En medio de la crisis que atraviesa a la ficción argentina, Un gallo para Esculapio aparece como una interesante bocanada de aire fresco. La potencia de una historia contada con atractivo narrativo y visual, que no cae en lugares comunes y con actuaciones extraordinarias de sus protagonistas (tanto Brandoni cono Lanzani enriquecen el relato), demuestra que hay cuerda para rato en la producción nacional si hay ideas detrás. De hecho, ya se está hablando de la posibilidad de que Un gallo... tenga una segunda temporada. “Hay una idea firme. Nos estamos poniendo de acuerdo, porque fue un trabajo complejo. Pero está todo muy avanzado para que haya una continuidad”, reconoce el autor, director y productor, junto a Turner, Underground y Cablevisión.
Aunque demostró su sensibilidad para contar historias periféricas al sistema, Stagnaro también tiene intenciones de regresar a la pantalla grande, con un guión de un largo de terror bajo el brazo. “No tiene nada que ver con lo que vengo haciendo, es una forma de sacudirme de encima esta cuestión de la marginalidad, que no es un tema que me interese particularmente quedar vinculado, si bien evidentemente hay algo que me atrae. De cualquier manera, no sé si Un gallo... lo veo tan vinculado a lo marginal. En definitiva, son tipos de clase media que roban. La lógica de sus vínculos es más de clase media. Me interesa la marginalidad del tipo que está afuera de un entramado social, que se siente fuera del sistema. Esa idea la siento más propia.
–¿Está proyectando algo que le es propio?
–Sí, absolutamente. Siento que hay libros que me marcaron a fuego en la adolescencia y que siento que siempre vuelvo a ellos, que son Crimen y castigo, El cazador oculto de Salinger y Los hermanos Karamazov y Memorias del subsuelo. Siento que siempre estoy contando historias protagonizadas por ese mismo protagonista.