dirá al votante que puede ir a buscar una boleta al local partidario más cercano, en cuyo caso el ciudadano en cuestión devolverá el sobre, le entregarán su documento y cuando regrese con la boleta, se procederá a la votación. Este cuadro de situación se plantea porque La Libertad Avanza (LLA) sólo entregó unas 70 boletas para cada mesa en la que están habilitados para votar 350 ciudadanos. Además, LLA entregó muy pocas boletas contingentes y, cuando la Justicia le pidió que entreguen una lista de fiscales generales y de locales partidarios para avisarles del faltante, tampoco envió nómina alguna.
Reunión urgente
Este sábado se concretó una reunión urgente pedida por la Cámara Nacional Electoral. Los jueces Alberto Dallavia, Santiago Corcuera y Daniel Bejas recibieron a los representantes de Sergio Massa y Javier Milei. Por el candidato de Unión por la Patria (UxP) estuvo Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete, y por el lado de Milei concurrieron Karina Milei, Santiago Viola y Santiago Caputo. La reunión duró más de lo pensado, pero terminó en buenos términos. “Se le preguntó a las dos fuerzas si necesitaban algo y si tienen toda la logística asegurada. Hubo un poco de controversia, pero primó la convivencia democrática”, contó un testigo del cónclave.
En el ambiente obviamente flotó el clima de desconfianza creado por los libertarios. Los magistrados conocían perfectamente el disparatado escrito que había presentado LLA, al que los propios representantes de Milei trataron después de bajarle el precio diciendo que “sólo fue una advertencia”. Sin embargo, en el texto decía que hubo un fraude y hasta “un fraude colosal”, cosa que implica un delito. Ante el fiscal electoral Ramiro González terminaron admitiendo que no tenían pruebas y presentaron un par de posteos más bien ridículos y de imposible concreción.
Libertarios desconfiados o caóticos
Toda la cuestión de las boletas apareció en escena porque LLA entregó muy pocas y adujo que “como las roban, las llevarán nuestros fiscales”. El argumento es burdo por varias razones:
* A todos los partidos, y en concreto a LLA, el estado les pagó la impresión de una vez y media el padrón electoral. Es decir, unas 525 boletas por mesa.
* La LLA podría haber entregado, por ejemplo, 200 boletas por mesa, teniendo en cuenta que en cada urna terminan votando unos 280 ciudadanos. Hay un 20 por ciento de ausentismo que es lo que se llama técnico, porque son los que se mudaron, los que están enfermos, los que fallecieron recientemente, los mayores que tienen la opción de no votar y no concurren y los de cualquier edad que se ausentan por voluntad propia. Con 200 boletas la LLA estaría muy bien cubierta y le quedarían 325 para aportar en caso de robo.
* Pero sucede que tampoco entregaron una cantidad lógica de boletas a la Justicia para la contingencia, es decir para que el propio presidente de mesa las ponga a disposición si hubo un robo o faltante. Es evidente que la Justicia no se iba a robar esas boletas.
* La presencia de fiscales es una incógnita. Tanto en las PASO como en las generales, no hubo fiscales libertarios en todas las mesas. Por supuesto que la ausencia se notó más en mesas alejadas de los centros urbanos. Parece que ahora, con la ayuda de Juntos por el Cambio (JxC), en especial la estructura del PRO alineada con Patricia Bullrich, los partidarios de Milei tendrían un fiscal por cada una de las 108.111 mesas en todo el país. En los últimos días hubo bastantes choques entre los encargados de LLA y los del PRO porque éstos consideraban que los libertarios no tienen capacidad de organización y los de LLA acusaban a los del PRO de querer coparles, no sólo el operativo, sino también el futuro gobierno, si Milei gana.
*Ante el cuadro más bien preocupante, la justicia electoral le pidió a LLA una nómina de fiscales generales por localidad y sedes partidarias, por supuesto con números telefónicos, para recurrir a esos fiscales o sedes en caso de faltar boletas. No hubo respuesta alguna.
El tema de las boletas deriva en dos hipótesis:
* Que LLA es un caos y no pudo organizar nada, algo que se vio también en la mala preparación del debate o en la denuncia chanta que presentaron ante la justicia. Es que, incluso las boletas que entregó, las entregó mal, en cajas y bolsas de consorcio.
* La otra hipótesis es que efectivamente desconfían de todo, incluyendo de la Justicia, y tendrán un aceitado operativo en el que los fiscales proveerán las boletas.
No se frena la votación
Si faltan boletas, si el presidente de mesa o el ciudadano no encuentra a nadie que las suministre, la votación no se detendrá. Es que, además, las juntas electorales de provincia de Buenos Aires y CABA, y la Cámara Nacional Electoral, ya le avisaron a LLA que entregaron pocas boletas y que, por lo tanto, se harán responsables del faltante. Es más, para aliviarles la tarea, hasta habilitaron que tendrán validez las boletas usadas en la elección general del 22 de octubre.
Si las cosas llegan al extremo de que las boletas no aparecen por ningún lado, la votación continúa igual. El artículo 99 del Código Nacional Electoral dice textualmente: “las elecciones no podrán ser interrumpidas y en caso de serlo por fuerza mayor se expresará en un acta separada el tiempo que haya durado la interrupción y la causa de ella”. La jurisprudencia establece que el concepto de “fuerza mayor” está referido a terremotos o cataclismos de esa naturaleza. El antecedente es que nunca se anuló genéricamente un distrito.
O sea, si no hay boletas de LLA ni las provee nadie de esa fuerza, se seguirá votando y obviamente lo harán solo los partidarios de Massa. Es casi seguro que no sucederá en lugares céntricos, pero puede ocurrir en mesas algo más alejadas de esos núcleos urbanos.
Los partidos son la clave
La reforma constitucional del año 1994 introdujo el concepto de que “los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático”. Por lo tanto, son los protagonistas de la elección y son los que deben garantizar que en las mesas haya fiscales y boletas. La idea es que una fuerza y un candidato que quiere gobernar el país debe tener la capacidad elemental de organizar el control de una elección.
“Nadie puede alegar su propia torpeza”, es la frase que prima en la justicia. O sea, si por torpeza o ineficiencia, no hay boletas o fiscales, no se podrá argumentar que hubo fraude, porque justamente ese es uno de los papeles del partido político: organizar a su fuerza para la elección y controlarla.
LLA viene agitando el fraude desde hace meses. Están los que sostienen que es sólo un recurso propagandístico para instalar que el rival es tramposo. Y están los que dicen que, como Donald Trump y Jair Bolsonaro, lo hacen de antemano para justificarse en caso de una derrota.