Debutar a lo grande es el sueño de todo cineasta. En el caso de Natalia Garagiola puede asegurarse que se cumplió: la première mundial de su ópera prima, Temporada de caza, se llevó a cabo el 2 de septiembre en la Semana Internacional de la Crítica de la 74º edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, donde obtuvo el Premio del Público, mientras que mañana se estrenará comercialmente en Buenos Aires. Luego, Garagiola volverá a subirse a un avión, esta vez con destino a España, ya que Temporada de caza fue seleccionada para competir en la sección Horizontes Latinos del 65º Festival de San Sebastián, que se desarrollará entre el 22 y el 30 de septiembre. “Con el equipo estamos muy contentos porque siento que mi trabajo y el de mucha gente es reconocido y aparte porque le da mucha más visibilidad a la película”, sostiene la directora en la entrevista con PáginaI12.
Temporada de caza cuenta con las actuaciones de Germán Palacios, Boy Olmi, y de Lautaro Bettoni en su debut cinematográfico. La película se filmó en San Martín de los Andes y Neuquén, donde transcurre la historia de ficción de la relación difícil entre un padre y un hijo: Ernesto (Palacios) es un respetado guía de caza en la Patagonia, donde vive junto a su nueva familia. Tras la muerte de su última esposa, debe albergar a su hijo adolescente, Nahuel (Bettoni) a quien no ve hace más de una década ya que Nahuel vivía con su madre y con su padrastro (Olmi). Confrontado al pasado que dejó atrás, Ernesto lucha por contener los arrebatos violentos de su hijo. Sin la simpatía de su nueva familia, Nahuel lleva al extremo el rechazo a su padre. En la crudeza de la naturaleza, la hostilidad y el rencor van a ir dando paso lentamente a una relación posible entre los dos.
“Cuando terminé de filmar mi segundo corto tenía una imagen muy concreta: dos hombres peleándose, uno muy joven y el otro más grande”, recuerda la cineasta. “A la distancia, parecía como que se estaban dando un abrazo, pero de cerca se estaban pegando. Era todo un espacio con nieve. A partir de ahí, toda la película empezó a desarrollarse y, además, para mí es la escena de clímax al que ellos llegan en la primera parte de la película”, agrega Garagiola.
–Es una película que reflexiona sobre lo que significa la relación entre un padre y un hijo, pero donde la familia está fuera de campo. ¿Por qué?
–El tema es que la familia de Ernesto está fuera de campo para ellos dos, sobre todo para Nahuel porque es una nueva familia que el padre se armó cuando dejó de ir a visitar a Nahuel, donde estaba viviendo con la madre. Por otro lado, la familia de Nahuel fue el padrastro, pero eso es algo que el joven está definiendo a partir de este viaje.
–¿Buscó establecer una mirada sobre el mundo adolescente, al que lo presenta como conflictivo?
–Lo presento a él como conflictivo porque está muy cargado. Es una persona muy bloqueada. La muerte de la mamá y todo lo que viene después con el proceso de duelo lo veo como un duelo de un nene más chico, enojado y bloqueado. En algún punto, éste es un personaje que siente que si habla del tema o se relaciona con otra gente es como si dejase pasar ese momento; por el contrario, él cree que tiene que quedarse con ese momento para siempre. No está viendo la salida de ese duelo. No ve perspectivas de salir del estado en el que está.
–O sea que usted no lo ve como un joven conflictivo de por sí sino que está afectado por la pérdida de la madre...
–Sí, él no está encontrando la forma de relacionarse y descargar. Entonces, todo llega a un extremo. No regula, tiene mucha ira contenida. También no tener la figura paterna dejó un espacio vacío que él fue resignificando con cualquier cosa: “Me abandonó, no le intereso, no me quiere, no soy lo que mi padre esperaba de mí”. Ninguna de esas respuestas es cierta pero él fue llenando ese vacío de todo lo que lo frustraba. Son las reacciones que tiene. Ahora que no tiene la presencia de la madre es como que le falta la barrera de contención.
–La autoridad paterna está cargada de violencia en la historia. ¿Por qué la reflejó de esta manera?
–En realidad, más que violencia hablaría de un padre que no sabe cómo tratarlo. Además, el personaje que compone Germán Palacios más que violento es una persona muy concreta que basa su vida en acciones. No es una persona de sentarse y dialogar para llegar al fondo de la cuestión. El personaje que hace Boy Olmi sí es el del padre que lo contiene, lo apoya, que todo el tiempo le está tirando como rescates. El chico no los toma porque está totalmente cegado. En algún punto, el padrastro apoya la idea de que él vaya hacia el sur porque parte del conflicto interno de Nahuel es no saber o no tener una relación más sana con el padre.
–¿La personalidad del padre está en consonancia con el lugar donde vive? Porque está en un lugar en el que hay que ser fuerte en más de un sentido para poder sobrevivir...
–Sí, pero Ernesto también es una persona que tiene un trabajo muy específico. Toda su vida tiene que ver con lo supuestamente masculino. Es una persona que está exigida por lo que se espera de ella. Eso tiene que ver con la posición que tiene, pero al mismo tiempo es un padre con cinco nenas. Entonces, por otro lado, en la intimidad de su hogar él es una persona totalmente distinta a la que es en su actividad laboral.
–Por otro lado, parece que a Nahuel le costara no solamente convivir con un padre que estuvo ausente sino también vivir en un universo totalmente distinto del mundo urbano. ¿Usted lo ve así?
–Sí, le cuesta la adaptación y trata de hacerlo de la forma que él conoce. Una vez que está en el sur con los otros adolescentes, ellos, que son un grupo que ya está formado, no tienen problema en acogerlo. Esa invitación existe. Pero no es que Nahuel esté buscando ahí la contención porque tampoco está encontrando el espacio para hacer su descargo o tener la contención que necesita porque no puede reconocer del todo qué es lo que le está pasando.