Bombarderos y cazas estadounidenses volaron ayer cerca de las costas de Corea del Norte para demostrar que Washington dispone de opciones militares ante cualquier intimidación. Sucedió minutos antes de que el canciller norcoreano, Ri Yong Ho, afirmara ante la Asamblea General de la ONU que un ataque con misiles contra el país norteamericano es inevitable, tras las amenazas lanzadas está semana por el presidente Donald Trump.
“Esta misión es una demostración de la determinación de Estados Unidos y un mensaje claro de que el presidente (Trump) tiene muchas opciones militares para derrotar cualquier amenaza”, afirmó la vocera del Pentágono, Dana W. White, en un comunicado. White precisó que bombarderos B-1B procedentes del territorio estadounidense de la isla de Guam y cazas F-15C Eagle desplegados desde las bases militares norteamericanas en Okinawa, Japón, volaron en el espacio aéreo internacional sobre aguas al este de Corea del Norte.
Según indicó el Pentágono, la operación efectuada por los aviones militares estadounidenses llegó lo más lejos al norte de la zona desmilitarizada (que separa a las dos Coreas) en lo que va de siglo. “El programa de armas de Corea del Norte es una amenaza grave para la región Asia-Pacífico y toda la comunidad internacional. Estamos preparados para usar toda la gama de capacidades militares para defender a Estados Unidos y nuestros aliados”, destacó la portavoz, quien agregó que la misión subraya la gravedad del comportamiento temerario del régimen de Pyongyang.
Los vuelos de Estados Unidos sobre Corea del Norte se suman a la escalada entre Pyongyang y Washington, que esta semana impuso nuevas sanciones contra el país comunista por el desarrollo de su programa nuclear y misilístico. El anuncio del Pentágono se hizo poco antes de que el ministro de Exteriores norcoreano hiciera su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas y advirtiera que su país tomará acciones preventivas impiadosas si Estados Unidos muestra algún intento de decapitar a Pyongyang.
“La visita de nuestros misiles al territorio de Estados Unidos se ha vuelto inevitable”, dijo Ri, en alusión a los amenazas de Trump de destruir totalmente a Corea del Norte proferidas por el mandatario republicano el pasado martes en el mismo hemiciclo. El canciller norcoreano respondió también a los insultos de Trump, quien llamó al líder de Corea del Norte Kim Jong-un loco y hombre cohete, y lo trató de trastornado mental repleto de megalomanía con un dedo sobre el botón nuclear. “Nadie excepto Trump se encuentra en una misión suicida”, precisó Ri, quien opinó que si se pierden vidas inocentes por este ataque suicida el presidente estadounidense sería totalmente responsable.
Más allá de la retórica beligerante, el ministro norcoreano aseguró que no habrá ninguna amenaza a países que no tomen parte en las acciones de Washington contra el régimen comunista. En ese sentido, Ri reivindicó el derecho de Pyongang a contar con armas nucleares para defenderse de sus enemigos, pero aseguró que sólo las utilizará como última opción en caso de un ataque de parte de Estados Unidos o sus aliados. “Nuestro último objetivo es establecer un equilibrio de poder con Estados Unidos”, defendió.
El canciller anunció, además, que su país está a unos pasos de completar su capacidad nuclear y que realizó con éxito una prueba de una bomba de hidrógeno que podría ser montada en un misil intercontinental como parte de los esfuerzos para llegar al objetivo de completar una fuerza nuclear. El alto funcionario no mencionó en qué fecha se hizo ese ensayo, pero puede tratarse de la prueba realizada el pasado 3 de septiembre, considerada por los expertos como la bomba más poderosa desde que ese país inició sus ensayos nucleares, en 2006.
En su intervención, de casi media hora, Ri calificó también como injustas las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU por los ensayos balísticos y nucleares del régimen comunista, y consideró absurdo pensar que con ellas su país va a desviarse un milímetro del desarrollo de su potencia nuclear. Ri habló en la penúltima sesión del debate de alto nivel de la Asamblea General, un foro por el que pasaron decenas de líderes mundiales que unánimemente censuraron las pruebas nucleares y balísticas del régimen de Pyongyang.
Las continuas pruebas de armas de Pyongyang, por las que obtuvo dos nuevos paquetes de sanciones de la ONU sólo en el 2017, y el tono beligerante de Trump elevaron enormemente la tensión en la península coreana en el último año. El pánico invadió una vez más ayer la región, luego de que se registrara un terremoto de 3,4 grados de magnitud en la escala de Richter en Corea del Norte, que originó temores de que pudiera haberse tratado de un nuevo ensayo nuclear, aunque la agencia meteorológica surcoreana y autoridades chinas afirmaron finalmente que tuvo un origen natural.
Las nuevas sanciones económicas a Corea del Norte incluyen la prohibición de visitar Estados Unidos por 180 días a barcos y aviones que hayan estado previamente en Corea del Norte. Este veto también se aplicará a barcos que hayan comerciado con otros buques que hayan visitado Corea del Norte en los 180 días previos. El presidente Trump ordenó las sanciones a través de un decreto cuyo objetivo es aumentar al máximo la presión sobre Corea del Norte para demostrar a sus líderes que el mejor y único camino es el regreso a la desnuclearización. En su discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado martes, el mandatario estadounidense advirtió de que si Estados Unidos es forzado a defenderse a sí mismo o a sus aliados no les quedará más opción que destruir totalmente Corea del Norte.