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Desde San Sebastián
El verano insiste con no despedirse de la tierra vasca, pero el sol radiante tampoco impide que a las 9 de la mañana haya dos cuadras de cola para ver la Competencia Oficial del 65º Festival Internacional de Cine de San Sebastián en el Kursaal, el centro que aglutina buena parte de la programación. También impresionan las salas del Kursaal, por la enorme cantidad de espectadores que pueden albergar, una característica que las asemeja a los viejos cines de La Habana. Y en una de las salas del Kursaal se proyectó Alanís, uno de los dos largometrajes argentinos que compiten por la Concha de Oro. El quinto film de Anahí Berneri se exhibió a sala llena, aunque todavía es prematuro conjeturar cuál puede ser la recepción en el jurado. En la presentación estuvieron la directora y su protagonista, Sofía Gala Castiglione, junto a los productores.
El título de la película de Berneri es el del personaje principal, una prostituta que trabaja en un “privado” con Gisela y que cuando a su compañera la denuncian injustamente por trata y las echan del departamento, Alanís debe buscar un lugar donde cobijarse con su pequeño niño, al que todavía amamanta. La película muestra cómo debe manejarse esa mujer en un ambiente hostil que lejos está de protegerla, para poder tener una vida digna con su pequeño hijo (Dante, el hijo real de Sofía Gala). “Abarcamos la película desde varios lugares, no sólo desde donde la policía viene y te saca tu casa sino también donde tu familia viene y te quiere conseguir otra trabajo más ‘digno’, entre comillas, que ser puta”, señala Sofía Gala a PáginaI12. “También se muestra la maternidad porque cualquier mujer antes de ser puta, abogada, actriz, es madre. Y ser madre ya te condiciona en cuanto a las elecciones que puedas tomar. Ella decide ser puta, pero ¿cuántas mujeres de golpe son madres y tienen que dejar sus carreras y ponerse a laburar en lo que sea para salir adelante con sus hijos? Un hijo condiciona mucho a una mujer sola”, afirma la actriz.
Gala sostiene que este largometraje aborda también el prejuicio a “la puta, a la puta madre; están los juicios de valor que hacen todos sobre esta mujer”. Explica que nadie le diría a su tía: “¿Che, por qué no te dedicás a limpiar una casa en vez de vender pantalones en Once?”. Para la actriz, la dignidad “tiene distintos puntos de de vista, según quién lo mire”. Gala aprecia a su personaje porque si bien Alanís no tiene muchos caminos posibles, es cierto que le dan una posibilidad de otro trabajo “y ella no quiere hacerlo. Es por elección, pero al elegir ser puta, los factores ajenos hacen que ella se vuelva un personaje marginal, que es lo que no pasaría si decidiese ser mucama”, analiza. “No es un trabajo como cualquier otro por la marginalidad donde lo ponen. Después de toda esta polémica que se armó por lo que dije de que prefiero ser puta antes que ser moza, justamente lo que yo quería hablar es que si fuera un trabajo socialmente aceptado y en el cual la mujer pudiera tener obra social, seguro y amparo del Estado, yo no sé si no lo elegiría”, concluye Gala Castiglione.
La Competencia Oficial también presentó El autor, del español Manuel Martín Cuenca, comedia negra sobre el proceso creativo, basada en la primera novela del escritor Javier Cercas. El film tiene como protagonista a Álvaro, quien quiere ser escritor, pero todo lo que escribe es falso, pretencioso, insípido. Trabaja tipeando en una escribanía de Sevilla y su vida es gris, coloreada sólo por sus sueños. Su mujer, Amanda, es todo lo contrario. Siempre ha tenido los pies en la tierra y nunca soñó ser escritora. Sin embargo, es ella la que se pone a escribir y le sale un best seller. En conferencia de prensa, cuando le preguntaron por el humor del film, Cuenca afirmó: “No era la intención hacer humor en el sentido de una comedia, pero lo que hay es una intención que proviene de la esencia de la novela que para cuando escribimos el guión era un punto de partida muy importante: la idea de ironizar sobre algo que, por otra parte, consideramos serio porque es la materia donde trabajamos. Pero por otro lado me parecía que teníamos que reírnos de nosotros mismos. Para mí es una sátira, una exageración. Lo que he hecho fue reírme de lo que hacemos porque probablemente somos más necios que lo que a veces pensamos”.
Al ser consultado sobre si se planteó incluir el elemento onírico que tiene la novela, Cuenca subrayó: “Cuando leo una novela me pregunto si podría ser una película que pueda dirigir. La literatura es una experiencia que te traspasa emocionalmente y otras veces no tanto. Pero cuando me traspasa me llega como si hubiera hecho un viaje. Esto me sucedió con la novela. Era un tema muy serio el que trataba Javier que, al mismo tiempo, me había tocado. Pensé que era una manera magistral de tocar este tema, de ironizar sobre lo que hacemos. Y me quedé con esa sensación y vi que ahí había una película”, concluyó Cuenca.
También con una novela como punto de partida, pero esta vez de Marguerite Duras, se exhibió La doleur/Memoir of pain, del francés Emmanuel Finkiel, con una gran interpretación de Mélanie Thierry, quien logró conmover al auditorio. Al encontrar dos viejos cuadernos en una caja, Marguerite Duras recuerda su pasado y el insoportable dolor de la espera. En la Francia ocupada por los nazis de 1944, la joven y brillante escritora participa en la Resistencia junto a su marido, Robert Antelme. Cuando Robert es deportado por la Gestapo, Marguerite se embarca en una lucha desesperada para conseguir que regrese. Entabla una inquietante relación con el colaboracionista Rabier y corre grandes riesgos para salvar a Robert, en un juego del gato y el ratón con impredecibles encuentros por todo París.
En conferencia de prensa, cuando le comentaron que su película parece un relato gótico, Finkiel explicitó su posición: “Intenté buscar un desorden en el pensamiento y en los sentimientos. Luego, es algo muy íntimo, uno apela a su propia experiencia. No buscaba transmitir esa angustia sino más bien dejé abandonarme a esa angustia. Puede tener algo de gótico pero no fue mi intención. La película muestra qué hacer cuando existe ese dolor. La realidad que rodea al personaje principal tenía que ser el reflejo de ese horror”. En relación a la adaptación de la novela, Finkiel explicó que “uno como realizador tiene como herramienta a sí mismo, busca cuál es el dolor que lo conecta y con él adapta la novela. Tiene que ver con lo que siente. El dolor que ella tiene lo sentimos todos. Todos hemos tenido pérdidas”. Sobre la voz en off que tiene la historia, Finkiel destacó que, en gran parte “es el texto de Duras”, pero luego aclaró: “Pero por el hecho de que tomo una frase y le cambio el orden, el texto de Duras ya no es el texto puro porque son sus palabras, pero no en ese orden. Es que cuando hablamos de adaptación no sabemos cuál es el original”.