Primero se dijo que Gendarmería no ejerció la violencia institucional. Luego apareció un uniformado que dijo haber herido de un piedrazo a un “encapuchado”. Ahora resulta que hubo otro que disparó una bala de goma. La nueva versión surge a la declaración que otro gendarme habría realizado al ser interrogado por las propias autoridades de la Gendarmería y que el Gobierno le acercó al juez federal de Esquel Guido Otranto como otro de sus "aportes" a la investigación por la desaparición forzada de Santiago Maldonado. La declaración va en sintonía con la estrategia del macrismo de encaminar la causa hacia la hipótesis de que todo fue producto del “exceso” de un uniformado y así encaminar la pesquisa hacia un homidicio culposo y alejarla de la desaparición forzada.
La nueva versión que se suma a la trama de operaciones que atraviesan el caso desde el primer día llegó esta vez a través de Clarín. “Un gendarme reconoció que disparó su escopeta anti motín”, cuenta ese diario y precisa que lo hizo contra “un manifestante” que estaba en “cercanías del río Chubut”, dentro del predio del Lof en resistencia de Cushamen.
Según el nuevo relato, cuando el gendarme disparó “estaba en solitario”, es decir que sin la compañía de sus camaradas. O sea que no habría actuado la fuerza en su conjunto. Ergo, Gendarmería no fue.
La declaración estaba en los “interrogatorios internos” que había hecho Gendarmería. El Gobierno le entregó al juez Otranto esos testimonios entre sus "aportes" para la causa que investiga la desaparición de Maldonado.
La ministra de Seguridad Patricia Bullrich tenía en su poder las actuaciones internas de la Gendarmería cuando se presentó en la Cámara alta el 16 de agosto. Aún así mantuvo su postura férrea de desprender a esa fuerza de seguridad de cualquier responsabilidad en la desaparición.
Ese día, la funcionaria fue citada ante la Comisión de Seguridad del Senado para responder sobre la desaparición de Maldonado. Muñida de carpetas, Bullrich había insistido con su versión de que no existían pruebas que inculparan a la Gendarmería.
Inclusive, había dicho que algunos de los gendarmes que participaron de la represión contra los mapuches eran “personas respetadas y queridas en la zona” y aseguró que no iba a “cometer la injusticia de tirar a un gendarme por la ventana”.
Lo que también señala el informe periodístico sobre la declaración incluida en el informe interno de Gendarmería es que el uniformado que dijo haber gatillado a postas de goma “reconoció que el disparo fue hacia el piso, que su tiro no tocó al manifestante, pero que le pasó por su costado”, lo cual indicaría que “la distancia entre ellos no era grande”. Las postas de goma se utilizan para disuadir, pero disparadas a una distancia menor a la indicada pueden provocar heridas de gravedad.