Daniel “Pipi” Piazzolla entiende claramente el chiste. “El nos diría ‘¡Se están quedando cortos!’”, tira y ríe. La tercera persona del singular corresponde a su abuelo Astor Pantaleón, y el chiste –en condicional, claro– nace de una hipótesis vinculada a si ese monstruo del bandoneón y la composición le bajaría un cambio a la impronta jazzera de Escalandrum, el grupo de su nieto, o doblaría la apuesta. “Yo creo que nos diría eso, porque él siempre iba para adelante. Era un tipo abierto, un tipo que miraba al futuro, y seguramente estaría contento con nosotros. Además, amaba el jazz, un género que tuvo mucha influencia en su música, más allá de querer componer música clásica o tocar tango en la orquesta de Troilo. Mi abuelo tenía la tradición tanguera a morir y, a su vez, una cabeza que amaba otras músicas. Acá está la mezcla perfecta”, se extiende Pipi, cuya aseveración viene muy al caso porque la presentación del sexteto (mañana las 20 en la Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131), va directamente vinculada a un marco temporal: el 25º aniversario del fallecimiento de Astor Piazzolla.
–Chiste invertido, ahora: ¿cuánto tiene Escalandrum de tango?
–El ADN del grupo, porque los seis somos porteños. Cada integrante ha hecho algo de tango en su vida. Si bien somos un grupo de jazz, hacemos un jazz argentino que, especialmente en este momento, está muy relacionado con el tango. Digo en este momento, porque hubo otra etapa del grupo en que la fusión nos llevaba más hacia lo folklórico.
Bajo el nombre clavado de “Primavera porteña”, Escalandrum visitará un segmento del legado piazzolliano, acompañado por Kevin Johansen (voz en “Chiquilín de Bachín”), Javier Malosetti (bajo en “Vayamos al diablo”) y los anfitriones de la Bomba de Tiempo, que en este caso dirigirá el trompetista Richard Nant, en “Tanguedia”. “Las versiones para los invitados las elegí yo, y fueron muy bien aceptadas”, cuenta el Pipi. “Pensé que ‘Chiquilín’ iba a calzar justo en el perfil de Kevin; después, el tema para Malosetti es súper jazzero y agresivo, y da mucho para tocar en el estilo de Javier; ‘Tanguedia’, por su parte, va bien para La Bomba porque es muy tribal, y deja lugar para un espacio solista, que esta vez va a ser el de la trompeta de Richard Nant”, detalla Piazzolla nieto, quince días antes de viajar a los estudios Abbey Road de Londres, para grabar el undécimo disco del grupo.
“Estamos súper entusiasmados, porque se trata de una sala espectacular, de un lugar mítico, y justo vamos a estar de gira por ahí... bueno, no sé, los sueños son posibles, y uno solo tiene que tomar decisiones y bancar la parada”, dice el baterista, sobre otro mojón importante en los dieciocho años que el sexteto lleva de vida. “Creo que estamos cada vez más maduros, tenemos más en claro cómo queremos sonar. ¿Cómo queremos sonar? Como un grupo argentino, aunque sin forzarlo. Es una búsqueda que tenemos desde 2001, cuando empezamos a mezclar nuestros ritmos y todo de manera implícita, porque es la melodía la que te dice por dónde ir. Respecto de este disco puntual, será de músicas propias y súper jazzeras”, especifica Piazzolla, respecto de la nueva criatura que incluirá composiciones de casi todos los integrantes de Escalandrum. “El repertorio lo hemos tocado bastante en vivo, está muy afiatado”, agrega.
–¿Cómo se sobrelleva esta semi horizontalidad en la composición? Dicho de otra forma, ¿qué pasa cuando algunos de los músicos del grupo viene con su tema y lo expone ante todos?
–El compositor aparece con las partituras y cada uno sabe lo que tiene que tocar. Por ahí se escucha cómo viene la cosa y, a partir de ahí, si alguien tiene algo que decir, lo dice. Soy de opinar bastante sobre por dónde tiene que ir la música y la verdad es que me dan bastante pelota (risas). Pero lo que escribió el compositor es melódicamente intocable; a lo sumo, se le pueden cambiar los grooves, las líneas de bajo, algunas armonizaciones... Lo que quiero decir es que esto no es una guitarreada. Es muy loco, además, porque el que cae con el tema nuevo cuenta cuatro y suena hasta el final. Lo escuchás por primera vez tocando y sin frenar.
–Que el estudio en el que van a grabar el disco sea Abbey Road reorienta la charla de nuevo hacia su abuelo: uno de los pocos grupos de rock que le gustaba eran los Beatles.
–Le encantaban los Beatles, sí. Y también le gustaban algunas cositas de Sting, tenía sus preferencias por ese lado... Igualmente, en cuanto les podía pegar, les pegaba, no tenía problemas.
Formado por Nicolás Guerschberg en piano, Mariano Sivori en contrabajo, Gustavo Musso en saxo alto y soprano, Damián Fogiel en saxo tenor y Martín Pantyrer en clarinete bajo y saxo barítono, Escalandrum ha sido galardonado en varias oportunidades (Konex Platino 2015, Konex 2007, figuras destacadas de la cultura por la legislatura porteña en 2014, etc), pero el más importante fue sin dudas el Gardel de Oro 2012 por un disco que viene muy a cuento, hoy: Piazzolla plays Piazzolla. “Después de ganar el Gardel de Oro, pensé que no iba a dejar de sonar el teléfono, pero no pasó nada. Simplemente nos dio un prestigio y un respeto que, de todas formas, no es menor, porque nos dio a conocer en un sector del público que no nos conocía”, señala Pipi. “Creo que nos ganamos ese respeto, además, porque no transamos. Hacemos lo que queremos porque la música, en esencia, es eso”, cierra Piazzolla nieto, que también promete recrear, además del obligado “Primavera porteña”, gemas de su abuelo como “Buenos Aires hora cero”, “Escualo” y, claro, “Adiós Nonino”.