Los restos óseos hallados hace dos semanas en un campo de la localidad cordobesa de Inriville pertenecen a Mariela Bortot, la mujer de 40 años desaparecida desde enero de 2014. La confirmación sobre la identidad de los restos fue proporcionada por los peritos de la División de Antropología Forense de la Justicia cordobesa, luego del análisis dentario. Inicialmente, los investigadores tuvieron como principal sospechoso a un policía retirado que trabajaba como vigilador, pero ahora las sospechas empiezan a recaer sobre un trabajador jornalero que había sido citado como testigo luego del crimen, y que ahora cumple prisión por abuso de una adolescente. A principios de noviembre, el hombre dijo que en un momento había visto el cuerpo enterrado pero lo declaró recién ahora a la justicia.

A través del análisis de las piezas dentarias halladas en Inriville, ubicada unos 308 kilómetros al sudeste de la capital provincial, los peritos de Antropología Forense concluyeron en que coincidían con la ficha odontológica de Bortot. También estudiaron los restos de una prótesis correspondiente al hombro derecho, algo que se le había colocado a Bortot antes de su desaparición.

En su informe elevado a la Fiscalía General de Córdoba, los peritos precisaron que no se observaron lesiones óseas que permitiesen determinar la causa de su muerte.

Los restos óseos analizados fueron hallados el 18 del mes pasado en un campo situado entre las localidades de Monte Buey e Inriville, donde personal policial se dirigió tras recibir un dato de un trabajador jornalero identificado como Juan Ramón Rodríguez (38), quien cumple una condena por un caso de abuso sexual con acceso carnal en la cárcel de Villa María.

Rodríguez había sido citado como tercer testigo en el caso durante la investigación por la desaparición de Bortot el 24 de enero de 2014. La mujer había salido a caminar como lo hacía habitualmente y no regresó. Sus hijas, que la esperaban, realizaron la denuncia. En esa búsqueda es que fue citado Rodríguez como testigo. El sospechoso, en aquel momento, era el sargento retirado Jorge Orellano (58). El 6 de febrero de ese mismo año, Orellano fue detenido por la Fiscalía de Corral de Bustos que lo acusó de la “privación ilegal de la libertad” de Bortot, aunque poco después, el imputado fue excarcelado bajo fianza. El policía retirado, que cuando se produjo el hecho trabajaba como jefe de seguridad de una estancia del intendente de Inriville, Marcos Rodrigué, siempre se declaró inocente aunque admitió que conocía a la víctima.

Hace unos meses, con la causa sin perspectivas de avanzar, los investigadores regresaron a las declaraciones de Rodríguez, ahora detenido por abuso. Para ese momento, Rodríguez se comunicó imprevistamente con Claudio Bortot, hermano de la víctima, y le reveló que creía saber donde estaba el cuerpo de su hermana, porque al pasar por allí había visto tierra removida y una mano que sobresalía de la tierra. Bortot lo comunicó a la fiscalía, y los investigadores concurrieron al campo siguiendo las indicaciones de Rodríguez. Allí encontraron los restos óseos.

Ahora los investigadores analizan los motivos que llevaron a Rodríguez a guardar el secreto tanto tiempo. Por el momento no encuentran explicación y abrieron la hipótesis de sospecha sobre el testigo.