El gobierno de Bolivia le retiró hoy el permiso de operaciones a la aerolínea Lamia, al tiempo que suspendió a las autoridades del sector aeronáutico, mientras se sigue la investigación por el accidente del martes pasado, que le costó la vida a 71 personas en Colombia, incluyendo al plantel del equipo de fútbol brasileño Chapecoense.
El vuelo de Lamia partió de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, adonde había llegado la delegación de Chapecoense desde San Pablo. De allí que el gobierno de Evo Morales tomase cartas en el asunto. Milton Claros, ministro de Obras y Servicios Públicos, fue quien anunció la suspensión de las autoridadesde la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (Aasana).
"No estamos responsabilizando a ninguna persona, pero mientras duren las investigaciones vemos conveniente que los ejecutivos sean suspendidos", afirmó el funcionario. La DGAC se mencarga de la supervisión técnica de los aviones, mientras que la Aasana es la que aprueba los planes de vuelo.
A su vez, el ministerio ordenó encarar dos investigaciones: una referida a cómo Lamia tenía certificado de operador aéreo y si cumplía los requisitos establecidos; y otra sobre el capital de la empresa. En efecto, se quiere averiguar si hay vínculo entre Gustavo Vargas Gamboa, directivo de Lamia; y Gustavo Vargas Villegas, director del Registro Aeronáutico Nacional de la DGAC. Aunque no se confirmó, serían padre e hijo.
“Los resultados de la investigación mostrarán qué tipo de relación ha existido entre la DGAC y Lamia, parentescos y demás. Como gobierno vamos a aplicar todo el peso de la ley en cuanto a responsabilidades siempre y cuando haya habido omisión de las mismas", agregó Claros, quien estimó que aun no tienen “la certeza de cuál fue la falla precisa” en el avión, que se estrelló en las cercanías de Medellín.
Claros no quiso confirmar si hubo una advertencia de una funcionaria de Aasana respecto a las observaciones por las cuales el vuelo de Lamia no debió haber despegado, entre ellas, que el tiempo de vuelo estimado entre Santa Cruz de la Sierra y Medellín (4 horas y 22 minuto) era el mismo registrado para la autonomía de vuelo de la nave. “No hay reporte hasta la fecha. Los medios de comunicación están lanzando muchas hipótesis”, dijo, y cerró diciendo que, aunque era un avión regional que había hecho vuelos internacionales, tenía la “obligación” de establecer un punto intermedio en su trayecto para abastecerse.