Hace cinco meses empecé el tratamiento hormonal con testosterona. Al poco tiempo comencé a padecer unos picos emocionales que me estuvieron llevando de la alegría a la depresión, hasta el punto de impedirme trabajar durante días. Leyendo en foros, pensé que era por la testo. Pero casi por casualidad descubro que al parecer, se debía a la combinación de testo con la raíz peruana Maca que venía tomando hacía un año y medio por tener bajas las defensas. Entre otras cosas, la Maca aumenta la fertilidad, desbalancea la tiroides y en el caso de las masculinidades trans funciona como un sustitutivo natural de los estrógenos. Esto es muy peligroso para quienes estamos en tratamiento hormonal, porque estamos recibiendo ambas hormonas al mismo tiempo. Vale aclarar que en el caso de las femineidades trans que están en tratamiento, la Maca no les aumenta los estrógenos, sino al contrario, y es probable que también les produzca desequilibrio.
La doctora no profundizó en los efectos de la Maca, sino que se limitó a decirme que deje de consumirla, y me mandó a hacer estudios urgentes porque le preocupó el nivel desopilante de hormonas opuestas en mi cuerpo. La información que tengo hoy me la transmitieron compañeros trans cuando salí del consultorio y más tarde, una nutricionista involucrada con las corporalidades trans. Según mis investigaciones hay alimentos que nos ayudan en el proceso: el brócoli, que tiene testosterona, o la salsa de soja, que tiene estrógenos. Ayudan, pero no son tan importantes como el cuidarnos del azúcar refinada y las grasas de origen animal en exceso, ya que desbalancean el colesterol endógeno, y las hormonas sexuales están hechas en base a colesterol.
En el caso de las masculinidades trans, el reemplazo con testosterona va a ayudar a la formación de masa magra (músculos) y para eso necesitamos proteínas de buena calidad (animales o complementación con las de origen vegetal, según la dieta de cada cual). Y en el caso del reemplazo con estrógenos, favorece la formación de masa grasa, por lo que hay que dar carbohidratos y lípidos de buena calidad. ¡Y no tomar Maca!
Cuando fui al consultorio la primera vez, me preguntaron por mi primer relación sexual, por las siguientes, por mi orientación sexual, si tengo una relación abierta o monogámica con una persona cis o trans; las enfermedades de mi familia, mi trabajo, si voy a terapia, fumo porros, cigarrillo, cuándo y cuánto alcohol tomo. Básicamente todo, menos mi alimentación. No voy a bardear a la doctora, quién de hecho me cae bastante bien, pero sí fue muy chocante sentir en el cuerpo, cómo las personas trans debemos estar dispuestas a abrirnos de piernas y exhibir el historial de nuestras heridas; a cambio de una receta, la obligación de sacudir nuestros genitales sobre sus formularios siempre que lo soliciten. Pero eso sí, debemos a su vez entender el pifie, agradecer que no pasó a mayores. Besar y aceptar sus “estamos aprendiendo”, como si su aprendizaje no fuera por encima de nuestros cuerpos. Eso es lo que extraigo de este capítulo de mi hormonación. Pero, bueno, hay que darles tiempo, ¿no?