Desde Nueva York
Como ocurrió en 2006, 2007 y 2010, el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer se repartieron los cuatro títulos de Grand Slam de la temporada, un dominio impensado un año antes, cuando los dos terminaron 2016 de manera prematura por sendas lesiones.
Sin embargo, tras el descanso forzado, los dos regresaron renovados y sumaron dos grandes más a su cuenta: Federer celebró en Australia y en Wimbledon, mientras que Nadal lo hizo en Roland Garros y ayer en el Abierto de Estados Unidos, con su victoria sobre el sudafricano Kevin Anderson en la final por 6-3, 6-3 y 6-4.
En aquellos cinco años de duopolio Federer-Nadal, sólo dos tenistas pudieron inscribir su nombre entre los campeones, por más que se jugaron 20 Grand Slam: el serbio Novak Djokovic ganó Australia 2008 y el argentino Juan Martín del Potro celebró en el US Open 2009. Diez quedaron en poder de Federer y ocho fueron a las manos de Nadal.
Hasta este 2017, parecía que esa era estaba terminada. Federer había frenado su cuenta de grandes en 17 en 2012. Nadal había parado la suya en 14 en 2014. Nombres como Djokovic, sobre todo, el británico Andy Murray y el suizo Stanislas Wawrinka empezaron a tener más protagonismo.
Pero como si el tiempo no hubiera pasado, parece que el circuito se retrotrajo una década. A partir de hoy, el ranking mostrará a Nadal, a los 31 años, primero con 9.465 puntos y a Federer, a los 36, detrás con 7.505. El español llegó a la cima durante el torneo de Cincinnati y defendió la posición pese al acoso del suizo.
“Vuelvo a estar en un lugar en el que no imaginaba que estaría nunca más”, admitió el mallorquín tras haber regresado a lo más alto del ranking después de más de tres años. “Es una sensación bonita y emocionante, aunque también es el premio a haber mantenido la ilusión por lo que he hecho durante toda mi vida”, reconoció antes del torneo que acaba de ganar.
Como en sus años dorados, Nadal volvió a mandar sobre la arcilla europea, con una sola derrota y los títulos de Montecarlo, Roma y Barcelona, además de su primer Grand Slam desde 2014. Su asignatura pendiente había estado en las superficies rápidas, donde hasta ayer no había conseguido ningún título, aunque arribó a las finales de Australia, Acapulco y Miami.
Del Potro, con su triunfo ante Federer, evitó la semifinal soñada en Nueva York: todos esperaban el choque entre ambos, inédito en el US Open y con el número uno de premio extra. Pero el suizo esta vez no estuvo a la altura, aunque su balance de la temporada ya era más que positivo.
“De alguna manera estoy realmente feliz de haber llegado a los cuartos”, aseguró Federer, después de despedirse. “Así que no estoy decepcionado, porque este año la cosecha ya había sido buena”, explicó el helvético, que a sus 36 años celebró en Indian Wells, Miami y Halle, además de Australia y Wimbledon.
El único gran objetivo que se le escapó fue regresar a la cima del ranking, donde apareció por última como el mejor jugador del planeta a fines de octubre de 2012. Con el título en el US Open, Nadal volvió a distanciarse a casi 2.000 puntos, un Grand Slam de diferencia.
Es cierto que para sus gloriosas cosechas de 2017, Nadal y Federer se vieron favorecidos por las lesiones o los bajos rendimientos del Djokovic, Murray y Wawrinka, u otros jugadores peligrosos como el japonés Kei Nishikori o el canadiense Milos Raonic.
Sin embargo, el mérito para ambos estuvo en saber aprovecharlo, como para demostrar que el tiempo no parece pasarles.