Los datos que se conocieron ayer sobre el vuelo chárter de Lamia, caído en Colombia la madrugada del lunes, refuerzan la hipótesis de la falta de combustible como principal causa del accidente, y a la responsabilidad de la empresa y el comandante de la nave en la tragedia. Por un lado, se conoció un audio con el relato de un copiloto de un avión de Avianca, que escuchó la comunicación entre la torre de control y el piloto de Lamia, que confirmó la falta de combustible antes de la falla eléctrica. Por otro, las autoridades colombianas dijeron que el vuelo no estaba autorizado a ingresar desde el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra sino desde Cobija, una ciudad mucho más al norte en Bolivia y más cercana de Medellín. También se confirmó que el avión no respostó combustible, aunque estaba contemplado en su plan de vuelo.
El lunes, minutos antes del accidente, el vuelo 9256 de Avianca sobrevolaba el aeropuerto de Medellín José María Córdoba, al mismo tiempo que el comandante de Lamia se comunicaba con la torre de control y reportaba sus problemas.
En el audio conocido ayer, que circuló por las redes sociales, el copiloto de Avianca Juan Sebastián Upegui contó ese diálogo del que fue testigo. “Cuando llegamos nos mandaron a la espera en Rionegro (para sobrevolar el aeropuerto) con 21000 pies, porque había un VivaColombia en emergencia”, dijo el piloto en relación al vuelo FC8170 de la compañía colombiana, que cubría la ruta Bogotá-San Andrés, y pidió aterrizaje prioritario en Rionegro por un problema técnico.
“Llegamos a la espera, y cuando estábamos con 21 mil pies nos dijeron descenso a 19 mil pies. Mientras el VivaColombia estaba aterrizando, el RJ85 (el avión de Lamia) estaba por encima de nosotros dando vueltas también. De repente, (el piloto de Lamia) le dijo a la controladora ‘solicitamos prioridad para proceder a la pista, tenemos problemas de combustible’”, contó el copiloto, quien remarcó que “en ese momento no se declaró en emergencia”. Entonces, relató, la controladora aérea comunicó al piloto que un avión estaba aterrizando en emergencia (el VivaColombia) y no podían proceder.
La respuesta del piloto de Lamia, contó Upegui, fue: “Procedemos, procedemos, tenemos problemas de combustible, y se metieron todo para abajo. La controladora nos dijo ‘Avianca 9256 vire izquierda’, que es lo que hicimos, y nos paso por al lado, a toda mierda, incluso vimos las luces del avión cuando paso bajando. Cuando empezó a bajar se declaró en emergencia, problema de combustible”.
En ese momento, según el relato de Upegui, la controladora le pide que informe el problema y el piloto avisa que “tenemos falla total eléctrica” y a los gritos pide vectores para proceder a la pista mientras el radar de la torre no los registra.
En el audio, Upegui, relató el momento final del vuelo: “‘¡Ayuda! vectores para proceder a la pista’, con la voz desesperada, mientras al fondo se escuchaba la voz que decía ‘tren abajo, ¡ayúdenos! vectores para proceder a la pista’”, y finalmente “la controladora le dijo que se encuentra en el radar con 9000 pies, a ocho millas, y ahí se paró la cosa. A la controladora se le quebró la voz, y nosotros nos pusimos a llorar en el avión”, relató el copiloto.
Abonando la teoría de la falta de combustible y el posible motivo de la demora en declarar la emergencia al sobrevolar el aeropuerto, el ingeniero aeronáutico Rubén Cafaro explicó a PáginaI12 que “no declara la emergencia de entrada porque el comandante estaría asumiendo que cometió una grave irresponsabilidad por la falta de combustible. Y eso una aerolínea lo paga con el descrédito, ya que los pasajeros son muy sensibles a una falla de la empresa por tener un aterrizaje de emergencia, por fallas humanas”.
“Para mí, es una falta gravísima de la empresa y del comandante, ya que por normas internacionales de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) y de la IATA (International Air Transport Association) los aviones deben cargar combustible desde su origen hasta el destino, además un plus para el aeropuerto alternativo más lejano, y otro excedente para 45 minutos de contingencia de vuelo. Nada de esto se cumplió –dijo el ingeniero–, porque este avión tenía una autonomía para máximo fuel de 2965 kilómetros y al aeropuerto había 2982 kilómetros. Una irresponsabilidad, tendría que haber ido a Quito o Bogotá a repostar, directo no puede hacerlo, y eso es responsabilidad del comandante y la empresa”, remarcó Cafaro.
El ingeniero argumentó que el jet Avro tiene cuatro motores, más “un pequeño motor turbo chiquito APU (unidad auxiliar de potencia) que está diseñado para cortas distancias” y agregó que las grabaciones confirman “que se quedó sin combustible” en un trayecto que excedía su autonomía de vuelo.
En este sentido, un director de la propia Lamia, Gustavo Vargas, explicó que el plan de vuelo incluía a Bogotá –420 kilómetros al sur de Medellín– como lugar de reabastecimiento de combustible de ser necesario, y al aeropuerto del norte de Bolivia, Cobija. Sin embargo, este último tuvo que ser descartado porque no trabaja durante la noche.
“Bogotá era el más cercano y allí tenía ayuda para todo. El piloto sabía eso. Tenía que haber tomado en cuenta eso para continuar su vuelo o para reabastecer la nave. Eso en el caso hipotético de que le haya faltado combustible”, manifestó Vargas.
Una de las respuestas que tendrá que responder la investigación es por qué el piloto y copropietario de la empresa Lamia, fallecido en el accidente, Miguel Quiroga, no recargó combustible; pero además, por qué partió desde Viru Viru en Santa Cruz de la Sierra cuando, según las autoridades aeronáuticas de Colombia, estaba autorizado a ingresar desde Cobija, ciudad que se encuentra casi novecientos kilómetros más cerca de Medellín.
El secretario de Seguridad Aérea de Colombia, Freddy Bonilla, dijo que “no habían autorizado el vuelo de la manera en que se dio”, y que “no permitimos que una aeronave presente plan de vuelo si no cumple con requisitos en la capacidad operativa y técnica, entre lo que se encuentra el combustible”.
En tanto, Alfredo Bocanegra, director de Aviación Civil de Colombia, declaró que “las cajas negras están en poder las autoridades”, y que se “conformará una comisión investigadora a la que se le entregarán los elementos en custodia, entre ellos la grabación entre el piloto del avión de Lamia y la torre de control”, la misma que escuchó el copiloto del vuelo de Avianca.
Las nuevas evidencias surgidas ayer abonan la hipótesis de que el avión del Chapecoense se quedó sin combustible
Un plan de vuelo más corto que el necesario
El piloto de Lamia informó a la torre de control sobre la falta de combustible cuando ya era tarde. Y un ejecutivo de la empresa reconoció que el avión debió haber efectuado una recarga. Los datos apuntan a una irresponsabilidad de la empresa.
Este artículo fue publicado originalmente el día 1 de diciembre de 2016