Austera, pragmática, inflexible y poseedora de un agudo olfato político, la canciller alemana Angela Merkel se encamina con paso firme a renovar su liderazgo en las urnas hoy, casi dos años después de que hasta algunos de sus aliados vaticinaran su fin por abrir las fronteras a alrededor de un millón de refugiados. Nacida en Hamburgo en 1954, Angela Dorothea Kasner es hija de un pastor protestante, que vivió desde que tenía pocos meses en la República Democrática Alemana, detrás de la llamada Cortina de Hierro, donde militó en la comunista Juventud Libre Alemana, antes de estudiar física en la Universidad de Leipzig, disciplina en la que se doctoró en 1986. Tras su militancia juvenil, Merkel comenzó una carrera política meteórica. En febrero de 1990 ingresó en la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el legendario líder alemán Helmut Kohl la convirtió al año siguiente, tras la reunificación, en ministra de la Mujer y la Juventud. En 1999, volvió a demostrarlo cuando pidió, como muchos otros, por la renuncia de Kohl, quien quedó involucrado en un escándalo por financiamiento ilegal partidario. El canciller no sólo renunció, sino que al año siguiente Merkel ganó la conducción de su partido, CDU, y en el 2005, la Cancillería. Fue la primera mujer en llegar al máximo puesto de poder en Alemania. En 2015, la canciller alemana decidió asumir una política de puertas abiertas con la llegada masiva de refugiados a Europa y más de un millón se establecieron en Alemania, decisión muy elogiada al principio, pero que más tarde abrió una brecha política y social, no sólo en su país, sino en toda la Unión Europea.
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