Les diagnosticaba una falsa infección o enfermedad y las sedaba. Así se aprovechaba de sus pacientes para someterlas sexualmente el ginecólogo y cirujano Jaime Ramírez Arancibia, médico de guardia del Hospital Municipal Héctor J. D’Agnillo, de la localidad bonaerense de Marcos Paz, donde repetía su modus operandi. Las víctimas fueron varias. Tras años de impunidad, el ginecólogo acaba de ser condenado a seis años de prisión efectiva y el mismo tiempo de inhabilitación para ejercer su profesión por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante”. Uno de los aspectos más tremendos del caso es que Ramírez Arancibia fue denunciado en el mismo hospital años atrás, y también penalmente, pero ninguna de las dos vías prosperó, porque no se creyó en la palabra de pacientes o se protegió al médico. La sentencia consideró como agravante la condición de médico y el aprovechamiento de instalaciones públicas para cometer el abuso sexual.
La condena fue por un hecho cometido el 17 de abril de 2014, un Jueves Santo, contra Laura Guzmán González, una técnica en Laboratorio, que fue quien logró que fuera detenido. Pero ella no fue su primera víctima. En el juicio oral y público, que comenzó el 22 de agosto, declararon como testigos otras mujeres que sufrieron situaciones similares. “El modo serial que tenía el ginecólogo de realizar los abusos, o la metodología para cometer los delitos, pudo ser corroborada por otras dos pacientes que en la audiencia narraron hechos casi idénticos: el médico les inyectaba drogas sedantes para luego abusarlas en el hospital de Marcos Paz y en el de Las Heras”, señaló a PáginaI12 la abogada María Rosa Avila, quien junto a su colega Armando Verdala, representaron a Guzmán González. Los letrados pertenecen a una ONG, Isegoria, que trabaja por los derechos de las mujeres.
“Si bien teniendo en cuenta el daño que nos causó a cada una de nosotras, seis años de cárcel no es mucho, es reparador el hecho de que haya una condena y que quede en evidencia su accionar y que no pueda seguir abusando”, dijo a este diario Guzmán González. Tiene 37 años y vive en Morón. El fallo fue dictado el 11 de septiembre por el Tribunal de Juicio N° 4 de Mercedes, a cargo del juez Fabián F. Brahim, y Avila se mostró satisfecha con la condena. “Se hizo justicia en tanto se detuvo la impunidad, las víctimas fueron escuchadas en un juicio y se pudieron probar los hechos teniendo en cuenta dificultades y complejidades de las circunstancias en que sucedían”, evaluó.
El médico había sido denunciado ya años atrás. “Pese a la gravedad de las acusaciones y que había sido suspendido por hechos similares en el mismo hospital de Marcos Paz inexplicablemente fue reinstalado en su mismo puesto de la guardia de ginecología, permitiéndose que reiterara su conducta sin que se tomaran las medidas que hubieran correspondido, en un típico caso enmarcado en violencia de género”, apuntó la abogada.
En el juicio, Guzmán González relató que, en la consulta ginecológica, el médico con la excusa de revisarla y realizarle curaciones por una supuesta infección –que, después se determinó, nunca existió–, le inyectó fenobarbital y diazepan en el brazo –drogas que se hallaran en los exámenes químicos que se le efectuaron después del hecho–, lo que le produjo un estado de sedación que le impedía moverse. La mujer contó que le dijo al médico que se sentía mal y percibió en ese momento lo que sucedía cuando inicia el abuso sexual, pero que luego ella se desmayó producto de las drogas y al recobrar el conocimiento vio que Ramírez estaba encima suyo sacándole una aguja del brazo. Luego se levantó el cierre del pantalón y al ver que ella estaba lúcida continuó como si concluyera la práctica médica de una consulta, hablándole como si nada ocurriera. La victima recordó el miedo que sintió de que pudiera matarla, ya que el médico le preguntaba si recordaba algo.
Guzmán González salió del hospital unos minutos antes de las 20. Llamó a dos amigas, que la acompañaron a denunciar, primero en la comisaría de la Mujer de Merlo, y luego, en la de Marcos Paz, desde donde la llevaron a realizar los estudios médicos pertinentes. Paradójicamente la terminaron revisando en el mismo hospital de Marcos Paz.
A pedido de la fiscal María Carlés y de la propia víctima, particular damnificada, el Tribunal ordenó en la sentencia hacer efectiva la detención del médico. De esa forma dejó sin efecto la prisión domiciliaria de la que gozaba el imputado desde marzo de 2015, otorgada por la Cámara, cuando fue detenido. A pesar de que la denuncia fue realizada por Guzmán González el mismo día del hecho, Ramírez Arancibia siguió ocupando su cargo en la planta permanente del hospital, desempeñándose en la guardia ginecológica, un año más. Trabajaba además en otros centros de salud de la zona.
Una de las víctimas que declaró como testigo en el juicio fue María Etchegoyen. Según contó la mujer, el ginecólogo llegó al punto de atemorizarla diagnosticándole falsamente cáncer, para obligarla a ir a la consulta con frecuencia, e incluso diariamente, y en esa circunstancia fue abusada. Tenía 20 años en aquel momento, estaba separada, era madre de una beba de 8 meses y se encontraba en una situación económica muy precaria.
En aquel entonces, a fines de 2002, Etchegoyen contó lo sucedido a quien dirigía entonces el hospital, pero nunca echaron al ginecólogo del cargo ni le retiraron la matrícula. Otra víctima que declaró en el juicio relató que lo denunció por violación en 2005 pero la fiscal adjunta Ana Luz Arguelles archivó la causa sin producir medidas de prueba para corroborar los hechos, por lo que luego fue sobreseído.