El Gobierno presentó ayer el proyecto de Ley de Presupuesto para el año próximo, el cual confirma la continuidad de un modelo económico basado en ajuste y endeudamiento. Entre los datos salientes de la ley de leyes se destaca un aumento del 28,2 por ciento en la carga de los servicios de deuda producto de la fuerte emisión de los dos años previos, una reducción en los subsidios a Energía y Transporte, que se traducirá en un incremento de las tarifas al público, recorte en programas productivos en las áreas de Agricultura e Industria y menor financiamiento en términos reales en Ciencia y Tecnología, Vivienda y Urbanismo y Trabajo. Esto le permitiría a Nación exhibir el año próximo un recorte en el déficit primario de casi un punto, a 3,2 por ciento del PBI, y compensar el mayor gasto del pago de deuda con un esfuerzo extra de la población. La estimación de inflación incorporada en las proyecciones del Presupuesto se ubica en el 15,7 por ciento, que según explican en Hacienda es “consistente” con la meta de inflación de entre 8 y 12 por ciento medido entre diciembre de 2017 y el mismo mes de 2018. Se estima también un dólar promediando los 19,30 pesos a lo largo del año. Pese que no queda claro cuáles serán los drivers de la economía, el Ejecutivo anticipa un crecimiento de la actividad de 3,5 por ciento.
Las estimaciones de gastos y recursos para el año que viene fueron presentadas por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ante la Comisión de Presupuesto de Diputados. “En este caso estamos presentando un Presupuesto sólido y creíble, que será la guía de cómo gastaremos el dinero público durante 2018. Confirma el proceso de reordenamiento de la macroeconomía para que el crecimiento sea sustentable”, aseguró el funcionario en una exposición de poco más de diez minutos ante los representantes de la Cámara baja. Ayer, también se presentaron los proyectos oficiales para revalúo fiscal y una prórroga al gravamen sobre los créditos y débitos, que se conoce como el Impuesto al Cheque (ver aparte). El martes próximo a las 10, junto a su par de Finanzas, Luis Caputo, el ministro Dujovne concurrirá a la Comisión de Presupuesto y Hacienda a defender el proyecto de ley.
Estimaciones
El proyecto establece una pauta de crecimiento optimista de 3,5 por ciento, medio punto por encima de la que el Gobierno prevé alcanzar este año. Con un ajuste sobre el gasto en términos absolutos y reales (descontando la inflación), un tipo de cambio estable y sin incentivos sobre el consumo interno, la apuesta vuelve a ser la lluvia de inversiones. La expectativa oficial es elevar en 2 puntos el porcentaje de inversión sobre el PBI para llevarlo a un 17 por ciento. También se muestra una estimación generosa del consumo privado, que mejoraría 3 por ciento respecto de este año, mientras que las exportaciones deberían aumentar en un 5,6 por ciento para poder alcanzar la meta de crecimiento de la actividad. Esto implica una fuerte apuesta a la recuperación de la economía brasileña, principal socio comercial argentino y comprador de bienes industriales del país.
La inflación llega al Presupuesto 2018 como un problema no resuelto y con las metas para 2017 incumplidas. El rango de metas de inflación para el año que corre iba de un piso del 12 a un techo del 17 por ciento, pero ya se acepta, a nivel oficial, que la suba de precios al consumidor superará el 20 por ciento. Para el año 2018, el proyecto de Presupuesto ratifica las metas originales presentadas al inicio de la gestión de Cambiemos, con un rango de inflación esperada entre el 8 y el 12 por ciento. Esto significaría lograr que la inflación baje a la mitad entre este año y el próximo.
Tomada como variación entre “precios promedio” de cada año, el objetivo de inflación pareciera menos arduo de cumplir. En los cuadros anexos que acompañan el Presupuesto se indica que la inflación promedio bajará del 24,5 por ciento en este año a 15,7 por ciento en el próximo. La diferencia con la medición “punta a punta” está relacionada con el hecho de que la caída de la inflación no tuvo una trayectoria lineal, sino que subió más en la primera mitad del año que en lo que se espera de este segundo semestre. Para la estimación inflacionaria oficial, el dólar dejaría de ser un factor de empuje: se estima una apreciación promedio del 15,6 por ciento (con un valor medio de 19,30 pesos durante 2018), una suba similar a la de los precios en promedio.
Endeudamiento
Sin contar nueva emisión para este año, los servicios de deuda para el año próximo ascenderán a 285.410 millones de pesos (14.788 millones de dólares al tipo de cambio promedio estimado), que equivale a un aumento de 28,2 por ciento respecto de lo que se abonará en 2017 por intereses. La financiarización de la economía continuará siendo un negocio: la partida de servicios para Seguros y Finanzas crecerá 46,8 por ciento a 1323 millones de pesos. Si se lo estima en porcentaje del PBI, la deuda pública neta será este año del 28,5 por ciento y los intereses sumarán un 1,8 por ciento adicional. El próximo año se estima que ascenderá a 31,1 y 2 por ciento respectivamente.
De todos modos, el Gobierno insiste en que el endeudamiento es sostenible y asegura que su peso en el PBI, tomando en cuenta deuda con sector privado y organismos internacionales, “no superaría en los próximos años el 38 por ciento” y “comenzaría a descender a partir de 2021”. Además, sostiene que “la deuda se estabilizaría en 36 por ciento del PBI y los intereses en 1,8 por ciento”. La pauta para Nación se ubica bastante por encima del tope de 15 por ciento que se impone a las provincias en el proyecto de Ley de Responsabilidad Fiscal, que presentó 24 horas antes el ministro Dujovne en la Cámara alta.
Recortes
El Presupuesto del año próximo prevé ingresos totales por 2,1 billones de pesos, con un aumento del 19 por ciento, mientras que los gastos primarios alcanzarán los 2,5 billones, con una suba de 14,8 por ciento. Esto último evidencia la intención de reducir en términos reales (descontando una inflación del 15,7 por ciento) el gasto. En porcentaje del PIB, los ingresos se reducirán en 0,2 puntos y el gasto lo hará en un un punto. De esta manera, se pretende llevar el déficit primario del actual 4,2 por ciento del PIB al 3,2 el próximo, y llegar al 2,2 en 2019. Tras la reforma tributaria, aún no presentada por el Gobierno, se anticipa una reducción de 0,4 por ciento ese concepto en relación al PIB respecto del peso actual (16,1 por ciento).
La baja en el gasto corriente está encabezada por la quita de subsidios a los servicios. En el caso de la energía, el Ejecutivo espera desembolsar un 22,2 por ciento menos que este año, mientras que en Transporte el recorte será de 5 por ciento. En términos de peso en el PIB el recorte será 0,5 y 0,2 puntos respectivamente. También habrá un recorte en gastos de capital en Transporte, de 0,1 puntos sobre el Producto. Las transferencias a las Universidades se mantendrán constantes y sin mejoras respecto a lo actuado este año. El peso de los salarios del sector de la administración pública también crecerá por debajo de la inflación (16,4 por ciento) y se achica también el Fondo Federal Solidario en 0,1 puntos del PIB respecto del actual ejercicio.
Para compensar el alza del gasto de deuda pública (28,2 por ciento), se recortan partidas clave de las distintas administraciones. El presupuesto en Ciencia y Técnica será de 35.490 millones de pesos, un 13,3 por ciento en valores absolutos más que este año, pero 2 puntos por debajo de la inflación promedio estimada. En términos reales, también habrá recorte en planes de Trabajo (12,1 por ciento a valores corrientes) y en Vivienda y Urbanismo (11,1 por ciento).
La orientación del recorte también se puede entender a partir del menor presupuesto que tendrán algunas administraciones públicas. El Ministerio de Producción, a cargo de los planes de estímulo a la industria, recibirá un 6 por ciento menos de recursos (97.798 millones de pesos), que si se toma la inflación, la caída será del 18,5 por ciento. Lo mismo sucede con Agroindustria, cuyos recursos bajarán 3,4 por ciento. Esto podría explicar que en las últimas semanas se hayan dado de baja programas para la agricultura familiar. La cartera de Energía, que conduce Juan José Aranguren, se deberá contentar con un presupuesto de 101.201 millones de pesos, un 19,5 por ciento menos que este año. También habrá un ajuste en Seguridad, cuya cartera recibirá 13,6 por ciento más que este año (casi dos puntos menos que la inflación): 120.935 millones de pesos.