Miles de catalanes, en su gran mayoría independentistas, se concentraron ayer frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), en Barcelona, en respuesta a la detención de altos cargos del gobierno catalán por la organización del referéndum del 1 de octubre, en lo que consideran una “deriva autoritaria” del Ejecutivo central español en el marco del conflicto secesionista.
Tras la jornada del miércoles, en la que una multitud reaccionó con protestas tras el operativo policial que parece haber desbaratado la logística del referéndum unilateral, los gritos de “votaremos”, “independencia” y las banderas esteladas (independentistas) volvieron a copar la calle. Los manifestantes, que a medida que pasaron las horas fueron en aumento, respondieron a la convocatoria de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, que llamó a una concentración en el paseo Lluís Companys frente al alto tribunal para exigir la libertad de los 14 “presos políticos” detenidos en Cataluña, en el operativo contra el referéndum.
De las personas arrestadas por orden judicial la mitad ya fueron puestas en libertad, según fuentes judiciales. Si bien las detenciones partieron de las órdenes de un juez de Barcelona, los manifestantes apuntan a la responsabilidad de la Justicia española y del Ejecutivo central de Madrid, al que acusan de haber atentado contra las libertades de Cataluña. El presidente catalán, Carles Puigdemont, insistió ayer en una entrevista en que el presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, había suspendido el autogobierno y que Cataluña se encuentra bajo “estado de excepción”. Sin embargo, el delegado del gobierno central en Cataluña, Enric Millo, destacó que Puigdemont sigue en funciones, al igual que todo su gobierno, por lo que le pidió que no mienta porque es una gravísima irresponsabilidad.
El vocero del Ejecutivo español, Íñigo Méndez de Vigo, insistió en que tras el operativo del miércoles, el referéndum ya no se va a celebrar, de ahí que instó al gobierno catalán a abandonar la línea de ruptura de la convivencia. El vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, ya había admitido que era evidente que las detenciones y la incautación de material para el referéndum alteraron las condiciones de juego, pero insistió en que su gobierno hará todo lo qué este en sus manos para celebrar la votación. Además, remarcó que ante la actual situación, todos saben que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, sólo el compromiso de la gente puede salvar los derechos de la gente.
Los independentistas constataron que el golpe policial al referéndum abría una nueva etapa en la crisis catalana, en la que la clave es la movilización, sobre todo sumando a los sectores que no son independentistas pero que nunca estarán del lado del Partido Popular (PP) de Rajoy. En ese sentido, los secesionistas se anotaron un importante triunfo cuando la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, llamó a los barceloneses a movilizarse contra la deriva “represiva” de Rajoy, mientras el líder de Podemos, Pablo Iglesias, también se puso de su lado al denunciar la existencia de “presos políticos” en Cataluña.
De la concentración de ayer frente al TSJC participaron referentes de ese sector de la izquierda, como Xavier Domènech, diputado del partido de Ada Calau, En Comú Podem, quien entre gritos de “vota SÍ”, advirtió a Rajoy que no sobrevivirá a la fuerza de un pueblo unido. La multitud que se mantiene firme en la calle, no obstante, sigue siendo mayoritariamente independentista. “Toca exigir la libertad de presos políticos como en los años 60 y 70. Volvemos atrás con este Estado que no nos quiere, que sólo quiere nuestro dinero”, dijo la ex presidenta del parlamento catalán, Núria de Gispert, dirigiéndose a los manifestantes, que la ovacionaron.
“¡Fuera la Justicia española!”, “¡Fuera las fuerzas de ocupación!” y “No tengo miedo”, eran algunas de las consignas que coreaban los independentistas de forma reiterada desde que comenzó la concentraron frente al alto tribunal, que se mantendrá por tiempo indeterminado. “¿Le decimos ya dictadura, o todavía no?”, podía leerse en una pancarta detrás de la cual se aglutinaba un grupo de adolescentes en la manifestación, que ayer fue engrosada por estudiantes de colegios secundarios y universitarios. “No tenemos miedo” o “Las calles son nuestras”, coreaban los estudiantes.
A pesar de que la protesta se mantiene por cauces pacíficos, la determinación del gobierno catalán a seguir adelante con la convocatoria del referéndum, y la firmeza que está mostrando el Ejecutivo central español, que está utilizando todo el peso de la ley para impedirlo, elevó en las últimas 48 horas la tensión en Cataluña, donde la sociedad se está viendo cada vez más presionada para situarse de uno u otro bando. La polarización es evidente en la calle, en el debate, y en las redes sociales.