–¿Quién soy yo... y cuántos? es un libro muy narrativo en el que se cuentan muchas historias. ¿Por qué prefiere este tipo de estructuras narrativas más próximas a la literatura?

–Escribí dos novelas. La primera fue exitosa; la segunda, no. La segunda novela, Los cosmonautas, fue de lejos la mejor de las dos, pero era una literatura muy pretenciosa y fui penalizado con el fracaso. Y decidí no escribir más novelas. Pero utilizo los recursos de la narración cuando escribo sobre filosofía. Los cosmonautas narra los primeros dos años de la reunificación alemana, cuando Berlín era algo así como una plaza de juegos y aventuras. Lo que narro en la novela es cómo en el plazo de dos años este mundo se transforma, algo que nosotros hoy llamaríamos la gentrificación. Paralelamente, cuento la historia del último cosmonauta de la Unión Soviética, una historia verdadera, porque los soviéticos mandaron al espacio a Serguéi Krikaliov, pero luego se rompió la Unión Soviética, y él quedó dando vueltas en el espacio y estableció un récord mundial. En la novela, el cosmonauta tiene cada vez más pensamientos surrealistas. El héroe de mi novela se enamora de una mujer de Berlín del Este, que es rusa. Ella es la esposa del cosmonauta. El protagonista de la novela le pregunta a ella si tiene un amigo; entonces ella mira para la ventana hacia el cielo y le dice que él está ahí arriba. El cree que está muerto. Esta novela fue un fracaso porque se publicó en 2003 y había un boom de libros que transcurrían en Berlín. Dos críticos jóvenes dijeron: “otra vez un libro que transcurre en Berlín y escrito con un lenguaje tan raro; el mundo no necesita este tipo de libros”.