El reciente pedido de la Unión Industrial Argentina para que el Gobierno aplique medidas paraarancelarias que permitan controlar el flujo de importaciones entraña una crítica implícita al sistema actual de licencias no automáticas. Los datos de compras externas en el sector metalúrgico y textil dan cuenta de una fuerte suba a pesar de tratarse de productos sujetos a las licencias no automáticas. A corto plazo no existe voluntad política para aplicar instrumentos más potentes de administración del comercio a nivel agregado y encima el Gobierno se encamina hacia la dirección opuesta al querer avanzar en el acuerdo con la Unión Europea.
La administración del comercio permite sostener buena parte del aparato industrial, que tiene impacto directo e indirecto en el empleo. El tema está caliente porque el actual avance de las importaciones no guarda relación con el crecimiento de la producción ni con el consumo en el mercado interno. Por ejemplo, entre enero y julio de 2017 las compras a Brasil crecieron un 28,8 por ciento interanual. En julio, el incremento fue de casi el 50 por ciento en las importaciones. El déficit comercial bilateral en los primeros siete meses es de 4738 millones de dólares, superior al registrado en todo 2016.
La UIA salió a pedir medidas paraarancelarias, lo que implica que las licencias no automáticas de importación (LNA) son insuficientes. Los datos del sector metalúrgico ilustran esa afirmación. Entre enero y julio las importaciones metalúrgicas sujetas a LNA crecieron un 21 por ciento en dólares en relación al mismo período del año anterior y un 16 por ciento en cantidades. En julio, la suba fue del 47 y 46 por ciento interanual en dólares y en cantidades, respectivamente. “La evolución de las importaciones sujetas a LNA tiene lugar en un contexto de estancamiento de la producción, la cual acumula en el primer semestre de 2017 una contracción de 2,2”, dice el informe de Adimra, aunque desde la entidad aclaran que en julio y agosto la producción mejoró.
La suba acumulada en siete meses medida en toneladas es del 151 por ciento en grupos electrógenos, 138 por ciento en vehículos para usos especiales y 119 por ciento en transformadores eléctricos, seguido de maquinaria para la industria textil (97 por ciento), equipamiento hospitalario (89), maquinaria vial (78), óptica y equipo fotográfico (77) y equipos de oficina, edición, impresión e informática (72). Cabe aclarar que las importaciones sujetas a LNA son aquellas que pueden generar daño en la industria nacional, sino no estarían bajo esa modalidad. En siete meses, el ingreso de tubos y perfiles de acero creció un 61 por ciento, las motocicletas y bicicletas lo hicieron en un 53 por ciento y la maquinaria para la industria alimenticia, un 43 por ciento. Avanzó la importación de equipos de elevación y manipulación (46 por ciento), maquinaria agropecuaria (35) y tanques y depósitos de metal (34).
También es ilustrativo el caso textil, sector en donde prácticamente la totalidad de las posiciones arancelarias están bajo LNA. Si bien en siete meses las importaciones totales medidas en toneladas muestran una merma del 2,1 por ciento, el detalle de esas operaciones ofrece un panorama diferente. El ingreso de prendas de vestir avanzó un 62,3 por ciento en toneladas, mientras que las importaciones de confecciones para el hogar lo hizo en 16,3 por ciento. En cambio, bajó el ingreso de hilados y tejidos de punto y planos. Es decir, se importan menos insumos y más productos terminados, sinónimo de desindustrialización.
A pesar de que el sistema actual no cumple con las expectativas, sin la administración comercial que el Gobierno realiza a través de las LNA la situación sería mucho peor, aseguran los industriales. Además, no sobran alternativas a corto plazo ni existe voluntad política de encontrarlas. Las barreras antidumping tienen impacto puntual pero no a nivel agregado, ya que no explican ni el 3 por ciento de las importaciones. “Utilizar los antidumping para la industrialización es como querer modificar la distribución del ingreso a partir de los juicios laborales individuales”, ilustró un especialista. El único caso exitoso de impacto sectorial de los antidumping fue el de calzado. Otra herramienta que funciona como paraarancelaria es el reglamento técnico, que tiene cierta inserción en el sector textil, con las normas de etiquetado, y evita el ingreso de mercadería de muy mala calidad a precio de remate. Es un esquema de protección que funciona mejor en los países que están en la frontera tecnológica. Desde esa posición, pueden exigir la utilización de materiales o procesos que otros países no tienen y así protegen su industria.
La dificultad de contar con instrumentos de administración de comercio, de todos modos, queda en un segundo plano frente a la mirada política del Gobierno, que si bien no se embarca en una apertura salvaje, avanza en un mega-acuerdo de libre comercio con la UE, que implicaría la desarticulación de los instrumentos actuales.