Tras seis años de juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de Morón condenó a perpetua a Hugo Bermúdez (60) y Leonardo Jara (40) por el secuestro y crimen de Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años asesinada en 2011 en Hurlingham, y a Fabián Gómez (46) a cuatro años como partícipe secundario. El expediente de un caso que se hundió en el escándalo, derivó en la apertura de 28 causas conexas, por cabos sueltos que los jueces ordenaron investigar, entre ellos, la sospecha de que Héctor “El Topo” Moreyra fue el autor intelectual, “quien desde un comienzo estuvo vinculado e imputado en la causa –señalaron los jueces–, aunque después esta línea investigativa increíblemente se desactivó”. Tras el fallo, la madre de Candela, Carola Labrador, dijo que “se hizo justicia y mi hija va a descansar en paz”, al mismo tiempo que aseguró que va a seguir “juntando fuerzas para que caigan los que faltan”, entre los que mencionó a investigadores policiales y a  funcionarios políticos “de ese momento”.

Los jueces, Diego Bonanno, Raquel Lafourcade y Mariela Moralejo Rivera establecieron que Gómez continuará en libertad con restricciones: deberá pernoctar en su domicilio y no podrá ausentarse de la vivienda durante más de 24 horas.

Entre las pruebas que los jueces consideraron para las condenas fueron las muestras de ADN que no fueron manipuladas, que demostraron el cautiverio de la niña en la casa de la calle Kiernan 922, en Villa Tesei, y que vincula a Bermúdez, quien también quedó implicado con la quema de evidencias en la casa de su ex pareja. En el caso de Jara, fueron los dos peritajes de voz que confirmaron que él fue el autor de la llamada extorsiva dirigida a Carola Labrador.

Los seis años de proceso judicial acumularon irregularidades de las que Lafourcade dio cuenta: “En el homicidio de Candela se entretejieron intrigas, política, delitos de toda calaña y fundamentalmente silencios. Lo relevante fue lo no dicho. Lo oculto”, afirmó la jueza. Para el tribunal, el móvil del crimen fue “un ajuste de cuentas contra el padre” de Candela, Alfredo Rodríguez, quien se encontraba preso por intentar robar un camión cuando su hija fue secuestrada, el 22 de agosto de 2011. Nueve día después, dos cartoneras hallaron en un baldío el cuerpo de la niña, asfixiado y dentro de una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.