Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en varias ciudades de Francia en la primera gran protesta y huelga contra la reforma laboral impulsada por el presidente Emmanuel Macron, en una jornada de movilizaciones que en París terminó con represión policial, heridos y detenidos.
Las 180 protestas celebradas en toda Francia contra la flexibilización laboral que implicaría la reforma, que Macron quiere aprobar por decreto, encuentran al mandatario liberal, que asumió en mayo pasado, en plena caída de su popularidad. El sindicato CGT dijo que movilizó a 400 mil personas en todo el país, una cifra ligeramente inferior a las que reunió el año pasado contra una reforma más tibia que finalmente sacó adelante el presidente socialista François Hollande.
La CGT convocó marchas en todo el país y además llamamientos a la huelga en cuatro mil empresas, a la que se adhirieron la mayoría de los sindicatos, excepto la Confederación Francesa de Trabajo (CFDT) –la central con más afiliados–, que apoya la reforma laboral del gobierno; y Fuerza Obrera (FO), que está en contra de la nueva ley de trabajo pero rechaza los métodos de protesta porque considera que deben ser más duros. “La movilización tuvo cierto nivel”, reconoció el portavoz gubernamental, Christophe Castaner, quien explicó a la cadena televisiva CNews que el Ejecutivo iba a escuchar los temores para dar respuestas.
La huelga comenzó poco después del mediodía en la plaza de la Bastilla, donde se concentraron unos 60 mil manifestantes, según los organizadores, y 24 mil según la Policía. Las primeras dos horas de la manifestación transcurrieron en calma hasta que efectivos de la policía antidisturbios reprimieron con gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a un grupo de alrededor de 300 manifestantes que estaban encapuchados. Al menos tres personas fueron detenidas y un manifestante resultó herido, según el canal de televisión BFM TV.
Los manifestantes retomaron masivamente en sus lemas una polémica declaración de Macron, que la semana pasada advirtió: “No cederé nada ante los holgazanes, los cínicos o los extremos”. En algunas pancartas se podía leer “Los holgazanes están en marcha” o “Macron, te jodiste, los holgazanes están en las calles”. En el cortejo, el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, quien se alzó como el principal opositor a Macron, prometió que hará retroceder al joven presidente de 39 años.
La reforma laboral impulsada por Macron, persigue flexibilizar el mercado de trabajo a través de cinco decretos que serán firmados por el gobierno el 22 de septiembre próximo. Los decretos fijaran topes en las indemnizaciones por despido improcedente, darán primacía a los acuerdos dentro de la empresa sobre el convenio colectivo, simplificarán los despidos por motivos económicos, legalizaran los planes de bajas voluntarias y fusionarán las instancias representativas de los trabajadores.
El secretario general de la CGT, Philippe Martinez, justificó ayer la convocatoria en una entrevista al canal France 2 en la que denunció la actitud de mandatario francés quien, a su juicio, divide a los ciudadanos, y señaló que el decreto ley que el Ejecutivo adoptará la semana próxima es peor que la reforma laboral del anterior presidente, el socialista Francois Hollande (2012-2017), de quien Macron fue su ministro de Economía.
En lo referente al impacto en el transporte público, la compañía ferroviaria francesa SNCF garantizó el funcionamiento de la totalidad de sus trenes de alta velocidad (TGV), incluidos los Thalys a Bélgica y Holanda, los Eurostar a Londres o las líneas con España, pero no funcionaron entre el 10 y el 50 por ciento de los trenes de largo recorrido convencionales, según los destinos, así como algunos trenes regionales, y algunos de los de tres de las líneas de cercanías de París.
En el área metropolitana de París el transporte urbano fue ayer por la mañana casi normal, pero había problemas en otras ciudades como Lyon, Marsella, Montpellier o Niza. En la capital francesa, no obstante, la circulación estaba bloqueada en la plaza de la Bastilla y en la avenida de los Campos Elíseos por una protesta paralela organizada por los feriantes.
Respecto del transporte aéreo, la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) anticipó que a priori la huelga iba a tener poco seguimiento entre los controladores, y afirmó que las compañías que suspendan vuelos lo harán por su propia iniciativa. De hecho, la aerolínea de bajo costo Ryanair anunció la anulación de 110 vuelos, mientras que Air France no tenía intención de hacer cancelaciones, aunque admitió que podrían registrarse retrasos.
La jornada de protesta y huelga es la primera de varias en septiembre. El día 21 la CGT prevé otra protesta, y el 23 la Francia Insumisa (el partido de Mélenchon) convocó otra manifestación en París. Junto a Philippe Martinez, el jefe de la CGT, Mélenchon considera a las reformas como un golpe de Estado social. El martes en Marsella, donde participó en la manifestación local, Mélenchon se declaró confiado en que las protestas hagan recular al gobierno. Sin embargo, para Macron ésta sería la primera verdadera victoria legislativa de su presidencia, la primera de una serie de reformas clave en su plan para “relanzar” Francia.