El “sistema capitalista ahora no sólo es más productivo sino que además es el único éticamente justo”, sostiene el economista Javier Milei. La llamativa conclusión es el resultado de un aún más llamativo pensamiento según el cual “los fines, los medios y los recursos no están dados, sino que continuamente están creándose de la nada por la acción empresarial del ser humano”. De ahí, el economista del grupo Corporación América que dirige el empresario Eduardo Eurnekian concluye que el PBI pasa a ser “una torta agregada descubierta” por los empresarios, que pasarían a tener derecho a morfársela integramente.   

El planteo de Milei muestra un desconocimiento bastante importante de la historia de la humanidad. Mucho antes de la existencia del capitalismo, el hombre ya creaba productos y servicios “de la nada” o, mejor dicho, empleando su trabajo y conocimiento para transformar los recursos dados por la naturaleza. Tal vez no sea desconocimiento sino que el economista austriaco (por la escuela de pensamiento a que adhiere, ya que su apellido parece ser tano), se considera fundador de una nueva teoría antropológica. Así, no fue la “organización colectiva” que imaginaba el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la que permitió vencer a los dinosaurios sino Picapiedra Corporation bajo el mando del CEO Pedro. 

Por otro lado, ¿por qué razón atribuye al empresario el permanente descubrimiento del PBI? Los conocimientos tecnológicos que hacen la diferencia principal en capacidad productiva no son claramente patrimonio del empresario, sino de la humanidad a lo largo de su historia y, más modernamente, del desarrollo del pensamiento en ciencia y técnica. Si se tiene en cuenta que el sector del conocimiento tecnológico es uno de los que mayor presencia tienen los Estados, la particular teoría de Milei podría ser un buen justificativo para la elevación de los impuestos sobre las corporaciones. 

Tampoco el trabajo físico es realizado por los empresarios y en el caso de las grandes corporaciones, la organización administrativa está a cargo de su gerente. Respecto a éste último punto, cabe preguntarse como cuaja la teoría distributiva de Milei desde que la propiedad y la gerencia de las empresas se disociaron en las principales corporaciones globales. Claramente el capitalista aporta plata, pero no interviene en el permanente descubrimiento de una producción empresaria que, muchas veces, desconoce por completo. De acuerdo a la teoría de Milei el capitalista no tendría derecho a percibir ingresos que corresponderían, en todo caso, a la gerencia. 

Milei también confunde capitalismo con liberalismo, creyendo que el Estado, los sindicatos y las políticas redistributivas son ajenas al sistema en que esas instituciones, paradójicamente, se desarrollaron. Tampoco observa que en las economías monetarias, son los gastos los que incentivan la producción y que una excesiva concentración del ingreso puede ser no sólo injusto sino también un freno al armonioso desarrollo de la producción.

¿Dónde está Santiago Maldonado? 

@AndresAsiain