Después de defender por más de un mes a la Gendarmería, el Gobierno empezó a ajustar su relato, acuciado por la mella que empezó a hacerle el caso de Santiago Maldonado y empezó a apuntarle a los gendarmes. Desde la Casa Rosada tratan de preservar al conjunto de la Gendarmería para así deslindar su responsabilidad en la desaparición forzada del joven, pero hablan ahora de la posibilidad de que pueda ser obra de alguno de los miembros de esa fuerza que participó en la represión a los mapuches el 1 de agosto, donde Maldonado fue visto por última vez. El nuevo relato de la administración macrista quedó expuesto esta mañana en boca del coordinador de políticas públicas de la Jefatura de Gabinete, Hernán Iglesias Illa, quien dijo que "lo peor que podría haber pasado es que algún gendarme suelto le haya pegado a Santiago Maldonado sin saber que lo estaba hiriendo gravemente".
En la última semana el gobierno de Mauricio Macri vio agotarse el alcance de las operaciones tendientes a sembrar sospechas en torno a la comunidad mapuche y sobre el propio Santiago Maldonado y su familia. También empezaron a desacreditarse cada vez con mayor rapidez las versiones falsas que se buscan instalar sobre dónde podría estar el joven, a pesar de que los testigos presentes en la represión a la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen ratificaron que estaba en ese momento y que fue llevado por los gendarmes que reprimieron.
El golpe de gracia a la cerrada defensa de la Gendarmería por parte del Gobierno –que tuvo a la ministra de Defensa, Patricia Bullrich, como abanderada– fue la confirmación de que Maldonado había sido herido con anterioridad a la represión por un puestero de la estancia de Benetton durante un presunto ataque de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). En la Casa Rosada se aferraron a esa hipótesis que eximía de responsabilidad a los gendarmes, pero lo que imaginaron como su tabla de salvación terminó por hundirse cuando un cotejo del ADN de la sangre en la camisa del puestero comprobó que no era la del joven tatuador.
A la verificación de esa falsedad se sumaron los estudios de opinión que llegaron a manos de Mauricio Macri. Estos trabajos dan cuenta de que el reclamo por la aparición con vida de Maldonado está instalado con fuerza en la sociedad y que la mitad de la población lo considera culpable y la otra mitad cree que debe hacer algo para que aparezca.
A partir de ahí el Gobierno empezó a variar su posición: Bullrich fue pasada a cuarteles de invierno y del caso empezaron a hablar el ministro de Justicia, German Garavano, cara visible del grupo de funcionarios que cuestionan el manejo del tema por parte de la ministra de Seguridad, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.
“No pongo las manos en el fuego por nadie”, dijo hace un par de días Garavano en alusión a la Gendarmería. En el Gobierno ya no defienden a esa fuerza, pero sí tratan de preservarla institucionalmente.
“A algún gendarme se le fue la mano”, se repitió en los últimos días desde los mismos medios que propalaron las falsas versiones sobre Maldonado. Es la misma idea que Iglesias Illa buscó instalar en diálogo con Diario del futuro por FM La Patriada. “Lo que más probablemente haya pasado, o lo peor que podría haber pasado, es que algún Gendarme suelto le haya, no sé, pegado a Santiago Maldonado, sin saber que lo estaba hiriendo gravemente.”
Por si hacía falta, el funcionario aclaró que “eso tampoco me parece que podría ser parte de un plan del Gobierno” y consideró “una exageración” que se responsabilice a la gestión de Cambiemos por lo que ocurrió con Maldonado. También cuestionó la definición del caso como una desaparición forzada. “Me parece que se saltó demasiado rápido en la oposición al hablar de desaparición forzosa cuando todavía no sabíamos casi nada del tema”, se quejó y consideró “un poco decepcionantes todas las reverberaciones que hubo sobre la Dictadura y, sobre los tiempos más oscuros de nuestra historia en este último mes”.
En defensa de la Gendarmería en su conjunto y del respaldo de Bullrich a esa fuerza, Iglesias Illa dijo entender que “a unos tipos a los que le estas pidiendo que pongan el cuerpo contra el narcotráfico, que están entrando y quedándose en barrios muy peligrosos, es muy difícil pedirles después que sigan haciéndolo o sigan haciéndolo bien, cuando a la primera de cambio y, por cuestiones políticas, porque está en la tapa de los diarios, vos removés a un comandante porque te lo esté pidiendo la política y, en realidad, vos estás convencido de que no hicieron nada”.