Como es de público conocimiento, el sistema educativo se encuentra frente a una nueva propuesta de reforma para la escuela secundaria llamada Secundaria 2030. En la Ciudad, Secundaria del Futuro es el triste nombre elegido para dicha reforma. Como en otras ocasiones, la misma se “ofrece” inconsulta y desestimando los ritmos educativos. Se han ido difundiendo, en forma de goteo, una serie de documentos que supuestamente la explican. De su lectura emergen preguntas urgentes.
Los materiales expresan un modo particular de presentación de la reforma. Bajo una cuidada identidad visual, dan cuenta de información equivalente pero presentada con distintos recursos. Se utilizan gráficos indescifrables; se argumenta a partir de frases “simples”, convocando el más llano sentido común; prevalece una elocuente ausencia de fuentes; los contenidos están desconectados entre sí. A ello se le añaden los medios que desinforman, decenas de escuelas tomadas, denuncias policiales, identificación de estudiantes y cruces con Poder Judicial como modos complementarios de instalar el tema. La reforma se encuentra cargada de incertidumbre acerca de los tiempos, los “cómo” y los actores que implica. No se establecen plazos para el debate entre quienes deberían discutirla, ni el momento en que se harán oficiales los documentos que hoy son “borradores”. A esto se agrega la estructura propuesta para la enseñanza configurada por “áreas” sobre las cuales se desconoce su instrumentación concreta. La comunidad educativa también se ve enfrentada al desamparo del silencio oficial. Docentes que rememoran “el reciclaje” y se preocupan por sus fuentes de trabajo. Estudiantes que se preguntan si deberán trabajar gratis en una empresa o si se les acreditarán materias del CBC. O ambas opciones, o ninguna. Familias que desconocen cómo sus hijxs atravesarán el quinto año o si tendrán en su haber más de una escuela secundaria. Todo parece conducir a lo que optamos por llamar Pedagogía de la Publicidad.
¿Por qué? Porque hay algo en la forma en que se pone en agenda un tema como éste, seguido de la doxa estereotipada que inundan sus documentos, que hace que se parezca más a una reforma armada para la pantalla que a una orientada hacia una mejora del sistema. Si la intención fuera indagar en cuáles son los problemas de la secundaria, se propiciaría un proceso genuino de discusión entre saberes diversos que conduzcan a cambios acordes a las necesidades existentes. Además la confusión que generaron sus primeros power points, seguidos de distintos materiales con la falaz intención de responder a toda esta retahíla de preguntas, no hace más que engrosar la lista de inquietudes. Nadie dudaría de la importancia de repensar la secundaria en el siglo XXI, el problema es cómo, con quién y para qué.
La espectacularidad de este anuncio no es una anomalía del macrismo o un traspié del neoliberalismo. La manera de enunciar esta propuesta es propia de este tipo de proyectos políticos. No son brutos, no son inexpertos, no son aprendices. Saben cómo hacer para instalar un tema que preocupa y que las provincias sin recursos no pueden llevar adelante ninguna reforma en condiciones dignas. Saben que si focalizan el problema en la “enseñanza”, tienen la mejor sortija para atacar a lxs docentes. Este neoliberalismo sabe que haciendo pie en el vínculo entre trabajo y educación, logra “tocar” a las familias hoy preocupadas por el futuro de sus hijos e hijas. Presente y futuro que este mismo neoliberalismo ha puesto en riesgo.
* Departamento de Educación del CCC Floreal Gorini.