“La libertad venció al miedo”, afirmó un exultante Pablo Rossi desde LN+, apenas dos minutos pasadas las 20 horas y sin ningún dato oficial. Fue el corolario de dos horas en las que la alegría contenida por la posible victoria de Javier Milei se desbordaba inevitablemente. El temprano reconocimiento de Sergio Massa de su derrota le permitió a Eduardo Feinmann expresar lo que mantenía atragantando: “Milei y Macri, más Bullrich, acaban de enterrar una era en la República Argentina que duró 16 años. Da la sensación que se acabó el todes, que se terminó una etapa política y comienza una nueva era”, expresó el periodista, que abandonó el aire deseando “haberle dado a nuestra audiencia la mejor noticia”. Fuera de aire, un ansioso Luis Majul se iba de la vaina por hablar, tropezando con un micrófono apagado que hacía inaudible lo que quería decir. “Hoy es el día que le dijeron basta a toda la porquería que viene arrastrando el peronismo durante años”, pudo decir Majul una vez solucionado el problema técnico, aliviando tal vez su angustia.
El balotaje que definió la elección de Milei como presidente del país a partir del 10 de diciembre contó con una cobertura mediática absoluta durante toda la jornada. La expectativa social por las elecciones generó que todas las señales informativas planificaran programaciones especiales que estuvieron a la altura. El reloj con la cuenta regresiva en pantalla llegó para quedarse en la TV argentina y alimentar la ansiedad de los televidentes, cada vez más expuestos al tono alarmista permanente que imponen la mayoría de los canales de noticias, más allá de las diferencias en sus líneas editoriales. La cuenta regresiva en pantalla de lo que restaba para el final de los comicios fue una constante que, lejos de funcionar como ansiolítico, incentivó la ansiedad por los resultados.
A diferencia de otras elecciones, el balotaje entre Massa y Milei no tuvo en el horario de cierre de los comicios una lluvia “de proyecciones”, “bocas de unas”, “rumores”, ni eufemismo alguno para dar posibles resultados o confirmar el nombre de algún ganador. “Cerraron los comicios”, en sus distintas variantes, fue la aséptica elección en la que coincidieron todas las señales. La cautela no parecería haber sido consecuencia del respeto por la veda electoral, sino más bien por la incertidumbre que generaba el resultado.
El primero en romper tal cautela fue la transmisión de EL Trece/TN, que escudándose en lo que “se dice” en cada búnker, Marcelo Bonelli afirmaba -apoyado por zócalos- que Milei le sacaba una diferencia “indescontable” a Massa, con una “diferencia mínima de 4 puntos y que podría llegar a los 7”. Una “información” que se encargaban de repetir cada vez que era posible. En ese juego, ambas señales transmitiendo en duplex señalaban --aunque con menor énfasis-- que en el caso de Massa “se dice” que “la pelea es voto a voto, que se gana por un punto y que no está definido”. Los 12 puntos de diferencia entre Milei y Massa que dieron los resultados oficiales son la constatación de que esos “datos” no eran todo lo preciso que la elección presidencial lo requería.
En LN+, ni bien terminaron los comicios Rossi y Feinmann fueron más allá y se animaron a hacer algo nunca visto en la historia televisiva argentina y violar la veda sin ponerse colorados. Además de afirmar que Milei tenía “una diferencia a favor de entre 2 y 8 puntos” (!), apenas media hora después del cierre de la votación en el canal informativo mostraron en pantalla fotos de distintas actas de escrutinios de mesa, en la que todas daban con resultados favorables a Milei. “Hasta hora no tenemos ninguna mesa que de ganador a Massa”, aclaraba Feinmann con sonrisa socarrona. La lectura de actas de escrutinio de mesas de todo el país prosiguió por más de una hora en el canal, con los periodistas al aire tropezándose por dar la información que les llegaba. “Es paliza”, afirmó Feinmann apenas una hora después de las 18 horas.
En contraposición, en C5N y con la consolidación de los resultados que llegaban a los periodistas de distintas mesas, la victoria de Milei se hacía carne tácita a través de las preguntas que empezaban a hacerse a través de los zócalos bajo el trituro “El país que viene”: “¿Habrá Banco Central?”, “¿Se eliminan todos los subsidios?”, “¿Qué pasará con la dolarización?”, “¿Qué pasará con los ministerios?” eran algunos de los interrogantes que se intercalaban impresos en pantalla. “Si sostuvieron durante toda la semana que iba a haber fraude y ahora sale (Guillermo) Francos a decir que fueron transparentes, no me parece una buena noticia”, señaló Fernando Borroni en C5N, dando indicios del resultado que más tarde se iba a corroborar con los datos oficiales.
En LN+ comenzaba a visibilizarse la interna política del “nuevo oficialismo”. Mientras Novaresio criticaba a Bullrich por querer adueñarse de la victoria de Milei, tanto Rossi, como Jonathan Viale y Viviana Canosa le salieron inmediatamente al cruce para defender el rol “destacado” que tuvo Juntos por el Cambio para que el resultado de la elección fuera el que finalmente fue. “Sin el pacto de Acassuso hoy el presidente sería Massa”, afirmó Canosa. No sea cosa de quitarle méritos políticos a quienes militaron durante años, sin matices, desde esa pantalla. El último en sumarse a la pantalla fue Alfredo Leuco, que por enésima vez en su trayectoria periodística sacó a relucir una idea que lo obsesiona desde hace tiempo: “El kirchnerismo -afirmó, levantando el tono de voz- se merecía que lo sepultura políticamente un hombre que es un recién llegado a la política, sin poder ni estructura y que ha generado una revolución en la Argentina”. Y remató, provocando carcajadas en sus compañeros: "¿Hay espacio para un meme? Empezó la venta de órganos, hay gente que se está cortando los testículos".