A los 84 años Raúl Giraudo mantiene el humor intacto, dice que no cumple años sino meses. Nació en Sunchales en el corazón de la cuenca lechera donde existe mayor capacidad de litros de leche por hectárea en una zona del país. Su padre fue uno de los fundadores de la cooperativa Sancor, era hijo de piamonteses y un aplicado mecánico de motores y también a cargo de cambiar los tubos de las calderas, su madre era suizo-alemana y tuvo tres hermanas. La cooperativa tiene 4 hectáreas y él fue uno de los productores que en la década del 50 se puso el trabajo al hombro, es uno de los pocos sobrevivientes de un emprendimiento que hizo historia en el centro de la pampa gringa. Cuando se habla de amor a la tierra alcanza con escuchar a Dante Pinotti que nos traslada en auto hacia el campo donde nos espera Giraudo. Dante nos muestra su ciudad, en especial la fábrica Sancor ubicada en las afueras y el interior del club de sus amores Unión de Sunchales, sitio de pertenencia donde la gente se encuentra no sólo para hacer deportes sino para llevar adelante actividades sociales y culturales. Cuando termina la entrevista se entiende por qué Ezequiel Martínez Estrada llamó al crepúsculo “la hora de la pampa” se hace más nítido la presencia de los molinos de vientos y las antiguas bombas de agua que antes funcionaban a tracción a sangre y hoy funcionan a electricidad. Sorprende también llegar a la ruta 34 y ver la llanura que siempre nos quiere decir algo.
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