Resultado al margen del balotaje, ni el más odiante podrá decir que no fue un domingo luminoso, por lo menos desde el sol amable de la mañana que facilitó la concurrencia a la quinta y última elección del año. O acaso, al menos en Rosario, tanta gente no demoró su ejercicio cívico y acudió pronto a votar por la percepción de que esta vez la la cosa iba en serio y hubo menos indiferentes. Una percepción que se escuchó en escuelas de barrio como del centro. Para uno u otro lado, a la ciudadanía no le dio lo mismo y acudió a las urnas.
Primeras horas del comicio en barrio Ludueña. Escuela N° 84 "José Mármol", la del Pocho Lepratti, una de las que fue blanco de una demencial balacera en abril pasado, adonde asisten 600 alumnos y es, por tanto, una referencia ineludible en el barrio.
Nancy Nuñez, docente a cargo de la escuela durante el acto electoral, contó que el vecindario arribó desde temprano. El manso desfile de votantes bajo el sol matinal la confirmó. La rutina electoral transcurrió tranquila, desde el primer votante, un enfermero, que como ya acostumbra llegó incluso antes de la apertura del comicio en el edificio escolar de Vélez Sarsfield y Larrea.
Tristán, taxista de oficio, salió guardando la constancia de voto en la billetera y afirmó que sí, que votó con ganas: "Con ganas de salir adelante. Soy del barrio, y veo la gente muy abajo, sobre todo en la salud. Ojalá sea para mejor", dijo.
Los electores llegaban a pie y saludándose con una familiaridad propia de un barrio con vecinos de añoso arraigo, a pesar del azote narcocriminal. Es que en los barrios también hay rutinas alegres, como ir a votar con la bolsa de los mandados y el pan calentito.
Tampoco se notó el clima hostil que dominó la campaña en medios y redes sociales. "Acá no, es que hasta los fiscales de uno y otro son papás de la escuela", contó Núñez. Agregó que no hubo inconvenientes con boletas ni cosas raras. Sí en la elección general, que alguien orinó sobre todas las opciones sin discriminar, y luego en el escrutinio aparecieron objetos y mensajes insólitos en los sobres.
Alfredo, 65 años y jubilado, señaló el padrón pegado en un pizarrón y se quejó: "Aparece mi hijo todavía, que murió en 2016". Ya en la vereda, contó a este diario: "Ninguno de los dos me gusta; y sí, tiene que haber un cambio pero en Milei no confío. ¡Reivindica la dictadura! Es un salto al vacío. Esto ya lo viví. Prefiero el malo conocido", opinó el hombre.
La escuela José Mármol ha demostrado este año un perfil de votante singular, cruzado podría decirse. En esas urnas Maximiliano Pullaro se impuso por poco margen a Marcelo Lewandowski en la elección para gobernador. Y en las generales nacionales de octubre, Sergio Massa acaparó el 50% de los votos.
Eso mismo confirmó una señora frente a la urna y en el instante de echar el sobre en la ranura: "Vamos Massa", musitó por lo bajo.
Al mismo tiempo, pero en otro barrio como Martin, que se presume la contracara de Ludueña, la misma afluencia tempranera de votantes. "Se está votando rápido, con buena predisposición a participar", valoró el presidente de una de las mesas en el Nacional n° 1, de 9 de Julio y Necochea.
En esa escuela secundaria, Patricia Bullrich se impuso en las generales, seguida por Milei. Se lo confirmaron los alumnos a una docente que ayer regresó al establecimiento por el comicio. "Los chicos votan a Milei, y los grandes... el odio caló hondo. Yo sé a quien votar, pero no estoy contenta. Ahora, eso otro es el abismo", reflexionó.
Comentaban los responsables el afán de La Libertad Avanza por garantizar un fiscal en cada mesa. No obstante, salvo la sustracción de boletas en un cuarto oscuro, luego subsanada, todo transcurrió en armonía.
Apurado para ir por el almuerzo familiar, Sergio, 44 años, se declaró "cansado de volver a votar otra vez" y "con cero expectativa, porque los problemas que tenemos trascienden a quien gobierno o no; y porque el que hoy pierda no dejará gobernar al otro", vaticinó y se fue al tranco largo hasta su camioneta.
Un matrimonio, con su hija que debutó este año en las urnas, se expresó con firme decisión de participar en esta coyuntura clave. "Vinimos convencidos, hay que votar, hay que participar", dijo el hombre. Y su esposa acotó: "Votamos por ella –señaló a su hija adolescente– por el futuro, para que no tenga que irse a vivir afuera". Y la chica devolvió: "Yo también voté por mi futuro y por el de ellos", cerró.
La pregunta a la salida de la escuela anticipaba un perfil de lo que arrojarían allí las urnas. En un boca de urna improvisado, allí solo una joven luego de pensar cómo decirlo sin violar la veda, soltó: "Voté a la democracia". Después, la tendencia del barrio: "No puedo decirlo, solo que voté JM, quiero un cambio", dijo uno. Su novia, al lado: "Yo voté libertad".
Otra chica, con look previo al aerobic dominguero, mostró la funda violeta de su celular como respuesta respecto del voto que acababa de emitir. Luego, una mamá con hija adolescente, rubias ambas: "Yo voté a Milei", dijo la señora. "Yo, al león rubio", dijo la nena. Y al pasar, un tercero espetó antes de entrar "Vamos Massa".