Desde Brasilia

Temer mueve sus piezas en el Poder Judicial. Antes de embarcar hacia Estados Unidos para cenar con Donald Trump, Michel Temer manifestó ayer un “placer extraordinario” al poner en funciones a la procuradora general de la República, Raquel Dodge. Con la nueva jefa de los fiscales quedó garantizada la “harmonía” entre los poderes Ejecutivo y Judicial, resaltó, posiblemente confiado en haber dado un paso hacia su impunidad en la causa Lava Jato. Como tenía prisa por viajar hacia Nueva York, su discurso fue breve: recordó a los presentes que antes de entrar en la vida política fue procurador y, como tal, conoce los pliegues donde se arman las internas de un poder judicial. El mismo con cuya colaboración pudo derrocar a la presidenta Dilma Rousseff.

La nueva jefa de los fiscales federales quedó a cargo de la causa presentada la semana pasada, por el ex procurador Rodrigo Janot, en la que Temer fue acusado de comandar una “asociación ilícita” a cuyas arcas ingresaron unos 175 millones de dólares resultantes de sobornos por fraguar contratos en Petrobras y otras empresas estatales. El acusador Janot estuvo ausente en la ceremonia de asunción de su sucesora Dodge.

La acusación, presentada por Janot al Supremo Tribunal Federal, afirma que uno de los subordinados de Temer era Geddel Vieira Lima, detenido desde el viernes pasado sospechado de ser el dueño de las maletas con 16 millones de dólares ocultas en un departamento de Salvador de Bahia. Todo el mundo conjetura, incluso los jueces, que parte de esos billetes envalijados, cuya foto se convirtió en uno de los íconos del régimen, sean producto de las coimas en las que estuvo envuelto Temer. 

Esa especulación se robustece con la confesión reciente de un cambista preso que brindó datos sobre como los operadores de Temer enviaban plata a Bahía.

En la citada “gavilla” que se hizo de 175 millones de dólares, según el escrito del ex procurador Janot, también participaron el actual jefe de gabinete presidencial, ministro Eliseu Padilha y el titular de la cartera de gobierno, Wellington Moreira Franco.

Temer, Padilha y Moreira Franco sonrieron ayer a las ocho de la mañana, (el  acto se adelantó porque el avión presidencial decoló a las nueve hacia Estados Unidos), en el palacio de líneas ondulantes de la Procuraduría donde Raquel Dodge fue investida del cargo. Ella también sonrió. O por cortesía o por complicidad, algo que se sabrá con el correr del proceso.

En su discurso la flamante procuradora dijo, igual que el jefe del Ejecutivo, que trabajará para garantinzar la “harmonía” entre los poderes, expresión contrastante con la que hizo famoso al ex fiscal Janot, quien prometió lanzar “flechas de bambú” contra Temer. A lo que agregó la importancia de contribuir a la “estabilidad de las instituciones”. Dodge no mencionó al proceso “Lava Jato”, que tampoco fue citado en el discurso presidencial.

La propaganda oficial, repercutida en los medios privados, ensalzó a Raquel Dodge como una profesional irreductible ante el delito y destacó que se convirtió en la primera mujer en desempeñar ese cargo crucial en la evolución de la megacausa Lava Jato.

Hace dos meses Temer la eligió como procuradora no por ser mujer, ya que en su gabinete prácticamente no las hay, sino por ser la enemiga de su enemigo, el ex fiscal Janot que lo acusó dos veces: primero por corrupción y luego por estar al frente de una “gavilla”.

Y la escogió transgrediendo una norma consuetudinaria según la cual el presidente elige al candidato más votado dentro de una terna de tres que le es presentada por la Procuraduría. En ese trío Dodge estaba ubicada en el segundo puesto, ya que en el primero estaba un fiscal intransigente con el gobierno.

El próximo miércoles comenzará a develarse cuál es el juego de Dodge en este póker político y judicial. Ese día el Supremo Tribunal Federal decidirá si envía la denuncia contra Temer al Congreso para que se decida sobre su prosecución o archivo. El Supremo también puede optar por devolver los autos a la Procuraduría para que se analice la legalidad de las pruebas presentadas por el anterior fiscal.

Las dilaciones tanto de la Corte como de Dodge favorecerán al imputado. La procuradora se mostró predispuesta a proceder con parcimonia, pero ese ritmo puede revertirse si surgieran nuevas relaciones que tornen insostenible la situación del primer presidente brasileño acusado por corrupción durante el ejercicio del cargo.

Puesto en otras palabras: tal vez Dodge acepte jugar el papel de fiscal concesiva pero no se inmolará por Temer de cuya culpabilidad prácticamente nadie duda.

¿ Cómo podría revertirse el aparente acuerdo, o pacto de convivencia?. Con una delación explosiva del valijero Geddel Vieira Lima de la que ayer se hablaba en los mentideros políticos de Brasilia.

Si esta confesión ocurriera, munida de pruebas como las aportadas por el magnate de la carne Joesley Batista, Temer se verá en figurillas para garantizar la supuesta lealtad, u omisión, de la procuradora. Así como no podrá poner en caja a los diputados aliados que hace un mes medio le salvaron el pescuezo cuando rechazaron la apertura de un proceso a partir de la primera denuncia presentada por la Procuraduría en base a la grabación entregada por el empresario Batista con la voz del gobernante participando en una conversación sobre chantajes y sobornos.

Es un hecho que existe un conchavo para salvaguardar al régimen surgido tras el golpe, legitimado bajo el pretexto de garantizar la “estabilidad institucional”. Esta alianza, sin embargo, está sujeta a revisiones.