De pronto, Horacio Verbitsky apuró las últimas diapositivas. “Ahora les voy a mostrar un par de minutos de Milagro enfrentando al juez Pullen Llermanos”, dijo. Imágenes inéditas, explicó, un video filmado por el Servicio Penitenciario de Jujuy. Se apagaron las luces del auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Cientos de personas escuchaban la presentación de su libro La Libertad no es un Milagro, en el cierre del Encuentro Nacional de Comités por la Libertad de Milagro. Entonces, en la pantalla aparecieron en blanco y negro las imágenes de Milagro Sala, estremecedoras, cercada por secretarios de un juzgado de Jujuy, el juez, custodios y también un defensor oficial que buscaron imponerle, mientras ella se negaba. Imágenes en que Milagro Sala usa lo único que tiene, sus manos esposadas con grilletes, para taparse las oídos, con un gesto liberador.
–Está por comenzar el acto, tome asiento señora –se oye cuando entra el juez Pablo Pullen Llermanos.
–No deseo sentarme –dice Milagro.
–Siéntese igual –dice el juez.
–No quiero sentarme.
–Quédese parada, pero póngase más atrás.
–¿Por qué tiene que darme órdenes así? Yo no soy su hija -contesta Milagro.
En el libro, Verbitsky dice que Pullen Llermanos apenas puede contener la furia. “Con un gesto de la mano reitera la orden para que Milagro retroceda un paso.
–Yo soy el juez de la causa –dice.
–Respéteme. Yo soy diputada del Parlasur.
–Acá no interesa.
–Si quiere que lo respete, respéteme.
–Hágase para atrás, señora, vamos a comenzar el acto.
–Yo no tengo nada que escuchar”.
El presidente del CELS y periodista había adelantado la existencia de este material en la última conferencia de prensa del Comité por la Libertad de Milagro Sala, cuando denunció que el gobierno de Jujuy iba a trasladar a la líder de la Tupac Amaru a una casa totalmente destruida. Finalmente, el sábado mostró parte del vídeo en la presentación de su nuevo libro, publicado por Planeta. La sala aplaudió y aplaudió cuando vio a Milagro taparse los oídos.
En la mesa también estuvieron las colaboradas del libro: Elizabeth Gómez Alcorta, coordinadora del equipo de abogados defensores de Milagro Sala –en el pecho llevaba la imagen de Santiago Maldonado–, y Alejandra Dandan, periodista de este diario. Apenas terminó el video, Gómez Alcorta explicó: “En lo personal, esas imágenes no pueden dejar de emocionarme, de maravillarme. Hubo un momento en el que Milagro dijo que no iba a designar más abogados defensores, dos causas en las que no quiso designar a nadie. Y la llevaron a notificarse de la indagatoria sin sus abogados. Por eso estas imágenes hablan de la dignidad y muestran el maravilloso ADN de Milagro: ella ahí no tiene a nadie, estaba sola, no estaba Lucho (Luis Paz, su amigo y abogado). No estaba Paloma (Paula Alvarez Carreras, abogada también). No estaba su marido. Estaba esposada, frente a Pullen Llermanos, este personaje siniestro que en esta trama ocupa un lugar fundamental. Ahí está el aparato estatal y judicial frente a reglas tontas que tiene que escuchar con una imputación mentirosa”.
Alejandro Garfagnini, Coco, coordinador nacional de la Tupac, presentó la mesa y “a alguien que les quiere hacer llegar un saludo”. Era Milagro, imagen y voz, todavía prisionera, pero en una casa reconstruida contra el tiempo por el trabajo de sus compañeros. Habló de Horacio. Del día que lo conoció en su oficina llena de libros. Verbitsky agradeció el trabajo “permanente” de todos los que estaban ahí “desde el día de la detención hasta ahora”. Y mostró la primera diapositiva, una imagen del 1° de marzo de 2016, cuando viajó a Jujuy para visitar a Milagro en la cárcel. Con la imagen respondió el saludo de Milagro, pero también puso en cuadro a ella y a él mismo en la trama de la gran persecución que reconstruye su libro. “En el video ella dice que nos conocíamos poco. Efectivamente habíamos estado una vez en mi oficina”, dijo. “Escribí una nota en el 2009 cuando conté el primer enfrentamiento de ella con el contador Morales, que visto retrospectivamente es un punto central: Morales, entonces senador del radicalismo, le reprochaba que con la organización popular Milagro contrapesaba el poder de las grandes empresas sobre la escena política de Jujuy y condicionaba a los gobernadores”. Y dijo: “Nadie ha escrito un mejor elogio a Milagro Sala que su peor enemigo. ¡Y por eso es su peor enemigo! Porque asume voluntariamente la representación de esos intereses ante el sistema político”.
Enseguida mostró las tres primeras diapositivas como metáfora estructural del libro. Foto 1. Gerardo Morales duerme o simula dormir en un avión, asientos detrás de la barba candado de Verbitsky, presentación de quién de ahí en más será su perseguidor. “Cuando subí al avión lo vi a Morales. Me causó gracia poder entrevistarlo. Cuando despega el avión lo abordo, pensé. Pero el avión despega, alcanza altura, me doy vuelta y veo que está durmiendo. Y a lo largo de todo el viaje simuló dormir para eludir el diálogo. Cuando el avión llegó me apuré a bajar mi valija, la puse en medio del pasillo, me puse el teléfono grabando en el bolsillo del saco, lo encaré y lo obligué a un diálogo que no quería –contó–. Él no podía hacer otra cosa que repetir: se robaron todo. Y yo le decía: hay que demostrarlo. Y él decía: se robaron todo. Y yo, eso tienen que demostrarlo”. La sala aplaudió. Verbitsky le dijo que no podían demostrarlo. Y Morales que había 60 causas. “Y quedó claro –explicó– que la idea era ir desempolvando una tras otra las causas, a medida que tenían que ir dando la libertad, tenían otra para mantenerla detenida”.
Foto 2. El cartel de Ledesma en la recepción del aeropuerto de Jujuy. “Una cosa que me impresionó mucho es que la bienvenida no la da el gobierno, la da el Ingenio Ledesma, está muy bien: es una provincia atendida por los dueños –remató–: un sinceramiento”.
Foto 3. Audio y foto de Ernesto Sanz, entonces presidente de la UCR. Se escuchó un fragmento de un reportaje en el que, dijo el autor, “admite que hay un enemigo que hay que sacar de la cancha. Que no quieren. Admite que la detención no tuvo razones jurídicas sino políticas”.
“Este libro es la síntesis de la acción y de la lucha de mucha gente”, dijo. “Me gusta mucho que la primera presentación sea en el Segundo Encuentro Nacional de los Comités. Trabajamos a un ritmo salvaje. El pedido de la editorial fue el 25 de febrero, y en muy pocos meses está terminado.” La mesa nombró a quienes hicieron posible el trabajo. Sabrina Roth, la antropóloga Elizabeth Gómez, lxs periodistas de Jujuy, Raúl Noro y los hermanos de Milagro, su hija Claudia. Elizabeth Gómez Alcorta nombró a lxs defensores: Luis Paz, Paula Alvarez Carreras, Ariel Ruarte, Marcos Aldazabal y Matías Duarte. Verbitsky dijo que no es un libro de anécdotas sino de estructura. Busca trazar continuidades con los desplazamientos de trabajadores del azúcar y mineros a las ciudades, el crecimiento de los gremios estatales y las luchas populares en las rutas de los 90, hasta llegar a los inicios de la organización.
El libro, dijo Dandan, “no sólo cuenta la historia despiadada de odio a Milagro, de su perseguidor a su vez perseguido. También es la historia de la insurgencia de un pueblo que logró condiciones muy similares a lo que uno puede imaginar como emancipación”. Explicó que por eso mismo el libro va en busca de la celebración de la vida. “Reconstruye la trayectoria vital de Milagro, muestra escenas desconocidas en las que la mesa chica del poder la convoca con desesperación porque es la única que maneja el lenguaje de la calle. Pero va a buscar también las claves de algo parecido a una lógica de celebración cuando muestra a Milagro que pasea por los galpones a cualquier hora de la noche antes del temido primer juicio de lesa humanidad. Y lo que saca de ahí son enormes carteles donde el hombre siniestro del azúcar aparece travestido, como un preso, con un gorro de milico. Por eso justamente se detiene en la construcción del partido político. Porque cuando la Tupac se propuso y expande las fronteras de sus modos de celebración sobre el Estado con el desafío de su participación política va a desafiar los modos de regulación de la cultura: ese el momento en el que puede pensarse que, cuando la celebración tenía las condiciones para invadirlo todo, entonces, se abrieron las puertas de la cárcel”.
Y allí, Gómez Alcorta caracterizó la tercera parte del libro que muestra a Jujuy como un tubo de ensayo fundamental para entender el presente. “Este tejido del que hablamos va de la crisis, la caja de cartón, al esplendor de la organización para llegar a los tercera parte: los patrones contraatacan y el modo de atacar es una trama mediática, judicial y política que se ve y se detalla con una cantidad de acciones que muestran un paroxismo muy grotesco, como el secuestro de una legisladora en un auto, para decirle que diga que la plata iba a la quinta presidencial.”
En el escenario permaneció la imagen de Santiago Maldonado. Con el pedido de aparición con vida.