Sol Guerrero es profesora del Instituto de Formación Docente de El Bolsón donde vive desde 2011. Como fotógrafa aficionada fue cubriendo las últimas marchas por el reclamo de aparición con vida de Santiago Maldonado, a quien sólo conoció a través de redes de nombres de conocidos en una localidad en la que aún todos suelen tener puntos en común. Durante la marcha del 1 de septiembre hizo una serie de fotografías entre las que capturó la imagen de una persona pintando el paredón del Escuadrón 35 de Gendarmería Nacional, uno de los escuadrones que participó de la represión al Pu Lof de Cushamen en Resistencia del día de la desaparición forzada de Santiago Maldonado. El hombre pinta las paredes con aerosol muy tranquilamente a escasa distancia del pelotón de gendarmes que ni siquiera intenta pararlo. Acá, la serie de fotografías. La historia del aerosol y los relatos de una ciudad que intentó frenarlo a él y a un grupo de personas al grito de ¡infiltrados!
El Bolsón lee aquellos episodios con la clave de lo que sucedía en paralelo en Buenos Aires. La presencia de infiltrados en la multitudinaria marcha de Buenos Aires hoy es una de las certezas que tienen los integrantes de las organizaciones populares. Los desmanes que se produjeron al final de la marcha antecedieron a una brutal represión y cacería de 30 personas sin ninguna prueba, datos falsos y acusaciones plantadas. Los “desmanes” potenciados por la voz mántrica de las canales repetidores de la única voz oficial del estado macrista funcionan como habilitadores de la represión.
“La foto aparece en medio de una secuencia”, dice Sol. “En una se ve al pibe haciendo lo que se le canta porque apenas saltó la tranquera de Gendarmería podrían haberlo agarrado: había un montón de gendarmes. El pibe llegó con otros tres, se acoplaron a la marcha más tarde. No estaban en la marcha. Él es el primero que invade la zona del destacamento y luego aparecen otros compañeros, algunos nuestros, envalentonados con la situación. Pero en ese momento, empieza a gritarles a los nuestros que vuelvan. Y al mismo tiempo les gritan a los otros que empezaron a tirar bombas molotov. Les gritaban ¡infiltrados! También a ese pibe que pasa la tranquera y se pone a pintar.”
El Escuadrón está separado de la calle por una pequeña tranquera, que se había establecido como límite para la manifestación. “Cuando entraron a la zona de la tranquera, estos pibes empezaron a correr con la intención de tirar las bombas. Los nuestros tiraban piedras y insultaban, pero no pasaron la tranquera”.
La marcha al Destacamento de Gendarmería se hizo el viernes 1 de septiembre. Se decidió que la marcha iba a salir desde la Plaza Pagano del centro de El Bolsón y recorrería el kilómetro y medio hasta el Escuadrón de Gendarmería. No iban a atravesar la tranquera, límite del predio. La propaganda oficial venía alentando en todo el país una campaña sobre posibles focos de violencia en las manifestaciones por Santiago Maldonado.
Raúl Prytula vive en el Bolsón, es parte de la APDH nacional y está a cargo de la APDH regional. “La marcha iba a llegar hasta la zona que está frente al Escuadrón de Gendarmería. Salimos con el total acuerdo de todos para hacerlo así y de pronto cuando están manifestando un grupo de personas cerca de Gendarmería, llega un vehículo blanco, tipo camioneta, de la cual bajan algunas personas y empiezan a mezclarse. Ahí es cuando empezamos a ver fuego, a ese grupo la gente empezó a cantarle ¡infiltrados! ¡infiltrados!”
Prytula dice que cuando la gente empezó a darse vuelta para retirarse del lugar, la Gendarmería que estaba en el patio del Escuadrón comenzó a tirar balas de goma. “En ese momento quedó totalmente claro que también dentro de Gendarmería había una persona de este grupo de bombas molotov. Nosotros estábamos arriba de la ruta. Había unas 30 o 40 metros de distancia con el lugar de donde llegó este vehículo. La gente que la vio de cerca dice que estaban lloviendo, y ellos estaban secos. Y así empiezan todas las especulaciones sobre esto. Nosotros consideramos que esta gente es infiltrada, que tiene que ver con los servicios de inteligencia y que en esa fecha y ese día se hicieron marchas en varios partes del país, también en Buenos Aires, donde ocurrió una cosa similar.” En El Bolsón, dice, “ya no nos conocemos todos, no sabemos los nombres de todos, pero sí nos hemos visto las caras. O sea, sabemos quiénes fueron los que fueron y con quién nos organizamos.
Una de las características del grupo de “tres o cuatro” personas que bajaron de la camioneta es que llevaban baldes. Un dato que también vieron las organizaciones de Buenos Aires. ¿Quién va a ir a una marcha con balde?, dice a PáginaI12 un alto referente de las organizaciones territoriales del país. En los baldes tenían las bombas molotov, según los testigos.
El sábado pasado, las comisiones que trabajaron durante el Segundo Encuentro Nacional de Comités por la Libertad de Milagro en Buenos Aires pusieron entre las conclusiones la necesidad de diseñar medidas de seguridad para cuidarse durante las próximas marchas. La atención está puesta en la presencia de infiltrados de las fuerzas de seguridad. En la ciudad de Buenos Aires las organizaciones comenzaron a encontrar recurrencias, como la presencia de agentes de civil sin identificación que se meten entre los manifestantes, marcan a una persona y más tarde son ellos mismos son se le tiran encima, antes o después de ponerse el chaleco de identificación. En El Bolsón las alertas se reforzaron luego de la marcha del 1 de septiembre.