Dujovne adelantó un profundo ajuste para el año que viene al expresar que “sería insostenible tener un déficit más grande que el de este año”. El ministro, que tiene el 88 por ciento de su patrimonio en el exterior, consideró “imprescindible bajar el déficit para reducir la vulnerabilidad económica y la externa”, es decir la dependencia con los mercados financieros internacionales, a donde se recurre para cubrir el rojo de las cuentas públicas.
Caputo completó la información sobre este aspecto al revelar que la deuda pública de la Argentina asciende a 302.700 millones de dólares, y anticipó que en el futuro el Gobierno intentará cambiar el perfil del endeudamiento para tener “más deuda en moneda local y financiada por argentinos”. El funcionario detalló que el 75 por ciento de esa deuda, que está en manos de privados y organismos multilaterales de crédito, fue emitida en dólares, mientras que apenas el 25 por ciento está en pesos. El frenético ritmo de endeudamiento del gobierno de Cambiemos elevó la relación entre deuda y PBI del 40 al 58,6 por ciento.
Por su parte, Dujovne eludió contestar sobre los ajustes en las tarifas de servicios públicos y pidió que esas preguntas fueran derivadas a sus pares de Energía, Juan José Aranguren, y de Transporte, Guillermo Dietrich, quienes también visitarán el Congreso. El ex ministro de Economía y actual diputado, Axel Kicillof (FPV-PJ), había advertido que el Gobierno "va a terminar de hacer el ajuste de Aranguren" con "la dolarización de las tarifas de gas y electricidad", planteó dudas metodológicas en la elaboración del Presupuesto y preguntó a Dujovne sobre la "lluvia de inversiones" que espera el Gobierno.
En uno de los cruces de la tarde, Dujovne omitió responder el extenso cuestionario de Kicillof y con ironía apuntó que "venimos de una inversión estancada por muchísimos años y a resolver los problemas que usted nos dejó".
El ministro de Hacienda también se defendió de las críticas por la utilización de fondos del Banco Nación para el financiamiento de obras públicas que, advirtieron desde la oposición, podría significar una descapitalización del banco. Según el Presupuesto 2018, la principal banca pública aportará 20 mil millones de pesos que, reveló Dujovne, provendrán de “parte de la utilidad extraordinaria que tuvo por tenencia de títulos públicos en 2016” y señaló que el Banco Nación “es una herramienta clave para el crecimiento de la economía” y que por eso debe “financiar el programa de infraestructura”. De esta manera, el ministro reconoció el festín que vive el sector financiero gracias al quite de controles, la estabilidad del dólar y las altas tasas en pesos, sobre todo de Lebacs.
Ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados el funcionario señaló también que el proyecto de presupuesto para el año que viene prevé que “se destinarán 70.000 millones de pesos” para el pago de la reparación histórica de los jubilados, a la vez que señaló que el revalúo fiscal que impulsa el Gobierno “no es con fines recaudatorios”, pese a que quienes opten por su utilización tendrán que pagar un impuesto, en caso de que el proyecto sea transformado en ley. Acerca del beneficio para el Estado de esa iniciativa, el titular del Palacio de Hacienda señaló que además de “la obligación de las empresas de pagar un impuesto también se las obliga a desistir de los litigios” planteados por la falta de aplicación del ajuste por inflación durante los últimos años.