Javier Milei ya no salta en el escenario, ya no se tira entre la gente, ya no canta a los gritos "hola a todos, yo soy el león". Acaba de obtener el 55,69 por ciento de los votos y detrás suyo hay un logo que planta una estética que emula al de la Casa Blanca: "Presidente Electo - República Argentina". El hombre que en sólo un par de años irrumpió desde los sets televisivos y logró disputar sentido, primero en lo cultural y luego en la arena política, hoy cambió las formas y los gritos, pero lo que viene a decir es igualmente brutal: "Los cambios que necesita la Argentina son drásticos. No hay lugar para gradualismos, no hay lugar para la tibieza. No es fácil la gesta que se viene". "Vamos a ser implacables con aquellos que quieran usar la fuerza para defender sus privilegios".
Otra frase sonó como amenaza: "Que se hagan cargo hasta finalizar el mandato el 10 de diciembre", reclamó al gobierno actual. El grito de "Libertad, libertad" sonó tras el cierre clásico: "¡Viva la libertad, carajo!". Pero también hubo otros cánticos entonados con furia, dentro y fuera del hotel Libertador, donde la gente se congregó hasta cubrir un par de cuadras de la avenida Córdoba: "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo" y "Se va presa, Cristina se va presa".
El escenario principal fue ocupado únicamente por Javier Milei y por "el Jefe", su hermana Karina, que ofició de presentadora. Debajo, en un corralito de invitados, siguieron la escena propios y (no tan) ajenos: figuras del PRO que llegaron un rato antes con ganas de hablar con la prensa y un discurso unificado: "No es nuestro gobierno", "no somos una alianza", "ofrecimos un acompañamiento incondicional, tendimos un puente con nuestros millones y medio de electores", "lo que ganó es el cambio en la Argentina", según declararon a Página/12 Hernán Lombardi, Federico Pinedo y Luis Petri. Llegaron también al bunker Fernando Iglesias, Cristian Ritondo, el más exultante y demostrativo a la hora de los abrazos con el presidente electo, con su novia, la humorista Fátima Florez, y con sus padres, Norberto y Alicia Lucich, que se mostraron ante la prensa sin hacer declaraciones.
Allí abajo se sumaron al festejo Guillermo Francos, Carolina Píparo, Diana Mondino, Alberto Benegas Lynch, Marcela Pagano, Ramiro Marra, Santiago Caputo, destacado por Milei en el discurso, entre otras figuras de La Libertad Avanza. Victoria Villarruel, también presente en el bunker, no llegó hasta ese corralito. A la que no se vio por el bunker fue a Lilia Lemoine.
"Es increíble, esto es increíble", celebraban a los abrazos Iñaki Gutiérrez, responsable de la estretegia digital de Milei, y Santiago Oria, el hombre detrás de la comunicación visual desde el comienzo de la campaña. Todos coincidían en que la diferencia obtenida era, por mucho, mayor a la proyectada. "Esta es la elección más disruptiva desde 1946", decía Oria a Página/12, una idea que luego se replicó en redes, y que sonó como una síntesis provocadora pero acertada de lo que acababa de pasar.
La foto más esperada, sin embargo, ocurrió a puertas cerradas, en el piso 21 de este hotel en el que Milei está viviendo desde las elecciones primarias. Allí el presidente electo se reunió con "el Presidente Macri y la señora Bullrich", tal como los nombra en los agradecimientos. Trascendió que fue una charla breve, en la que se celebró la organización de la fiscalización y se auguraron promisorios futuros.
Tarde libertaria
Al igual que en las primarias, en el bunker se armaron dos escenarios con pantallas gigantes. Uno afuera, donde a las 5 de la tarde comenzaron a llegar seguidores (ver nota aparte), primero ocupando un carril de la avenida Córdoba, al final tirando fuegos artificiales y con un hombre disfrazado de león bailando sobre un auto. En el escenario de adentro, el primero en hablar, un poco antes de las 7, fue Guillermo Francos. Esta vez no traía denuncias sobre faltantes de boletas o problemas con los fiscales. Algo en el ambiente comenzaba a comunicar optimismo libertario.
Entre los invitados que llegaron más temprano se hizo ver el Tata Yofre, el único que a esa hora tiraba números en on: "Tengo información. Son 5, 6 puntos arriba. Ganó por 10, le robaron 4. Es lo normal, Menem también lo hacía". Al final sus cálculos quedaron cortos, o el supuesto robo no ocurrió.
A las 19.30 algunos canales empezaban a hablar de números y comenzaban a bajar al área de prensa algunos diputados electos, esta vez sin amenaza de piñas ni empujones de por medio, como en Córdoba, con Oscar Zago y Fernando Cerimedo en la escena. Ya eran varios los que, sin números oficiales pero con información propia, transmitían un gran optimismo.
En el análisis del triunfo que aún no era oficial pero ya se transmitía como un hecho muchos remitían al debate. "Ahí se vio la peor versión de Massa, que es la real. Un Massa cínico, un profesional de la política, que es lo que la gente rechaza, frente a un Milei genuino, más cercano a la gente", evaluaba en diálogo con Página/12 Santiago Santurio, diputado electo que llega al Congreso con la firme determinación de abolir la ley del aborto,
Para las 20 comenzaba a sonar "Mariposa tecnicolor", de Fito Páez, los invitados se abrazaban mientras miraban los números que compartían en las pantallas de sus celulares. El volumen de la música crecía mientras sonaban Los Abuelos, Charly, Los Redondos. Los rostros y los gestos ya eran exultantes.
Festejaba a los gritos Paulina Armendariz, una vistosa rubia que se presentó como "fiscal general de Milei en Estados Unidos", y que mostraba en su celular los números exitosos de Miami. Festejaban los invitados de la derecha internacional aglutinados en el Foro Madrid, el think tank del partido franquista y falangista español Vox, que volvieron a llegar: el senador del partido Nacional de Lacalle Pou, Pablo Viana, el ex canciller de Bolsonaro --obligado a renunciar junto al ministro de Salud por la pésima gestión de las vacunas en la pandemia- Ernesto Araujo, los integrantes de Vox Jorge Martín Frías y Eduardo Cader, la diputada y empresaria peruana Patricia Chirinos.
El final fue todo festejo en el hotel Libertador, con Milei saliendo a saludar en el escenario exterior "a todos los argentinos de bien" y a prometer "la reconstrucción de Argentina" "volviendo a abrazar las ideas de la libertad, las ideas de Alberdi, las que a partir de 1860 llevaron a la Argentina a ser potencia mundial".
Los festejos se trasladaron luego al obelisco, con familias enteras lanzadas a la calle en una noche calurosa, bocinazos de autos, y vendedores que hicieron su abril y pusieron una amarga cuota de gracia al asunto: "¡A dos dólares! ¡La bandera argentina a dos dólares!"