El gobierno nacional anunció el incremento en los haberes de jubilados, pensionados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH). El aumento del 13,32 por ciento es resultado de la aplicación de la ley de movilidad aprobada bajo el mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. A partir de septiembre, la “pesada herencia” garantiza una jubilación mínima de 7246,64 pesos. Por su parte, el beneficio de la AUH alcanzará los 1412 pesos mensuales.
Como la primera suba del año fue del 12,94 por ciento, la mejora acumulada en 2017 (27,96 por ciento) superaría la inflación proyectada por las consultoras privadas. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), publicado por el Banco Central, pronostica una inflación del 22 por ciento anual.
En ese marco, el ex viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis proyecta una suba del poder adquisitivo de prestaciones jubilatorias y sociales cercana al 2,0 por ciento. Esa mejora no alcanza a recuperar la contracción del 5,7 por ciento del año pasado. Así, los dos primeros años de gestión macrista culminarían con una pérdida del 4,6 por ciento en la capacidad de compra de ese universo poblacional.
Un dato no menor es que el costo de la canasta de consumo de los adultos mayores crece a mayor velocidad que el promedio general. Los datos elaborados por el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), revelan que el IPC de los jubilados acumuló una suba del 25,9 por ciento interanual en julio. Ese porcentaje está por encima del IPC del conjunto de la población (24,5) y asalariados registrados (24,2).
El fuerte incremento en los valores de los medicamentos es una de las principales causas de esa asimetría. El Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav) realiza un seguimiento de la evolución de precios de 120 drogas de consumo masivo. Ese relevamiento detectó que, en los últimos 21 meses, se produjo un incremento promedio del 95 por ciento. El alza es 15,7 puntos porcentuales mayor que la inflación medida, para ese período, por el instituto estadístico de la CABA. Los medicamentos que más subieron fueron los ansiolíticos (147 por ciento), broncodilatadores (137 por ciento), antiiflamatorios (130 por ciento) y antiespasmódicos (121 por ciento). “En comparación con los principales países de la región, Argentina es actualmente el de peor cobertura de una canasta típica de medicamentos, medido en términos de la jubilación mínima. Así, el haber mínimo en Uruguay alcanza para comprar casi dos canastas más por mes”, señala la Undav.
A su vez, los recortes en las prestaciones del PAMI (interrupción de la provisión gratuita de anteojos, eliminación de programas de prevención de enfermedades, reducción de prestaciones por trasplantes, disminución de la cantidad de alimentos entregada a centros de jubilados, reducción del listado de laboratorios bioquímicos, limitación en la cobertura de medicamentos gratuitos, retaceo de insumos para los afiliados diabéticos) potenciaron el impacto negativo sobre el bolsillo de los jubilados.
@diegorubinzal