Regresaba de San Pablo el martes pasado. Habíamos inaugurado en la sala Marta Traba del Memorial de América latina las dos primeras muestras de Bienalsur en Brasil. Tomé un taxi en Aeroparque y comencé a responder llamados y a verificar detalles en distintos espacios: si habían llegado las obras, si estaban ok los artistas, si el equipo técnico había terminado su tramo de tareas. De pronto, entre llamado y llamado, el conductor me pregunta de qué trabajo. Le respondí que soy investigadora en el área de arte y trabajo en Untref. Directamente replicó: ¿Bienalsur? ¿Es eso de Bienalsur en lo que trabaja?
Sorprendida le respondí que sí y le pregunté cómo era que estaba al tanto. Por los anuncios, comentó rápidamente y agregó: alrededor del Obelisco, en la pantalla que está sobre el museo de Arquitectura, hay videos que dicen el arte y vos...
Pero cuénteme bien, ¿qué es Bienalsur?
Esta anécdota da algún indicio de las búsquedas de ampliación del campo de acción del arte que alentamos quienes llevamos adelante este proyecto que, bajo la dirección general de Aníbal Jozami, se incuba en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref).
Bienalsur es la Bienal Internacional de Arte contemporáneo de América del Sur, un proyecto que tiene como punto de partida la observación y el análisis de las condiciones actuales del sistema del arte en el contexto de las relaciones internacionales.
El formato bienal constituye uno de los hitos para la circulación y consagración de artistas, curadores, modos expresivos. Si bien el mapa global se reconfigura a cada paso, la memoria de los posicionamientos y esquemas tradicionales persiste. Venecia, San Pablo, Shanghai, La Habana y otras bienales existentes, lleva en su historia las marcas de su origen ligadas de distintas maneras a las sutiles articulaciones entre el mundo del arte y el de la política. Buscaron, de formas diversas, establecer espacios para una presencia compartida que fueran capaces unas veces de mostrar una versión a escala del mapa de posiciones; otras, de ensayar la convivencia y el borramiento de fronteras. En ellas, las producciones simbólicas se ofrecen como representaciones de realidades heterogéneas y reproducen en sede artística, de formas más o menos visibles, esquemas de circulación y posicionamiento fijados en el ámbito político y económico internacional.
A partir de estas premisas y con la conciencia de que nuestro lugar de enunciación es el del Sur, un Sur global, desarrollamos este espacio para el arte contemporáneo que toma como punto de partida el sistema del arte instituido y busca avanzar con y más allá de él, procurando construir otros modos de relación y con ellos otras articulaciones entre actores, instituciones, ciudadanos.
Esta bienal busca hacer del espacio del arte un espacio de pensamiento, un sitio para la emergencia de ideas y propuestas destinadas a ofrecer otras configuraciones del mundo contemporáneo. En este sentido, se propone establecer otro régimen de realidad, otro régimen de sentido a partir de la puesta en común dentro de un proyecto curatorial multifocal de nociones teórico-críticas, objetos simbólicos y artísticos, capaces de poner en dudas las cuestiones ya sabidas, expandir los límites establecidos, atravesar las fronteras para situarse entre varias dimensiones, lo que demandará sin dudas la emergencia de otros objetos, otros modos de leer, otras formas de comprender.
“Los aparatos de distribución deciden el valor de lo que se lee”, se afirma cuando se analiza el sistema de circulación del conocimiento. De lo que se deriva que en el capitalismo cognitivo, quienes controlan la distribución controlan de algún modo al mundo. Por ende, es esta una de las cuestiones sobre las que trabajar.
Benalsur ofrece otros modos de circulación, otra lógica de encuentro, con la que se espera contribuir en la emergencia de otras maneras para la valoración de lo que se produce aquí, allí, en cualquier sitio. No se aspira simplemente a poner en plano de igualdad a proyectos creadores de distintos orígenes, sino que se busca con la generación de modos alternativos de producción de sentidos, alumbrar el surgimiento de un espacio en el que se instalen preguntas, en donde las certezas entren en conflicto y abran paso a nuevos ensayos que inviten a cada actor social a reasumir la imaginación y con ella su capacidad creadora –en un sentido amplio– dando paso quizás a la emancipación del pensamiento para contribuir a abrir otras vías.
Es por estas razones que nos proponemos corrernos de la norma y planteamos un proyecto en diálogo con distintos actores sociales, convocamos a artistas y curadores a través de un llamado internacional, libre y abierto, a presentar propuestas con el deseo de que, en vez de imponer un tema, éste o éstos emergieran de las convergencias de los proyectos recibidos. Fueron 2543, de 78 países, quienes que se sintieron convocados. Lo que implicó, a su vez, invitar a colegas actuantes en diferentes escenas a colaborar en la evaluación y selección de proyectos. De este arduo proceso quedaron preseleccionadas 379 propuestas y sobre ellas se trabajó tanto para su localización como para su producción. Tomamos del arte contemporáneo la valoración de los procesos, por lo que esta plataforma se reconoce en ellos y hace del formato bienal no un evento que se produce cada dos años sino uno que ocurre a lo largo de dos años. Los proyectos que integran los grandes ejes conceptuales que organizan las muestras y acciones dentro del territorio de Bienalsur surgieron, centralmente, de este llamado internacional. Entre tanto, los sitios que forman este territorio surgieron de una invitación abierta de Untref a sumarse a esta plataforma. Es por eso que Benalsur es multipolar: cada espacio es un centro de recepción y emisión a la vez. Construye un territorio que describe otra cartografía que pone en plano de igualdad espacios localizados en Buenos Aires y Tokio, Asunción, Sorocaba y Madrid, Tucumán, San Pablo y Cotonú, Lima, Valdivia y Marsella, París, Ouidah y Guayaquil, por mencionar algunas de las más de 30 ciudades, localizadas en 16 países que dan forma a este proyecto que se ha constituido de manera asociativa estableciendo una red de universidades, centros y museos que trabajan en convergencia y colaborativamente en la construcción de esta plataforma.
Buscamos diluir las fronteras tradicionales, por eso la guía de mano es un pasaporte cultural trasnacional que orienta sobre las acciones, intervenciones y exposiciones Bienalsur. Estas se reconocen como capítulos dispersos en el espacio dentro de algunos grandes ejes articuladores. Entre ellos: Arte y acciones en el espacio público (como las llevadas a cabo en Buenos Aires, por ejemplo, por Pedro Cabrita Reis en la fachada de la Facultad de Derecho, por Regina Silveira en el Parque de la Memoria, la de Bertrand Ivanoff sobre el Palais de Glace, Katie Urban en el Museo de Arquitectura, entre otras), curadurías bienalsur (constituidas a partir de la convergencia de proyectos seleccionados del llamado abierto internacional, como la que se verá en la CNB, o en el nuevo Centro de arte contemporáneo de Muntref en el Ecoparque, por ejemplo), colección de colecciones (en donde invitamos a colecciones contemporáneas a participar de una selección de su repertorio y deslocalizarse interfiriendo en otras colecciones o formando otros relatos curatoriales). En las distintas ciudades y espacios se verán entre septiembre y diciembre muestras de las que participan artistas de diversos orígenes con propuestas originales producidas ad hoc integrando diálogos, proponiendo tensiones, abriendo interrogantes.
Pero no sólo se busca interpelar a aquellos habitués del mundo del arte, sino que con la expansión en el espacio público, con las acciones con sectores sociales marginalizados –como las llevadas adelante con Reza, el fotógrafo iraní e Hibino, el artista Japonés– y con el desarrollo de propuestas de conectividad como las Ventanas Bienalsur que invitan a públicos de distintas ciudades a compartir sus experiencias y muy especialmente con el desarrollo de la experiencia de Realidad Aumentada de Bienalsur, un proyecto desarrollado por Untref media y particularmente alentado por Marlise Ilhesca, esta plataforma de arte contemporáneo busca actuar sobre otros sectores de la sociedad en busca de alcanzar desde la diversidad la identificación de algunos rasgos comunes dentro de experiencia vital contemporánea.
* Diana Wechsler es directora artístico-académica de Bienalsur.