Tras el lanzamiento de otro misil por parte de Corea del Norte que sobrevoló Japón para recorrer una distancia de 3.700 kilómetros hasta caer en el mar, el presidente Donald Trump alertó ayer a Pyongyang que el armamento de Estados Unidos podría hacer desmoronar el alma de sus enemigos. Además, el misil provocó un nuevo cruce entre los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que acordó reunirse de urgencia y a puertas cerradas.

El proyectil sobrevoló la norteña isla japonesa de Hokkaido y cayó unos 20 minutos después en aguas del océano Pacífico, a unos dos mil kilómetros del territorio nipón. Parado delante de un avión bombardero furtivo B-2 y una gigantesca bandera estadounidense, Trump dio un breve discurso al personal de la Fuerza Aérea en la base Andrews cerca de la capital, en el que advirtió: “Una vez más el gobierno de Pyongyang mostró su desprecio por sus vecinos y la comunidad internacional. Luego de ver nuestras capacidades, tengo más confianza que nunca que nuestras opciones son no solamente efectivas sino también demoledoras”. Mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU condenó con firmeza el nuevo ensayo misilístico norcoreano, acto que definió como escandaloso y provocador.

Este es el primer lanzamiento de un misil por Corea del Norte desde finales de agosto, cuando otro proyectil también sobrevoló el norte de Japón. La intensificación de las pruebas de proyectiles de Corea del Norte suscitó la condena de la comunidad internacional y amenaza con desencadenar una escalada armamentística en la región. En respuesta, el Ejército surcoreano efectuó ejercicios militares con fuego real y maniobras conjuntas con Estados Unidos para demostrar su fuerza.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, urgió ayer a China y a Rusia a mostrar su intolerancia ante lanzamientos de misiles temerarios emprendiendo sus propias acciones directas realizados por el gobierno comunista del líder Kim Jong-un. “Pedimos a todas las naciones adoptar nuevas medidas contra el régimen de Kim”, afirmó Tillerson en un comunicado emitido por el Departamento de Estado en Washington, en el que subrayó que China suministra a Corea del Norte casi todo su petróleo y Rusia es el mayor empleador de la fuerza laboral norcoreana. Al reclamar nuevas medidas contra Pyongyang, el funcionario estadounidense advirtió que las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, incluidas las más recientes resoluciones de sanciones unánimes, representan el suelo, no el techo, de las acciones que deberían tomar.

La respuesta de Moscú no tardó en llegar. En declaraciones a una emisora de radio local, la vocera de la Cancillería de Rusia, Maria Zajarova, respondió a lo que calificó de retórica agresiva por parte de Washington e instó a Washington pensar en una solución al conflicto en lugar de pedir nuevas sanciones contra el régimen de Kim. “No sólo consideramos intolerables estos lanzamientos ilegítimos, sino también abogamos por el arreglo de la situación en la península coreana”, respondió Zajarova.

Por su parte, China evitó condenar de forma explícita el último lanzamiento por parte de Corea del Norte al limitarse a subrayar los enormes sacrificios que su país hizo en la crisis de la península coreana por los programas de misiles y nuclear de Pyongyang. Una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, afirmó que todas las resoluciones del Consejo de Seguridad (del que China es miembro permanente) se oponen al desarrollo de la capacidad nuclear de Corea del Norte y apoya el sistema de no proliferación. Asimismo, Hua destacó que la auténtica misión de todas las partes debería ser terminar con toda acción provocativa y peligrosa en favor de una solución pacífica.

Los representantes de Estados Unidos, China y Rusia se verán las caras cuando el Consejo de Seguridad de la ONU se reúna de urgencia y a puerta cerrada en el cuerpo que también integran como miembros permanentes Francia y Reino Unido. La reunión fue pedida a iniciativa de Estados Unidos y Japón, según informaron fuentes de la Presidencia de ese órgano de Naciones Unidas, a cargo de Etiopía durante este mes. Del encuentro, que será de consultas, no se espera que surja ninguna nueva resolución contra el régimen de Pyongyang, aunque, como en otras ocasiones, probablemente se cierre con una nueva condena firme del consejo por las acciones norcoreanas.