Indignados
Estamos indignados ante la impunidad con la que se despliegan calumnias, mentiras de todo tipo, montajes multimediáticos para justificar la desaparición forzada del joven libertario Santiago Maldonado, quien fue visto vivo por última vez el 1º de agosto en la Comunidad Mapuche Pu Lof de Cushamen ubicada en la provincia de Chubut, región Argentina.
Decimos indignados y no perplejos o estupefactos ya que no nos asombra este perverso accionar de las fuerzas estatales que irrumpieron de modo violento en esas tierras patagónicas. Desde entonces, además del escarnio a los pobladores Mapuches que luchan por el territorio apropiado por el magnate Benetton, ponen en duda sus testimonios sobre lo que vieron ese día cuando los chacales artillados se llevaron a Santiago Maldonado, quien acudió solidario a la protesta social y desde entonces engrosa la lista de desaparecidos por el Estado argentino.
Las respuestas gubernamentales son hipócritas y exhiben la infame impunidad de los que a lo largo de la historia social de este país aniquilaron a los que se plantaron insumisos ante los explotadores, expoliadores y opresores de toda laya, los que cegaron mediante el terrorismo de Estado la vida de Joaquín Penina, fusilado a orillas del arroyo Saladillo en Rosario por aplicación del bando marcial de Uriburu el 10 de setiembre de 1930, enterrado como NN en un cementerio.
Son los mismos que hicieron "escuela" del terror, los que perpetraron el genocidio más horrendo a partir de junio de 1973, continuando con la tenebrosa Triple A y luego instauraron la dictadura cívico militar, los que tiñeron de sangre la superficie de esta región para asegurarle al capital su tasa de ganancia, los que sembraron de cadáveres el país para cimentar los privilegios de los capitalistas.
Chubut significa río de aguas claras, pero el hecho de la desaparición forzada que no forzosa de Santiago Maldonado, enturbia la sociedad argentina y a la humanidad en su conjunto, es una afrenta intolerable.
En el presente, el clamor de aparición con vida de Santiago Maldonado no lo pueden acallar, no lo podrán detener aunque cuenten con la anuencia cómplice de los burócratas y esbirros obsecuentes.
Carlos A. Solero
Miembro de la APDH Rosario