El Banco Central mantuvo inalterada su tasa de política monetaria en 26,25 por ciento. La autoridad monetaria sigue sin poder bajar la tasa de interés desde el 11 de abril pasado y, a más de un año y medio de gestión, la mantiene en niveles idénticos a los registrados en los últimos meses de 2015. El presidente de la entidad, Federico Sturzenegger, criticó ayer a los bancos por mantener tasas de interés bajas para los depósitos al ahorrista, pero la desregulación de las tasas anunciada a inicios de 2016 fue la clave para permitirle a las entidades bancarias cobrar caro por el financiamiento y pagar barato por los recursos que reciben de sus clientes.
En la autoridad monetaria insisten con el argumento de que la inflación se mantiene en niveles altos y se requiere una política contractiva para conseguir “desinflacionar” la economía. Con los datos de agosto, la inflación llegó al 15,4 por ciento en los primeros ocho meses del año, cuando la meta de inflación trazada por la entidad para este año era del 12 al 17 por ciento. Para poder entrar dentro del objetivo de precios trazado para 2017, la inflación debería acumular menos del 1,4 por ciento en los próximos cuatro meses, cifra que consultoras, organismos internacionales e incluso algunos funcionarios del Gobierno ya aseguran que es imposible conseguir. Las estimaciones del mercado ubican la inflación en un 22 por ciento para este año, al considerar el impacto en los últimos meses del año de la suba de tarifas, combustible y otros productos por estacionalidad.
Sturzenegger ya no se esfuerza en argumentar que conseguirá lograr el compromiso de inflación del 17 por ciento que le planteó a la sociedad a principio de este año y ahora se concentra en justificar que se conseguirá la meta de 2018, proyectada por debajo del 12 por ciento. Lograrla implicará reducir la inflación a la mitad, un horizonte que otra vez parece difícil de cumplir, en particular cuando en el plano fiscal se asegura que habrá nuevos recortes de subsidios (subas de boletas de servicios públicos) y que el tipo de cambio se mantendrá en niveles competitivos para los exportadores.
El presidente del Banco Central se quejó ayer ante los referentes del sistema financiero porque pagan poco para capturar nuevos depósitos. Planteó que los bancos deberían subir la tasa de los plazos fijos en casi dos puntos porcentuales. Agregó que “la liquidez de los bancos en algún momento se reduce demasiado y las entidades deberán salir a captar nuevos depósitos para mantenerla en un nivel que les resulte cómodo. Con nuestros supuestos, este punto se dará entre septiembre de 2018 y mayo de 2020”.
El funcionario también criticó la falta de iniciativa de la banca tradicional. “Las entidades financieras aún tienen instrumentos que ofrecer al mercado y no lo hacen”. Mencionó en este punto “los préstamos en moneda extranjera a largo plazo; préstamos comerciales en UVA, generando un flujo de intereses acorde a los flujos de caja de los proyectos; instrumentos financieros contingentes a variables climáticas o precios de commodities, empaquetando financiamiento y mitigación de los riesgos en un sólo instrumento y, por último, instrumentos de manejo de flujos de caja para mitigar los riesgos de la volatilidad cambiaria”.
En lo que refiere al dólar, se ubicó en 17,40 pesos a nivel minorista, con una baja de 9 centavos. Las presiones cambiarias disminuyeron fuertemente el último mes, tras las PASO, y muchos inversores volvieron a apostar por el negocio de la tasa de interés en pesos (bicicleta financiera), que el Central mantiene en niveles elevados. Las reservas internacionales se ubicaron ayer en 50.887 millones de dólares, con un retroceso de 191 millones. La bolsa porteña, en tanto, marcó una baja de 2,2 por ciento. Las acciones que más cayeron fueron Mirgor (-3,0 por ciento), Cresud (-3,6) y Central Puerto (-2,4). Otras acciones con un fuerte retroceso de fueron Agrometal, Autopista del Sol, Holcim, TGS y la petrolera YPF. En cuanto al precio internacional de los commodities, se anoto una suba de 0,3 por ciento de la cotización del crudo, que cerró en 48,2 por ciento el barril. A su vez, la soja bajó un 1,1 por ciento y el maíz disminuyó 1,6, en tanto que el trigo marcó un avance de 1,8 por ciento.